La noche pasada

Prefacio

¿Cómo diablos habíamos llegado él y yo aquí, a un cuarto de hotel? ¡¿Cómo?! Amanecimos en la misma cama... ¡Él me rodeaba con su brazo minutos antes! ¡Por Dios! ¿Qué hicimos?, ¿qué hice?

     Jessie carraspeó la garganta, sacándome de mis pensamientos para mirarle otra vez desde la puerta del baño. Él avanzó unos pasos buscando algo con la mirada; era su playera sport que levantó del suelo para ponérsela. Actuaba tan normal, o quizá eso quería hacerme creer fingiendo que no le importaba tenerme en su misma habitación. Tuvo el descaro de frotarse la mata del cabello antes de volver a fijarse en mí con una expresión de incuria. 

     —¿Puedo saber quién diablos eres tú? —me preguntó de golpe; en su voz percibí cierta impresión.

     Ignoré su pregunta yendo hacia la cama y pasándolo en el camino, motivo que con seguridad no le hizo gracia y por eso su expresión, pero me dio igual. Lo único que quería era mirar sobre el colchón para comprobar que este no tuviera manchas rojas. ¡Porque lo peor de todo esto sería haber perdido la virginidad con un completo extraño! ¡Ebria!

    Mi mente se escandalizó.

    Una chica podría decir "Vamos, Daphne, lo hiciste con un chico atractivo, que es músico y sabe mover las manos. ¿Qué más quieres, tonta?". Cualquier fanática de The Nowhere Boys estaría extasiada de encontrarse en mi lugar. ¡Pero a mí no me hacía ninguna gracia! Tengo cinco razones para no estar feliz con la situación:

1. Jessie es un completo cretino, engreído, con grandes aires de superioridad por su intelecto, procedencia y demás.

2. La posibilidad de haberme acostado con él no cuenta exactamente hacer el amor, sino tener relaciones sexuales con un tipo a quien apenas conocí ayer.

3. ¡Jessie no sé qué más NO me gusta! Es un pobre diablo petulante.

4. Pertenezco a ese grupo de chicas que esperan perder su virginidad de una bonita manera, como algo especial que pueda atesorarse, con la persona indicada o en el momento adecuado. No de esta forma, ¡caramba!

5. ¡¿Cómo rayos pude hacerlo borracha con él?! ¡Sin poder recordar nada de lo que ocurrió la noche pasada!

 

Pero todo tiene un comienzo, ¿verdad?  Una razón para cada consecuencia de nuestros actos. Pues les voy a contar cómo fue que acabe al lado de un hombre en una habitación de hotel que ni siquiera conozco. Y la historia empezó así...




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