La noche en que nos conocimos.

Capítulo 18 Algunos cambios.

Eva golpea rítmicamente sus perfectas uñas rojas contra la mesa de vidrio. El camarero nos sirve el vino y ella le dice que deje la botella. Alexa la hermana de Santiago se acomoda en la silla y observa el menú. Kittie no quiso venir a comer con nosotras, a ella casi no le gusta salir. Eva se inclina en la mesa hacía Alexa y le susurra algo en el oído mientras señala sutilmente hacia adelante, a unos hombres que están cenando solos.

Ambas sonríen con picardía.

—Así que todo esto es mentira. —me dice Eva. —Bueno, al menos la parte del compromiso.

Debo admitir que me siento mejor después de contarles a ella la verdad detrás de mi compromiso con Santiago.

—Por ahora. —Agrega Alexa. —Ya van a tener su primera cita y, de cita en cita, se conquista.

Eva levanta su copa mientras mueve su cabeza de forma afirmativa ante las palabras de Alexa.

Alexa suspira de forma dramática.

—Yo también quiero un novio. —dice ella. —O al menos algo de sexo.

No puedo evitar reírme al ver el puchero en su cara.

—Vamos a rezarle a San Antonio para que te encuentre novio y a San Judas Izcariote para que lo tenga bien grandote. También recemos a San Matías para que le guste todos los días y a la Virgen María para que no salgas bendecida. Amén.

Alexa se ríe a carcajadas ante la oración de Eva, y yo debo admitir que Eva es todo un personaje.

—¿De dónde sacas tantas ocurrencias? —le pregunto y ella solo se encoge de hombros.

Hoy es su último día aquí en la ciudad, mañana en la mañana se regresa a Vancouver y no sé cuándo la vuelva a ver. Es un espíritu libre, igual a Alexa, tal vez por eso son amigas. Eva te hace querer amar la vida y vivirla inmensamente día a día.

—Tienes que venir para mi despedida de solteras, Alexa y mi hermana menor Peyton la van a organizar.

Alexa se enteró por Santiago sobre este falso compromiso y ella obviamente va a sacar algo de gusto de esto, y dijo que había que hacerlo lo más real posible y va a organizar una despedida a pesar que tal vez no hay boda. Usualmente la despedida se hace un día antes de la boda, pero ella la va hacer un mes antes.

—Por supuesto, nunca le digo que no a una fiesta. Eso sería pecado. —responde Eva.

El camarero viene a tomar nuestro pedido y veo como Alexa le coquetea descaradamente. El pobre hombre se sonroja y tartamudea las ordenes, estoy segura que quiere salir corriendo.

El teléfono de Eva suena y ella sonríe mientras lee el mensaje.

—Sabes, amiga, puedes decir todo lo que quieras, pero tú y James son una pareja solo que, en lugar de tener sexo con él, lo tienes con el resto de hombres en Vancouver.

Eva termina de responder y deja el teléfono sobre la mesa.

—Es mi mejor amigo, jamás dañaría nuestra amistad por sexo. Él quiere casarse y tener hijos, yo quiero sexo y un buen vino. — dice ella mientras bebe un poco de vino. — Yo no sirvo para relaciones serias.

—¿Desde cuándo son amigos? —le pregunto.

—¿James y yo? Desde hace casi cinco años.

Ella sonríe con dulzura, algo muy raro en ella.

—¿Dónde será tu cita? —me pregunta Alexa.

Mañana será mi primera cita con Santiago. No puedo creer que haya pasado una semana desde que hablamos sobre eso. Obviamente le conté todo a Eva y Alexa, también le pregunté a Eva que le dijo a Santiago y ella solo me respondió con naturalidad que le dijo que me diga cuanto le gusto o ella le rompería cada hueso de su cuerpo. Eva es cinta negra en karate y sabe dos tipos de artes marciales.

Alexa se ríe muy fuerte al escuchar eso y apoya la amenaza "sutil" de Eva.

—No lo sé, es una sorpresa. —les respondo. —Él no me quiere decir nada.

El camarero regresa con nuestros pedidos y veo como hay una leve capa de sudor en su frente y como tiembla ligeramente, seguro está nervioso por las insinuaciones de Alexa.

—Sabes Alexa, siempre he tenido la fantasía de tener un trío con un camarero. ¿Tú no? —le dice Eva mientras mira al pobre camarero que parece que en cualquier momento va a sufrir un infarto. —Piénsalo, tú, yo y tal vez algún camarero guapo de aquí.

El camarero termina de dejar la comida y se marcha a toda velocidad.

—Pobre hombre. —les digo. —Ustedes son crueles. Malas chicas, malas, muy malas.

—Tal vez y deje que él me castigue. —dice Eva mientras levanta su copa y le sonríe a un hombre sentado solo a dos mesas de nosotras. —¡Ay San Vicente me siento tan caliente!

Alexa y yo nos miramos antes de reírnos.

—Te voy a extrañar, Eva. —le dice Alexa.

—Pero si no me voy a morir mujer, puedes visitarme cuando quieras. Pero te entiendo, es inevitable no extrañarme, soy fabulosa.

—La reina de la humildad. —le digo.

—Así es, chicas. Hope, cambiando de tema, creo que debes tener cuidado con Bianca.

Bianca, otra vez ese nombre. Es la misma mujer que estuvo llamando a Santiago. Sé que es abogada y trabaja con él, pero no sé nada más y mucho menos como es. Pero si Eva me dice que debo tener cuidado seguro es muy bonita y anda detrás de Santiago. No importa, yo soy mejor que ella.

—Sí, Eva tiene razón, esa mujer es de cuidado. Siempre ha querido cazar a Santiago y conseguir ese bonito anillo que tú tienes en ese dedo. Si fuera por ella, te arrancaría el dedo de una mordida con tal de conseguir ese anillo.

Estoy segura que Alexa exagera, no creo que sea para tanto. Pero seguiré sus consejos y tendré cuidado. Es mejor prevenir que lamentar.

—Sabes, cuando era pequeña mi madre me dijo que hay una persona especial para cada uno, alguien a con quien estás destinado a conseguir el tan famoso y vivieron felices para siempre. Suena ridículo, pero creo que tú y Santiago son eso. —me dice Eva—pero uno lucha por de aquello que quiere, nada en esta vida es fácil, Hope y mucho menos el amor.

—Creo que tú y James también son eso. — dice Alexa para molestar a Eva y al ver la expresión de Eva me doy cuenta que lo consiguió.




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