La noche de luna llena

Capítulo 4

Riley.

 

Nos encontrábamos alrededor de la mesa. Habían cadenas sobre ésta, botellas de Wolf's Bane, cuchillos, armas, collares de acero con espinas. Estaba segura de que esta vez ninguno de nosotros podría decir algo al respecto. La noche de luna llena era un pecado para mi padre. No podíamos escapar de algo que era una ley entre nosotros. En cualquier momento, el culpable y el que sabía algo, sería castigado.

—Han encontrado un cadáver —espeta mi padre, mirándonos uno a uno con su oscura mirada. Podía sentir los nervios de todos allí. Hasta mi propia sangre ardía.

Era ese chico.

Ese lobo rabioso.

—Quiero oír la verdad. —nos lo aclaró.

Respiro profundo.

—Quiero saber quién de ustedes fue —habla nuevamente.

Mikasa miraba hacia el suelo. Dragonik estaba al lado de mi padre, y claro, el señor no podía culparlo porque ellos ya eran lobos domesticados. Solo quedábamos nosotros, los adolescentes irresponsables. Pero yo sabía quién había sido. No conocía su identidad, pero sabía que era el lobo de aquella noche.

—Quiero que hable —musita con cuidado. —. ¡Quiero saber quién fue!

Golpea la mesa.

Di un salto atrás desprevenidamente. Estaba tan asustada, pero mi padre debía saberlo. Debía estar enterado de la nueva manada que asechaba la ciudad. Entonces me armé de valor y lo miré a los ojos.

—Hay otros —comencé. —. Los vi cuando salí a entrenar cerca del lago, y también la noche en que asesinaron a la víctima.

Trago duro.

— ¿Qué? —ataca Ty. —. ¿Y por qué no dijiste nada?

— ¡Porque no lo sé! —exclamo. —. Tal vez tenía miedo.

— ¿Miedo? ¿Miedo de qué? —se cruza de brazos y suelta una carcajada. —. Eres la hija de Licaón.

Luego miro a mi padre.

—Le creo a mi hija.

Suspiro de alivio.

—Deben ser otros. Yo confío en que ustedes no matarían por placer. Los he entrenado demasiado.

— ¿Qué haremos al respecto, Licaón? —habló Jordan, quien se encontraba junto a Lizzard allí. Mi padre intercambió una mirada con Dragonik.

—Ustedes tendrán que investigar quiénes son. De dónde vienen. Qué es lo que quieren. Y debemos prepararnos para lo que sea que sea.

—No, Zev no huele a cachorro —niega Mikasa desde la banca. —. Mi Zev no.

—Tu Zev es el más sospechoso. —se burla Dagda. Se cruza de brazos.

—Entonces Thethanius también es sospechoso.

Dagda se calla la boca. A su lado estaba pensativa.

Stev Banehallow era misterioso, pero aunque dudaba, no era imposible. Debía descubrir qué era lo que quería a cambio de haberme ayudado a ir a la enfermería. Me pongo de pie mientras estaban en el ensayo de porristas. Por suerte Tarah Garroway no era presumida como aquellas, ella era bella y ruda. Alzo mi mano y toco el hombro de aquel cuerpo formado con espalda ancha y gorra oscura. Stev Banehallow posa sus ojos en mí, y sin sonrisas esta vez.

—Hola —le dije. —. ¿Podemos hablar?

A su lado estaban Zev, Thethanius, Oswald, Terance, Tarah, Sylvester, Nicholas, Lazary y Mantis.

Todos juntos como una manada.

—Hola —me mira de cerca, y suelta una sonrisa de lado. —. Está bien. Terance le coloca una mano en el hombro.

—Hola Wyvern —dice con burla. —. ¿Vienes a pedir la mano de mi hermano?

—Hola Terance —le sonrío con hipocresía. —. Y no, tu hermano no es de mi gusto.

Lo tomo del antebrazo con no mucha fuerza, y lo arrastro hasta el cuarto del conserje. Evito los comentarios que sus amigos murmuran detrás de ambos y provoco que me escuche con atención al encender las luces y mirarlo con enfado.

— ¿Qué es todo esto?

—Dímelo tú. ¿Quién eres? —me cruzo de brazos.

Él se ve confundido.

—Ya nos conocemos. Mi nombre es Ste....

—No, te acabo de preguntar. ¿Quién eres, Stev Banehallow? —lo interrumpo. Veía esa vena en su frente, ese movimiento de cejas y la comisura de sus labios. El tono de su piel, su cabello oscuro, esos ojos negros a través de esa gorra.

« ¿Acaso me está agradando éste tipo?»

—Bien, no vas a responder. —me quejo.

«Es completamente estúpido que alguien así me agrade.»

—Estoy perdiendo el tiempo contigo. —rodeo los ojos y salgo de inmediato.

El conserje Pete observa extrañado.

Que importa. Si Stev Banehallow no fuera un idiota, no dudaría en que es un dios griego. Y que belleza así no se encuentra en muchos lados. Pero es lo contrario. Es odioso y patético, y aparte es el hombre de mi peor enemiga. Porque es obvio, no hay manera en que me odie tanto sin haber una razón. Yo la odio por una, pero ella me odia por otra. Siempre habría dos versiones o más de una historia.

— ¿Stev tampoco huele a cachorro? —pregunta Dagda al tomar asiento de nuevo a su lado

Bufo.

—Stev es estúpido, pero es inocente. No sería capaz de ser un asesino en serie.

Lo observo desde lejos. Él también me miraba. Y no es que odiara eso, sino que el hecho de su mirada no me parecía acosadora. La sangre estaba caliente, y mis instintos estaban perdidos de alguna manera. Odiaba tanto a los tipos de ese club. Con Tarah y Zev, Thethanius, y todos ellos, tipos como Terance que me recordaban al insoportable de Ty. Por eso no debía juntarme con ellos, yo tenía a mi manada. Pero Stev Banehallow me preocupaba. Yo debía descubrir qué era lo que quería.

 

Me da mucha risa leer la última parte :´) la Beka del futuro sabe que no es así... Pero no les doy más spoiler, ¡voteeen y comenteenn! A veces no hablo mucho, pero cuando me tratan no dejo de hablar... Quiero conocerlos :D Diganme, ¿qué es lo que más les ha gustado de la historia hasta ahora?

 




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