Cuando Lucas volvió a abrir los ojos, el mundo estaba cubierto de humo.
No recordaba cómo había salido de la iglesia, ni cuánto tiempo había pasado desde que las voces llenaron el aire.
Ana no estaba.
Solo la niebla, espesa y palpitante, que parecía respirar junto con él.
El suelo bajo sus pies era piedra. Y, frente a él, emergiendo de la nada, estaba el mismo puente que Sofía había cruzado treinta años atrás. Un arco colosal de raíces, huesos y sombras, extendiéndose sobre un abismo que no tenía fin.
El viento soplaba desde abajo, trayendo susurros. Miles de ellos.
"Lucas... abre el camino..."
El arqueólogo retrocedió, temblando.
--No... no es posible. Esto no debería existir...
Pero el aire comenzó a brillar, y una figura apareció en medio del puente.
Era una mujer. Su silueta irradiaba luz blanca, como un fuego que no quema. Su rostro era tranquilo, pero su voz... su voz era la misma que había escuchado en la iglesia.
--Lucas Méndez--dijo--. Has roto el silencio del ciclo.
Él la miró con asombro.
--¿Quién eres?
La figura avanzó un paso.
--Fuí la guardiana. Mi nombre es Sofía James.
Lucas sintió el corazón golpearle el pecho.
La periodista.
La misma que había desaparecido sin dejar rastros.
--Yo... yo encontré tu tumba--balbuceó--. Pensé que eras solo una leyenda.
Sofía sonrió con tristeza.
--Las leyendas son ecos de la verdad. Tú abriste el puente sin saberlo, y ahora los susurros buscan una nueva voz.
--No lo entiendo--dijo él, mirando a su alrededor--. ¿Qué quieren de mí?
--El puente necesita equilibrio--explicó ella--. Cuando yo liberé las almas, el ciclo cambió, pero no murió. Sólo se durmió... esperando al siguiente que recordará. Y tú, Lucas, llevas mi sangre.
Él se quedó helado.
--¿Qué dijiste?
--Eres mi desendiente--dijo Sofía suavemente--. Mi tataranieto. Por eso escuchas las voces. Por eso te atrajo Hallow Creek.
Lucas cayó de rodillas.
Todo encajaba: los sueños, la familiaridad, la obsesión por el nombre.
Su familia nunca hablaba del pasado, pero ahora lo comprendía.
El eco había seguido su linaje.
Sofía se acercó.
--El ciclo puede cerrarse por completo, pero el precio sigue siendo el mismo. Uno de nosotros debe quedarse para siempre.
Lucas la miró con desesperación.
--No... no puede ser.
--Sí puede--respondió ella--. Pero está vez, hay una elección. El puente necesita un guardián... o puede colapsar y llevarse todo con él: el mundo de los vivos, el de los muertos, y el recuerdo de ambos.
El suelo tembló. Las sombras del abismo comenzaron a agitarse. Los susurros se transformaron en gritos.
"Sofía... Lucas... Elige..."
Sofía se giró hacia el abismo.
--No hay tiempo. Si el puente se rompe, las almas no tendrán frontera. El mundo se convertirá en Hallow Creek.
Lucas apretó los dientes.
--Entonces me quedaré yo.
Sofía lo miró, sorprendida.
--No... tú aún puedes vivir.
--Y tú ya diste tu vida una vez--replicó él, con lágrimas en los ojos--. No puedo dejar que lo hagas otra vez.
Sofía dió un paso hacia él.
--No entiendes. El guardián no muere... Se convierte en el puente. En parte de todo lo que separa los mundos. Es un destino sin fin.
Lucas la miró con firmeza.
--Entonces déjame ser esa parte. Al menos sabré que todo esto termina conmigo.
El puente crujió, como si entendiera la decisión. Las raíces comenzaron a brillar, envolviendo los pies de Lucas en luz.
Sofía intentó detenerlo, pero la energía la repelió.
--Lucas, no...
Él la miró una última vez.
--Diles que recuerden mi nombre. Y que nunca vuelvan a buscar este lugar.
La luz lo envolvió.
El puente se iluminó con un resplandor dorado, y las voces se silenciaron una por una, como si finalmente encontraran paz.
Cuando la niebla se disipó, Sofía estaba sola.
El abismo había desaparecido, y en su lugar, solo quedaba una llanura tranquila.
En el suelo, grabadas en piedras, dos inscripciones brillaban bajo la luz del amanecer.
Sofía James -- Primera guardiana del Puente.
Lucas Méndez -- Último Susurro del Amanecer.
Sofía sonrió débilmente.
Por primera vez en siglos, el mundo estaba en calma.
El ciclo había terminado.
O al menos, eso creyó.
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Mientras el sol ascendía sobre el bosque, una brisa recorrió los árboles.
Y en su murmullo, apenas audible, una voz susurró:
"Recuerda mi nombre..."
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Editado: 29.10.2025