El lunes llegó y no tardó ni tampoco dudó en hacerse anunciar con sus brillantes rayos de sol que traspasaron
mi ventana y golpearon sin piedad mi cara.
Creo que esa era una pequeña indirecta de alguien allí arriba para decirme que levantara mi huesudo y
maltratado trasero para comenzar una nueva semana.
Una completamente distinta a la anterior, eso estaba más que claro. Lo que me llevaba a cuestionarme
porque la vida tenía que ser así.Tan solo hace 7 días atrás, me quejaba de que no conseguía un empleo
decente y me preguntaba si realmente estaba a la altura de conseguir un puesto en "Bonjour", pero en aquel
entonces, tenía a mi lado a Toby, quien me respaldaba y me alentaba a no darme por vencida, a no bajar
los brazos.
Esta semana , ya tenía aquel puesto que tanto quería , en una reconocida revista. Mi sueño de convertirme en
una periodista de alto nível se había hecho realidad pero no tenía a Toby en mi vida. Ya no más y me
preguntaba a quien tendría ahora cuando las cosas salieran mal, quien sería el encargado de ayudarme a
ver el arcoiris luego de la tormenta.
La vida daba y quitaba a su gusto. Pero son cosas que pasaban, cambios y sabía que debía adaptarme a
los mismos o morir en el intento.
Salí obligada de mi cama y busqué a tientas en el desorden de mi habitación , mis pantuflas de conejito.
Era bien sabido que un buen baño de espuma antes de comenzar un largo y laborioso día en el trabajo
era la medicina perfecta.
Estaba agradecida de trabajar en una revista como aquella pero no estaba del todo segura si sería capaz
de adaptarme al vertiginoso ritmo de aquel lugar donde todos parecían que vivían con prisa. Pero si quería
mantener mi trabajo, supongo que debía convertirme en uno de ellos.
Encendí la tele y puse el canal de la música , para no sentirme tan sola en aquel lugar. La ausencia de Toby
aún se hacía sentir y sería así por un largo tiempo. Tan solo debía mantener la cabeza ocupada en algo más
para que no pesara demasiado.
Metí mi cuerpo en la bañera y cerré mis ojos, disfrutando de los pocos minutos de quietud que me
quedaban. Media hora más tarde , estaba parada frente al espejo, dándole los últimos retoques a mi
maquillaje , para luego prender el último botón de mi traje amarillo.
Le guiñé un ojo a la mujer que estaba parada frente a mí y observé en sus ojos el reflejo de la persona que
solía ser, antes de salir al mundo para convertirme en la mujer que quería ser. Una que tenía una increíble sed de venganza y que a la misma vez ansiaba salir al mundo para hallar su final de cuento de hadas.