La noche de la muerte

La prueba final

El sol estaba en su punto más alto, y la pista de resistencia se extendía ante los equipos: una carrera larga llena de obstáculos, escaladas, cuerdas y pruebas de colaboración. Los estudiantes respiraban con dificultad, anticipando lo que sería la prueba más dura de los eventos deportivos.

—¡Este es el momento, equipo! —dijo Kaito—. Cada segundo cuenta, y juntos podemos lograrlo.

El equipo de Sonic comenzó la carrera. Al principio, la mayoría avanzaba con energía, pero a medida que los obstáculos se acumulaban, algunos empezaron a mostrar signos de cansancio. Sonic, en cambio, avanzaba con pasos firmes y controlados, su resistencia parecía inagotable. Cada tramo que completaba, guiaba a sus compañeros con gestos y palabras de aliento.

—¡Sigue, Riku! ¡Podemos hacerlo juntos! —gritó, extendiendo la mano para ayudarlo a superar una pared inclinada.

Obstáculos inesperados aparecían constantemente: cuerdas enredadas, tramos de barro y plataformas inestables que exigían coordinación y fuerza. Sonic se movía con agilidad y potencia, asegurándose de que todos en su grupo pudieran seguirle el ritmo. Cada salto y cada esfuerzo demostraba su fuerza sobrehumana y resistencia, sin que nadie notara la magnitud de su verdadero potencial.

Desde un costado, Emili observaba con el corazón acelerado. Cada vez que Sonic la miraba, ella le enviaba un gesto de ánimo silencioso, que parecía darle aún más impulso para seguir adelante.

—¡Vamos, chicos! ¡Ya casi lo logramos! —exclamó Kai, animando al equipo mientras se acercaban a la meta.

El último tramo era el más difícil: una combinación de carrera larga y subida empinada con obstáculos. Sonic tomó la delantera, ayudando a cubrir a sus compañeros y asegurándose de que nadie quedara atrás. Finalmente, cruzaron la línea de meta, exhaustos pero victoriosos.

—¡Increíble! —dijo Kaito, respirando con dificultad pero sonriendo—. Cada uno ha dado lo mejor de sí. ¡Hemos superado la prueba final!

Sonic respiró profundo, sintiendo una mezcla de orgullo, emoción y satisfacción. No solo habían demostrado su fuerza y resistencia, sino también la unión del grupo. Y mientras miraba a Emili, sonrió levemente, sabiendo que cada desafío compartido los había acercado más, fortaleciendo tanto su equipo como su conexión personal.

El público aplaudió, los equipos rivales lo reconocieron y Sonic comprendió algo importante: el verdadero poder no estaba solo en sus habilidades, sino en la confianza y el esfuerzo compartido con su grupo.




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