La noche del demonio ©

"La noche del demonio"

Me encontraba caminando sin rumbo alguno en la fría y oscura noche, los aullidos de los lobos hambrientos a media noche me estremecían, mi piel se erizaba, cada vez que sentía que me acercaba a uno de los peligrosos canes, los grandes y frondosos árboles no dejaban paso a la hermosa luz de luna de invierno, el viento bullanguero soplaba duramente contra mí, la oscuridad era tan densa que no podía ver ni la palma de mi mano, lo cual, me impedía ver el camino por el que circulaba, las ramas caídas de los árboles me hacían chocar, por lo que, tenía que agacharme para evitar golpearme, tropezaba con los pequeños animales que se cruzaban a mi paso, caía tras pisar las madrigueras.Continuaba caminando llena de rasguños tras chocar con los troncos ásperos de los árboles viejos que se encontraban, pequeñas heridas de las caídas que había tenido, más sin embargo, angustiada buscaba un camino para salir de allí. Mientras mas avanzaba, la noche avanzaba con más intensidad, la niebla comenzaba a descender delante de mí dificultándome ver por donde me dirigía. Al parecer pronto llovería, y en vez de que las pesadas gotas me tranquilizaran un poco solo me angustiaron más. Después de haber andado por casi 2 horas; el bosque se ponía de mi lado, los árboles altos y frondosos que cubrían mi camino ya no se encontraban, tan solo había un camino amplio, cubierto de tierra y piedras, era muy solitario, pero al fondo se podía llegar a distinguir una especie de mansión, de la cual por sus ventanas lograba salir una luz resplandeciente, lo que indicaba que había alguien viviendo en ella, decidí ir por acogimiento, estaba cansada y no podía desperdiciar la oportunidad de descansar de mi horrible trayecto. "Demonios, solo a mí se me ocurrió jugarle una broma a mis padres, y ahora me he perdido" -Pensó la chica mientras caminaba a paso decidido y firme hacia la hermosa mansión con pilares de mármol blanco.

Al llegar frente a la mansión quedé sorprendida, a pesar de estar en medio de la nada, sin civilización a su alrededor, estaba en muy buen estado, su fachada me hacía recordar las construcciones de la antigüa Inglaterra en su era Victoriana, sus ventanas grandes de los cuales se podían observar grandes cortinas hechas de valiosas telas, ventanales hechos de oro sólido eran muy modernas con un toque rústico. La puerta elaborada con Sauce, sus detalles estaban adornados con piedras finas de Jade, el pomo fabricado de oro brillante como el del marco de los ventanales. En su totalidad era una mansión muy bonita, elegante, rústica, pero, a su vez, moderna. Dejé todo mi asombro de lado y me decidí a llamar a la puerta con timidez y miedo, al instante, ésta se abrió y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo haciéndome temblar, del interior se escuchó una voz grave, pero a la vez amable, daba la impresión de que era un hombre que decía -"adelante";

entré con cautela y al notar que la planta inferior se encontraba vacía; por un instante creí que estaba hechizada... decidí subir las escaleras por mi cuenta, parecían interminables los escalones, sentía que cada vez faltaba más y más para llegar al segundo piso; cuando al fin llegué, no había luces encendidas, al final del pasillo principal pude notar que la última habitación se encontraba con luz de la cual se escuchaba una de las melodías de Beethoven, mi curiosidad ganó y me adentré en aquel pasillo tenebroso y cerrado, al topar con la última puerta eché un vistazo rápido en su interior -¿Hola, hay alguien?-pregunté con temor, pero nadie contestaba, cada segundo sentía mas miedo de estar en esa casa, entré con cautela a la habitación y al hacer esto quedé impactada, había mas de 100 obras de arte, cuadros de la época medieval, pintados con óleo o al menos, es lo que aparentaba su extraño olor, había otros sobre la época clásica, pero... hubo uno que me llamó la atención más que ningún otro, en él se encontraba pintada una mujer que dormía en su lecho con un lúgubre negro que salía de una de las 4 esquinas de su cuarto; me quedé contemplando el cuadro, fue allí cuando sentí una mirada profunda que me observaba detenidamente, a lo que yo, miré hacia atrás y en la puerta se encontraba un hombre de 1.90m de alto, de piel pálida, no había ningún signo de vida en el, de su espalda sobresalían un par de alas hermosas en color negro con reflejos morados, sus ojos azules no tenían brillo "Qué desperdicio de color de ojos" -Pensé- , por cómo me miraba supuse que no le agradaba que yo estuviese en ese lugar -"Lamento haber entrado sin permiso, pero sus cuadros me llamaron mucho la atención"- dije tartamudeando y con un miedo interno incapaz de hacerme reaccionar.-"Estaba esperándote Yuiko"- dijo ese extraño hombre, mirándome de arriba hacia abajo.

-"¿Cómo es que sabes mi nombre?, ¿Qué clase de persona eres?" -le pregunté en tono serio.

-"Jajajaja me gusta tu inocencia mi niña"- me contestó en tono

burlón.

-"¿Cómo es que me conoces, qué es lo que eres?"- insistí



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En el texto hay: paranormal, bosque, gore

Editado: 13.03.2019

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