La novia de la mafia 2: Lazos de amor y sangre

20. Confesión


Dicen que si tratas de apagar el fuego con fuego lo único que logras es que el incendio se extienda y no puedes apagarlo. Las llamaradas se extienden por todos los lugares, arrasando todo a su paso, quemando cada lugar por donde pasa y volviéndolo ceniza, que ni siquiera el agua es capaz de apagarla.Supongo que eso fue lo que nos ocurrió, tratamos de derrotar a Frederick con sus mismos planes y eso causo que lejos de que se rindiera, se levantó en nuestra contra con más fuerza.

– Leander no vino con nosotros – farfulle angustiada. Mirando fijamente detrás de nosotros justo después de haber bajado del auto.  Mi cuerpo entero tembló debido a la angustia que sentía. Era como si un frío hubiese recorrido todo mi cuerpo logrando que me estremeciera después de decir aquellas palabras. 

Seguí con la vista fija en el portón de la casa para ver si podía vislumbrar su coche en la lejanía, pero no era así, él no había venido detrás de nosotros. 

–¿Porque no vino?

Sergei se acerco a mi, depositando su mano sobre mi hombro para tratar de tranquilizarme. – Debes dejar los pensamientos negativos, Yelen. De seguro se quedo acompañar a Zev.

Suspire asintiendo con la cabeza. Tenía razón, estaba muy nerviosa por todo lo ocurrido así que mis pensamientos estaban al límite. No podía dejar la idea de que algo malo le pasara por eso estaba tan nerviosa, pero Sergei tenía razón, de seguro se había quedado a acompañar a su hermano y no había razón alguna por la cual preocuparse de más, pero es que esta situación me tenía con los nervios a flor de piel. Desde que Leander me dijo que me fuera con sus papás en lugar de llevarme en su coche, me había dejado inquieta y con una opresión extraña ardiendo en mi pecho. 

Segundos después las palabras tranquilizadoras de Sergei habían dejado de tener peso cuando la camioneta de Zev se estaciono frente a nosotros, bajando junto con Jasha. En ese momento mi alma pareció desvanecerse, mi presentimiento era correcto, Leander estaba en peligro.

Mis manos temblaron. Mi respiración se entrecorto y la desesperación comenzó a consumirme.

– ¿Dónde esta Leander? – inquirí desesperada, esperando que Zev me dijera que estaba dentro del auto o que lo llamaría para que saliera. Pero no fue así, él me miró con el entrecejo fruncido.

– Se fue con ustedes, ¿porqué?

Y con eso mi cuerpo se tambaleo. De no ser porque Sergei me había detenido del brazo ahora mismo hubiese caído al suelo.

– Algo le paso. Algo debió pasarle – mascullé angustiada. Miré con suplica a Zev quien me miraba aterrado.

– Debes buscarlo, Zev, algo debió pasarle y..

Agnes me tomo de las manos mientras me indicaba que debía de tranquilizarme.

– Por favor no te alteres, Zev irá a buscarlo, de seguro ocurrió algo con el coche por eso se desvío del camino – trató de tranquilizarme pero yo no podía hacerlo. Tenía ese presentimiento que me oprimía el pecho que no me dejaba estar tranquila.

Miré angustiosa a Zev quien no espero ni un segundo más para volverse a su coche acompañado de Jasha y Lukyan que se ofrecieron a acompañarlo mientras que Yerik marcaba desesperadamente al celular de Leander y Sergei marcaba a una persona distinta, cuando su mirada se volvió a una preocupada entonces lo comprendí.

– ¿Ellos lo tienen?

No hizo falta que contestara para saber que habían sido los hombres de Frederick quienes se lo llevaron. Era de esperarse, no estaban conformes con el cambio que había ocurrido y estaban tomando otras medidas para vengarse de Sergei.

– ¿Porqué tenías que involucrarlos en esto?,¿Porqué permitiste que tus hijos se involucraran en estas mierdas? – comencé a reclamar desesperada mientras golpeaba el pecho de Sergei con toda la furia que contenía. Yerik dejó de llamar y trato de tomarme de la cintura y empujarme lejos de su padre pero me aferre a su camisa y seguí aventando golpes sin detenerme.

– Ahora ellos van a matarlo. ¡Van a matar a Leander por culpa tuya!

Su rostro se descompuso a una mueca horrorizada. Yo había perdido las fuerzas y me había dejado caer en el suelo desconsolada. Si algo le pasaba a Leander, no iba a poder con ello. No iba a soportar perderlo de esta manera. Incluso el mero pensamiento de ello me volvía loca.

Sergei se hincó a mi lado, tomo mi rostro en sus manos para que lo mirara a la cara mientras que limpiaba mis lágrimas con ternura y lástima mezcladas.

– Eso no pasara. Primero muero yo antes de que perder a uno de mis hijos de esa manera. No tienes que preocuparte, lo traeré a salvo.

Se incorporo para caminar hacia Agnes, le dio un beso dulce  en la frente que duró unos segundos para después subir a su auto, junto con Yerik quién se apresuro a ir hacia el suyo e ir detrás de su padre.

– Yo también iré.

Agnes negó deteniéndome del brazo.

– Déjame ir. No estaré tranquila si me quedo simplemente a esperar noticias –añadí con voz débil. 

En sus ojos se veía la preocupación pero mi determinación a ir era más grande que ver su mirada preocupada.

– Debes hacerlo, Yelen, mira tu condición. Si vas allá serás un blanco fácil, deja que ellos se encargue y tú asegurate de mantener a tu bebé a salvo.

Mordí mi labio en señal de desesperación. Me solté de su agarre y miré de reojo que la puerta de la entrada estaba siendo abierta, si mi madre salía, entonces no había manera de que yo pudiera ir.

– No puedo hacerlo – admití dando media vuelta para bajar las escaleras. 

Escuché su voz a mis espaldas y como le llamaba a los guardias que vinieran a detenerme pero en cuanto vi un auto gris aproximarme a la casa, no dude en ir hacia él y abrir la puerta de este cuando estuvo frente a mí. Era el auto de Mihail. 

– Mihail – tartamudee su nombre mientras me secaba las lágrimas que no dejaban de caer de mis ojos.

– ¿Porqué viniste aquí? 

– Note algo raro cuando me iba del lugar, luego vi el auto de Leander desviarse del camino donde estaban ustedes, supuse que algo andaba mal – confesó mirándome por el espejo retrovisor.




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