La noche de la muerte:leo Nakamura

Miradas que incomodan

El día transcurrió con normalidad para la mayoría… menos para Leo.

Cada vez que caminaba por los pasillos del instituto, sentía miradas sobre él. Algunas curiosas, otras confusas… pero hubo una en particular que lo incomodó.

Yumi, una compañera de clase, lo observaba desde la esquina del salón con una expresión difícil de leer. No era envidia, ni enojo, ni felicidad.
Era algo… extraño.

Aiko, que estaba junto a Leo, también lo notó.

—¿La viste? —susurró.

—Sí… lleva mirándome así desde ayer —respondió Leo.

Yumi se acercó finalmente.

—Leo… ¿puedo hablar contigo un segundo? —dijo sin ver a Aiko.

Aiko frunció el ceño, pero Leo asintió.

Ambos se apartaron unos metros.

—¿Qué pasa? —preguntó Leo sin rodeos.

Yumi respiró profundo.

—Solo… ten cuidado —susurró—. Últimamente pasan cosas raras en el instituto. He escuchado ruidos en el bosque detrás del edificio… y no son animales.

Leo levantó una ceja.

—¿Por qué me lo dices a mí?

—Porque tú… no sé —bajó la mirada—. El ambiente cambia cuando tú estás cerca. No sé si es bueno o malo.

Leo no sabía qué contestar.

Antes de que pudiera hablar, Aiko llegó al lado de ambos.

—¿Terminaste? —preguntó con una sonrisa demasiado amable.

Yumi dio un paso atrás.

—Sí… eso era todo.

Cuando se fue, Aiko chasqueó la lengua.

—No me gusta cómo te mira.

Leo rió suave.

—¿Estás celosa?

—No —dijo Aiko mirando a otro lado—. Solo… no quiero que te pase nada.

Leo sonrió.

Quizás sí estaba celosa.




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