La noche pasada

Capítulo 07

La canción terminó y Jessie tomó posesión del micrófono.

    —¡Hola México! —exclamó con entusiasmo —. ¡Buenas noches! ¡Es un gusto estar hoy con ustedes! Estamos emocionados de ver a tantas personas.

    Obtuvo una respuesta eufórica por parte de sus fans. Oprimió el cuerpo del micrófono escuchando el recibimiento que seguramente esperaba; desde mi sitio logré vislumbrar en su perfil una sonrisa, algo me dijo que era sincera, y entonces ladeó el rostro hacia Klaus para hacerle una señal. Entonces el chico de cabello castaño ámbar se acercó al micrófono que tenía instalado en una parte de la batería. Hizo sonar los platillos de nuevo antes de gritar:

    —¡¿Estáis listos para pasar un rato de puta madre?!

    —¡Siiiiií! —clamó el público.

     —¡¿Quieren que cantemos?!

     —¡Siiiií!

    Ante tal petición, comenzaron a tocar una canción propia llamada "Hello again" —que era de las favoritas de Mandy—. Jessie volvió a ser la voz principal; cuando la melodía llegó a su fin le siguió otra, después otra, y así continuaron sacando su repertorio de canciones que tenían programadas para esa noche. Los aplausos y las ovaciones no se hicieron esperar en ningún momento. El público mostraba gran clamor a esos cuatro chicos europeos que no dejaban de mostrar ímpetu y potencia en cada melodía.

    Lo que más me asombró de ellos fue su versatilidad con los instrumentos. Durante el concierto intercalaban melodías con ayuda de diferentes aparatos musicales; desparramaban energía y ninguno perdió protagonismo ya que cada quien hizo de vocalista en al menos una canción. Sus pistas variaban de distintos géneros de rock, desde el puro, beat, alternativo e indie; hicieron interpretaciones del inglés al español a medida que iban abriéndose con el público para hacer actuaciones cómicas y decir una que otra palabrota entre lapsos de descanso, que sin duda hicieron reír a todo el teatro.

    Dan me sorprendió de entre todos, porque en ocasiones dejó el teclado para acompañar a Jessie en la guitarra (acústica o eléctrica), la flauta, el ukelele e incluso sacó un triángulo eléctrico. En una ocasión se acercó a la batería de Klaus con unas maracas en las manos que agitaba sin perder el ritmo mientras movía los pies de un lado a otro. Blas tocaba su bajo con la mirada fija en sus cuatro cuerdas, sin perder el toque y las agallas de un joven; de vez en cuando elevaba la vista para sonreír al público. Poseía un tono de voz dulce, idóneo para canciones lentas y de pinta romántica como "Songs for Amelia", que narraba una trágica historia de un chico enamorado de su mejor amiga.

    Klaus era un empedernido con su batería. El talento lo demostraba en cada movimiento que hacía con los platillos y tambores. Agitaba la cabeza de lado a lado, meneando su poca melena para enloquecer a las chicas. Tenía un timbre de voz grave, ideal para darle un estilo hard rock a sus interpretaciones y estribillos. Intercambiaba mucho miradas con Jessie. Cuando Klaus acabó de cantar "The little man can't fly", hizo una seña a su compañero de enfrente para dar rienda suelta a una pequeña intervención que inició con un grito al puro estilo rock.     

    Klaus se levantó de la butaca y se acercó hacia el centro del escenario donde pronto le siguieron Blas, Dan y Jessie. Se adueño del micrófono.

    —¡¿La estáis pasando bien?! —gritó.

    La respuesta fue clara. Había aplausos, gritos y ovaciones que pedían más interpretaciones o palabras por parte del grupo. Klaus levantó los brazos haciendo un grito largo en "Ohhhhh".

    —Nosotros la estamos pasando de maravilla. ¿Verdad chicos? —les miró y ellos asintieron —. — ¿Qué es lo que más les gusta de México?

    Avanzó hacia ellos pasándoles el micrófono y cada quien respondió.

    —Sus paisajes.

    —La comida.

    —Las mujeres.

    Se escucharon gritos femeninos cuando Blas hizo aquella declaración.

    —Concuerdo contigo, Blas —añadió Klaus —. Las mujeres mexicanas son muy hermosas, y amables. Otra cosa que me gusta de este bello país es el recibimiento de su gente; esta noche nos hacen sentir como en casa, están siendo calurosos y les agradezco desde el fondo de mi corazón. Porque hoy estamos reunidos con un único fin: el de disfrutar la música, rescatar la esencia del rock e y continuar preservándola para las futuras generaciones.




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