La noche de luna llena

Capítulo 15

Riley.

 

Me concentré en la pelota. El lanzamiento debía ser preciso. Cada cálculo de mis sentidos debía ser preciso. Fue un lanzamiento con éxito.

Corrí hasta la primera base, y seguí a la segunda para continuar saltando la tercera y llegar hasta el final. Dejé caer el balón sobre mis manos.

Los aplausos recorrieron el pequeño estadio.

«Una victoria más Riley»

Me retiré la gorra y se la di a Mikasa. Ella me extendió un bote con agua de color azul.

La miré de reojo.

—No estoy segura de...

—Es noche de luna llena, sé que te va a servir.

Le di unos sorbos, y tomé asiento. Mi padre estaba aquí. Podía sentirlo.

Divisé una silueta arriba de uno de los pisos del instituto. Ese debía ser Tyler.

—Ahora vuelvo.

~•~

Intentaba esconderse, pero por suerte lo tomé de la camiseta y lo arrastré hasta que quedase en frente de mi rostro.

— ¿Qué estás haciendo aquí? —le pregunté a Gradius, quien llevaba una barba de varios días y las ojeras incrustadas sobre sus párpados.

—Stev me pidió que te cuidara. —respondió de mala gana.

— ¿Ahora eres mi niñera? No siquiera nos conocemos.

— ¿Recuerdas el día que fuiste a buscar a mi hermanito? Pues ese día nos conocemos niña. —bufó.

No me digas Gradius —bufé absurdo. —. Dile a Stev que no necesito una estúpida niñera.

Dícelo tú. No soy tu mensajero. Ya tengo suficiente con lidiar con una humana.

Se acomodó su chaqueta de cuero.

— ¿Qué es lo que has dicho? —fruncí el cejo.

—He dicho que tengo suficiente con ser tu niñera. ¿Quieres que lo explique con palitos y manzanas como un mocoso de Kinder?

— ¿Quieres que te calle esa boca a golpes? No soy tu juguete. No puedes tratarme como basura.

—No puedes ser más irritante, niña. —gruñió.

— ¿Cuántos años tienes? ¿Setenta? Tu apariencia parece de noventa, amigo.

Apuntó a mi rostro con amenaza.

—Primera regla de no meterse con Gradius Banehallow —dijo. —. Nunca critiques sus formas de proteger al mundo.

—No estoy tan gorda. Y entiendo la indirecta. Sé que no soy perfecta, pero no tengo caderas en forma de planeta. O mundo. Como prefieras llamarle, no me importa.

Soltó una risa de lado.

—Crees que estoy jugando —musitó. —. Escucha niña, tendrás que aprender a soportarme sino quieres morir gracias a los encapuchados que intentan asesinarte.

— ¿Soportarte? Tengo suficiente con soportar a mi huésped que vive enamorado de mí, y que de plano me hace la vida más insoportable. Si puedes dejarme en paz y decirle a tu 'hermano' que no necesito que me cuide su hermano mayor, me quitarías un gran peso de en cima.

—Es mejor que te vayas acostumbrando. Busco una aventura —me miró de arriba a abajo. —. Y creo que contigo me voy a divertir.

Ni siquiera lo pienses.

~•~

Iba de camino a casa. Prefería ir caminando a tener que soportar al estúpido de Tyler que iba directo a una de sus fiestas, y que de paso, Mikasa y Dagda iban con él. Mientras papá tenía que ir a tomar el vuelo hacia Nueva York para una entrevista de trabajo.

El aire soplaba por mi rostro, y el frío se acumulaba entre los poros de mi piel humana.


Cerré los ojos e intenté respirar con profundidad. Un tanto para despejar mi mente del idiota de Tyler que quería violarme cada vez que me miraba. Y de Stev, quien era un estúpido por el simple hecho de ser Stev. ¿Quién se aleja sin explicaciones?

Sólo te dice que está harto de ti y que te vayas al carajo.

Sentí una mano tocar mi hombro. Podría tratarse de uno de los encapuchados. Le di un golpe en el estómago, —cerca del vaso—, con el codo. Me di la vuelta y le di una patada en la cara. El sujeto se retorcía del dolor.

Alzó una mano diciendo «Basta» y apreté mis puños junto con los dientes.

Hoy no me van a matar estúpidos asesinos.

Alzó la mirada, y divisé a un Stev demasiado adolorido.

Carajo, Riley. —lo ayudé a levantarse.

—Por Dios... Stev, ¿Qué estás haciendo aquí? —lo miré confundida y asustada.

—En realidad sí pensé que me dirías '¿Te encuentras bien, Stev?' Supongo que las disculpas no son lo tuyo, mujer.

—Lo siento. Pensé que eras alguien más.

— ¿Acaso así recibes a todos tus novios y pretendientes? —colocó su mano sobre su abdomen con una mueca de dolor.




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