La noche de luna llena

Epílogo

 

La corte seguía siendo la misma. Enorme como un castillo caído. Un instituto en las montañas, alejado por la humanidad; donde los jóvenes licántropos se criaban como niños y después eran enviados a la comunidad humana para adaptarse sin tener control alguno sobre sus capacidades lobunas.

Fairyox era ahora la licántropo al mando. La mujer mayor de los Banehallow estaba bañada en oro para la comunidad de Hombres Lobo en la ciudad de California.

Sus rasgos como los de Lazary y Mantis, su actitud como su primer primogénito, Gradius. Su corazón como el de Zev y Stev Banehallow. Y su amor y poder, como el de su discapacitado esposo, Calis.

La chamarra de cuero y los lentes negros del sujeto que se adentraba en la corte, podía definirse por completo como Tyler Backend.

Tarah Garroway y Stev Banehallow estaban en unas sillas al frente. Amarrados con cadenas de acero, lo suficientemente soportables para evitar su escape.

Fairyox estaba de pie ante todos los Hombres Lobo adelante.

Tyler también se encontraba de pie, junto a Mikasa; como abogados defensores.

Tyler la había convencido de declarar a favor de Stev para evitar que lo condenaran a los castigos mayores de sus políticas.

— ¿A qué se debe el honor? —había musitado la declarante belleza de la dama.

—Seré breve, madame. Los cargos mayores en contra de Stev Banehallow, son un completo error.

—Mis testigos no lo ven de esa manera —replicó con seriedad.

Por favor... Es su hijo. No me diga que no quiere a su hijo.

Algunas voces en la sala balbucearon acerca del muchacho incoherente.

Tyler se aclaró la garganta.

—Mis testigos hablaron sobre ciertos asesinatos. En todos de ellos se encontró su rastro.

—Sí. Stev lo hizo —respondió. —. Pero no lo hizo por su propia voluntad.

—Es suficiente para declarar que es culpable —afirmó.

—No. Stev cometió errores. Muchos, sin dudarlo. Incluso lo odiaba al principio cuando terminó enamorado de mi chica. Quería hacerle lo mismo que él le hizo a esas personas. —la dama abrió los ojos sorprendida. —. En literal, señora. Stev no lo hizo por su propia cuenta. Asesinó a Resh para defendernos. Obedeció a su padre en todo momento. Incluso iba a dejarse matar por sus errores en esta corte.

Se detuvo para respirar.

—Pero Riley lo ama. Tarah lo ama. Sus hermanos lo adoran. Usted debe entender qué es el amor. El amor que debe tenerle a su hijo. —Mikasa lo miró de reojo.

El consejo, conformado por varios licántropos de traje lo observaron con atención.

—Stev sobrevivió al experimento de ese sujeto. Lo detuvo, porque él quería acabar con todos nosotros. Con la maldición de Licaón, sometiendo a Tarah Garroway a las cosas que él le pedía. Incluso una parte de él pudo haber muerto por completo.

Fairyox levantó la mirada.

—Stev no es un enemigo para ustedes. Ni para nosotros. —agregó. —. Stev es más un héroe que un villano, señores.

La voz del chico sonó alrededor. Se dio la vuelta y se dirigió al público.

—No deben castigarlo por algo que no hizo.

Volvió a mirar al jurado, y Fairyox no era la que debía tomar la decisión final.

—Bien, Señor Backend. Es un discurso apetitivo. Pero el caso de Stev Banehallow debe ser tratado con más atención que las palabras de un licántropo callejero.

—Oh, señores. Creo que soy más que un licántropo callejero.

 

FIN

 




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