Capítulo 2: El Misterioso Adrian

Al caer la noche, el pueblo entero parecía sumido en un extraño silencio. Los únicos sonidos que rompían la calma eran los pasos de Carla sobre el empedrado camino que conducía a la mansión Parker, donde se celebraba la única fiesta de Halloween en todo Hollowfield. Había escuchado sobre la mansión, una vieja estructura que los habitantes del pueblo evitaban. Pero Carla, siempre curiosa y buscando una buena historia para contar, decidió que esa sería la mejor forma de comenzar su estancia en Hollowfield.

La casa, bañada por la luz de la luna llena, parecía suspendida en el tiempo. Las ventanas eran oscuras, como si contuvieran secretos que nadie debía descubrir. Al llegar a la puerta principal, notó algo peculiar: un hombre, alto, de cabello oscuro y ropas de una época lejana, observaba a los invitados con una intensidad que no pasaba desapercibida. Sus ojos, profundos como la misma noche, se fijaron en ella por unos segundos más de lo necesario.

Carla sintió una punzada de nerviosismo, pero decidió ignorarla. "Debe ser uno de esos actores que contratan para asustar a los invitados," pensó mientras entraba en la casa. Las primeras horas transcurrieron sin mayores sobresaltos, pero no podía sacudirse la sensación de ser observada.

Durante la fiesta, Carla intentó integrarse, pero algo en la atmósfera era pesado, como si una presencia invisible pesara sobre los hombros de todos. De repente, las luces comenzaron a titilar, y fue entonces cuando lo vio de nuevo: el hombre, inmóvil, en el centro de la sala, con los ojos fijos en ella.

Intrigada, decidió acercarse.

—¿Quién eres? —preguntó, sin pensar en las formalidades habituales.

—Adrian —respondió el hombre, su voz profunda y suave. Había algo antiguo en su tono, como si hubiera pertenecido a otra época.

Carla frunció el ceño.

—¿Y qué haces aquí?

Adrian la miró durante lo que pareció una eternidad antes de hablar de nuevo.

—Esperando.

Antes de que pudiera responder, la luz se fue por completo y un grito resonó en la mansión. Carla se dio vuelta, buscando el origen del sonido, pero cuando miró de nuevo, Adrian había desaparecido.