La Noche del Dragón

13 | SECRETOS

Gente linda, si bien estaba pensada para ser una novela corta, decidí seguir escribiendo esta historia (: Se mantendrá GRATIS

Gracias por vuestro apoyo

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El rugido del dragón resuena en mis oídos mientras el fuego arrasa todo a su paso. Veo cómo las llamas devoran a los soldados que nos rodean, consumiéndolos en un infierno de destrucción y desolación, pero no es como el fuego de las flechas.

Este es un fuego que actúa de manera inmediata, destrozando absolutamente todo hasta reducirlos a la nada, quedando solo la roca ardiendo. Cuerpos y movilidades completas consumidas de tal modo que usar la palabra "carbonizada" no serviría de nada.

El calor es sofocante, el aire se llena de humo y el miedo se apodera de mí, amenazando con paralizarme por completo mientras espero que el mundo deje de existir para mí.

Pero entonces, en medio del caos y la destrucción con el final adviniendo cerca, siento el firme agarre de Thorian mientras me arrastra lejos del peligro. Sus manos son un ancla de seguridad en medio de la tormenta de fuego que nos rodea, protegiéndome del destino que ha alcanzado a los demás. ¿Cómo es que aún seguimos vivos? ¿Cómo es que el fuego no ha llegado a nosotros?

Corremos juntos, esquivando las llamas y saltando sobre escombros ardientes mientras el mundo se desmorona a nuestro alrededor ya que debemos luchar contra el desprendimiento de roca que ha provocado el vuelo de la bestia y el impacto del fuego contra la montaña.

El rugido del dragón parece seguirnos, una amenaza constante que nos persigue sin descanso mientras luchamos por encontrar una salida de este infierno sabiendo que ha elevado su vuelo, pero aún ronda cerca.

El calor es agobiante, el aire está cargado con el olor a quemado y el humo nubla mi visión, pero sigo adelante, impulsada por la determinación de sobrevivir, aún con mis pulmones ardiendo y el corazón palpitando con fuerza dentro de mi pecho como si en cualquier momento pudiese estallar. Thorian es mi ancla en medio de la tormenta, mi protector en un mundo que se desmorona a nuestro alrededor hasta que el suelo bajo nuestros pies parece ceder.

—¡No!—grito aterrada.

—¡Kelen, por acá!

Su mano me sujeta de un brazo obligándome a retroceder antes de que el precipicio me alcance y me empuja con su propio cuerpo hasta el interior de una cueva que queda obturada por el derrumbe rocoso que no tarda en cubrir hasta el último atisbo de la luz del día.

Un chispazo.

Dos.

Tres.

Varios al mismo tiempo hasta que Thorian consigue encender un ligero fuego con rocas que no tardan en convertirse en una débil fogata controlada, dando algo de luz a nuestra cueva donde ahora estamos condenados a quedar abandonados o bajo la roca en cuanto se derrumbe la estructura también por dentro.

Como sea, ahora estamos vivos y aún ni yo misma me puedo creer que hayamos sobrevivido a la aparición de esa bestia.

Respiro profundamente, sintiendo los latidos frenéticos de mi corazón mientras contemplo el paisaje desolado que nos rodea. El fuego del dragón ha dejado su marca en todo lo que toca, una cicatriz ardiente que nunca desaparecerá sobre todo de mi consciencia dolida. El entorno de vuelve inhóspito y doloroso, prácticamente mis heridas han vuelto a darse a notar ya que la exigencia que nos ha implicado sobrevivir me tiene la quemadura en carne viva.

Thorian se acerca a mí.

—Caray, tienes que ver a un médico antes de que eso se pueda infectar.

Pero a pesar de la destrucción y la desolación que nos rodea, aún estamos vivos. Y mientras haya vida, hay esperanza. Con Thorian a mi lado, sé que podemos enfrentar cualquier desafío que se interponga en nuestro camino, listos para luchar por nuestra supervivencia hasta el final.

El rugido del dragón retumba en nuestros oídos mientras avanzamos por el paisaje desolado que ha dejado a su paso. El camino está bloqueado por los escombros y las llamas, una barrera infranqueable que amenaza con atraparnos en su abrazo mortal. Pero lo que más me desconcierta es el hecho de que el dragón no nos haya atacado directamente, como si hubiera decidido dejarnos con vida por algún motivo desconocido.

Thorian me sacude suavemente del ensimismamiento, trayéndome de vuelta a la realidad con un toque firme en el hombro. Sus ojos azules están llenos de determinación mientras me insta a espabilarme, pero en cuanto puedo hacerlo, intento apartarme de él.

—Tranquila—me dice—. Soy yo.

—Sí—le contesto, furiosa—. Sé que eres tú y ese es el problema.

—¿Perdona? ¡Oh! De nada, fue un placer salvarte la vida, sabes.

—No me toques y dime la verdad.

—¿Qué te sucede?

—Por qué me salvaste, podrías haberte salvado a ti mismo y haberme dejado morir ahí, sin embargo me salvaste.

—Es mi misión protegerte.

—Misión según quién, porque está claro que no respondes al comandante de la comuna de la que acabamos de huir.

El fuego se refleja en su mirada mientras me observa. Aún exijo una explicación de su parte, porque lo que acaba de suceder me ha resultado extrañamente revelador. Necesito saber exactamente con qué clase de persona estoy y qué se supone que espera de mí. No es la primera vez que pone su cabeza en peligro por mí, inclusive ha respondido en contra de su supuesto superior anterior, él no está jugando en su equipo y tampoco creo que juegue con el mío...en el que estoy sola.

Bueno, no tan sola, considerando que tengo a mi bebé quien espero esté bien luego de todo el caos por el cual me ha tocado atravesar.

Acto seguido se pone de pie e ilumina la cueva, revisando alrededor y se detiene en un momento que parece bordear un pozo con sus pies. Percibo que unas rocas caen por la abertura y se vuelve a mí:




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