Abrí con incertidumbre el libro y lo primero que mis ojos vieron fue el índice que te guiaba por el gran contenido.
Había reglas, historia, y ciertas celebraciones
—Debes ir al apartado de 'Presentación al mundo de los brujos' —Señaló mi madre desde su sitio, irguiendo la cabeza para poder buscarlo del revés.
Con mi boca muda busqué con los ojos lo que me había dicho mi madre.
Página 000.
Miré a mi madre sin entender nada.
Ella chasqueó la lengua, como si se le hubiese olvidado contarme algo súper obvio.
—No están ordenados por números normales, cada título tiene un número triple, estos números significan cosas distintas.
El '000' significa que estás a punto de cerrar una etapa y abrir una nueva igual que lo que ocurre en la ceremonia de presentación.
Busqué el número entre las esquinas de las páginas. Y lo encontré dentro de ceremonias.
Comencé a leer:
'Cuando una descendiente de bruja cumple la mayoría de edad, a veces aparecen sus poderes de forma gradual. En estos casos se le hace una presentación al mundo de los brujos. Con una prueba sencilla se especifica el tipo de bruja que ha nacido y su nivel de poder.
Se les presenta al mundo con el vestido reglamentario y se le explica las reglas del mundo brujo, las reglas que tendrá que acatar a partir de ahora.'
—¿Vestido reglamentario? —Pregunté atónita.
—Es algo simbólico, así los asistentes saben a qué tipo de bruja perteneces.
—¿Tipo? —Mi madre hablaba como si yo entendiera lo básico y lo cierto es que estaba muy perdida —¿Hay tipos de brujas? ¿Buenas y malas?
Una carcajada salió de la garganta de mi madre ante lo que parecía la mayor tontería del mundo.
Sus ojos me miraron con dulzura.
—Elementales, tipos elementales, Agnes. Tendrás tiempo de conocer todo eso después-Concluyó.- Lo importante es que hay que prepararte para tu presentación esta noche.
—¿Y qué bruja eres tú? —Pregunté.
-Vudú, una bruja menor. Ya te he dicho que yo no tengo poderes.
Mi madre dio por finalizada la conversación, se levantó con ligereza y caminó hasta las escaleras que daban al sótano.
—Puedes ir leyendo el libro y empaparte de cositas, yo buscaré el vestido de tu abuela y las joyas.
Aunque parecía querer mostrar ilusión, sus ojos destellaban tristeza.
⊰✩⊱
Mis dedos se deslizaron a través de las hojas amarillentas de aquel libro.
Ojeé con rapidez la sección de leyes y la de clases sociales hasta que mi atención se vio atraída por los tipos de brujas.
Al parecer habían 10 tipos de brujas sin incluir a las que no tenían poderes. Estaban las brujas elementales o brujas blancas que se repartían en nueve subgrupos y las brujas negras que utilizaban el poder de la vida y la muerte.
Según el tipo de bruja, desarrollaban habilidades acorde a su elemento.
Las brujas más poderosas podían tener hasta tres tipos de magia, pero sólo una podía usar los cinco elementos: La bruja madre.
Como un presentimiento, sentí un escalofrío que recorrió toda mi espina dorsal y mis ojos, inconscientemente se guiaron hasta la ventana frente a mí.
Más allá de nuestro huerto, que actuaba como puente entre el bosque y nuestra casa, unos ojos ámbar me devolvía la mirada firmemente.
Podía apreciar detrás suyo el vaivén de su cola como si fuera una escoba barriendo el suelo.
Su color fresa contrastaba con el verde intenso de los arbustos que le adornaban.
El zorro.
Instintivamente me levanté de un salto, corriendo hacia la puerta trasera y cruzando el huerto lo más rápido posible.
—¡¿Eres un espíritu?! —Grité a todo pulmón.
Mis pies empezaron a fallar y recargué mis manos en mis rodillas flexionadas mientras mi boca aspiraba bocanadas de oxígeno.
—No hace falta que grites, puedo oírte aunque estés lejos —Resonó una voz melodiosa en mi cabeza más allá de mis propios pensamientos. —En efecto, soy un kitsune.
—¿Un... Qué? —Susurré.
—Un espíritu del bosque con forma de zorro —Volvió a sonar en mi cabeza dulcemente —Me has atraído con tu esencia de bruja nueva.
Despacio comencé a caminar en su dirección. Sus ojos estaban fijos en mí.
—¿Sabes del pacto entre espíritu y bruja?
—No —Respondí.
Sin darme cuenta, estaba a unos pocos metros del pequeño animal.
Éste se sentó y esperó a que me acercara lo suficiente.
—La leyenda dice que un espíritu guardián nace cuando nace una nueva bruja, y que necesitan de esta para poder desarrollar sus poderes —Repercutió suavemente en mi interior. —Los kitsune, espíritus guardianes con forma de zorro, podemos adoptar forma humana, y según crece nuestro poder nos crecen nuevas colas. Hasta nueve. Dominamos el poder del fuego y la posesión entre otros, ya lo descubrirás.
Asentí para que supiera que lo estaba entendiendo todo. Algo me sonaba de la mitología japonesa.
—La unión hace que una bruja sea más poderosa, y los espíritus podemos usar sin límite nuestros poderes.
—¿Entonces quieres que... nos unamos? —Interrogué confusa.
—¿Aceptas?
Me quedé pensativa, todo este mundo era completamente nuevo para mí.
¿Cómo podía tomar las decisiones correctas?
—¿Debería?
—No estás obligada, niña. —Su voz parecía cansada.
Se levantó y se comenzó a girar en dirección contraria a mí.
La sangre bombeó en mí más deprisa, hasta yo misma estaba sorprendida de lo que iba a decir.
—¿Qué tengo que hacer? —Mi voz sonaba firme a pesar de que los miedos me devoraban por dentro.
Sus ojos se volvieron a mirarme, sentía como me analizaba detalladamente como buscando un atisbo de ¿Magia? en mí.
—Debes realizar el conjuro —Concluyó.
—Pero yo no sé hacer magia. Ni siquiera sabía que era hasta hace dos horas.
Editado: 25.07.2020