Prólogo

La noche de Halloween siempre había sido un susurro de promesas y miedos, un eco de risas y gritos que se entrelazaban con las sombras. En cada rincón del mundo, las luces parpadeantes y los disfraces coloridos ocultaban una verdad oscura: había lugares donde las almas atrapadas aún clamaban por liberación, y Hollowfield era uno de ellos.

La mansión Parker, con sus paredes desmoronadas y su aire enrarecido, era el corazón palpitante de aquel pueblo olvidado por el tiempo. A medida que la niebla se deslizaba por las calles vacías, las historias de aquellos que habían vivido y muerto dentro de sus muros se tejían en el tejido mismo del lugar. Durante más de un siglo, el lugar había sido un refugio para los secretos y los lamentos de sus antiguos habitantes, quienes, como sombras, continuaban vagando, atrapados entre la vida y la muerte.

Carla, una científica escéptica en busca de respuestas, llegó a Hollowfield con la mente abierta, pero también llena de dudas. Sin embargo, lo que ella no sabía era que el viento traía consigo ecos del pasado y que cada paso que daba la acercaba a un destino del que no podría escapar. Una noche mágica y aterradora estaba a punto de desvelar las verdades que se escondían en la penumbra, y el sacrificio de una vida sería el precio a pagar por la redención.

Mientras las campanas del pueblo resonaban en la distancia, la mansión Parker esperaba, silenciosa y ansiosa, la llegada de aquellos que se atreverían a desafiar su legado. La historia de Carla estaba a punto de entrelazarse con la de Adrian y Elizabeth, y el destino de todos ellos se definiría en una noche en la que los límites entre lo real y lo sobrenatural se desdibujarían para siempre.