La novia de la mafia

12. Cordero

 

Una mirada rebosante de inocente y una sonrisa amable. ¿Como podría quitar esa sonrisa de su rostro y no verla jamás?

¿Cómo podía permitir que esa luz en su mirada se oscureciera?

La respuesta a esas preguntas eran el desenlace del ahora. Porque no pude hacerlo, por más que intente endurecer mi corazón, no pude lograrlo, porque sin mi consentimiento, ella ya se había apoderado de todo lo que yo era.

Desde el primer día en el que la vi.

 

Flashbak.

 

 

Repase mi mirada una y otra vez por las fotografías en mis manos, escudriñando detalladamente a cada uno de los presentes en las fotografías individuales que mi padre me había entregado.

Sergei Ivanov estaba sentado en su sillón de cuero negro frente a mí, sostenía una copa de whisky con su mano derecha mientras que la izquierda reposaba sobre la mesa de madera fina. A pesar de la poca iluminación de la habitación de mi padre, podía apreciar perfectamente ese par de mares en los que la tormenta nunca terminaban. Su rostro era indiferente, me miraba con severidad y sus labios se sellaban en una fina línea, no había rastro de barba en su rostro porque él siempre se había esforzado en afeitarse todos los días, mi padre aún no era un hombre mayor, pero algunas arrugas en su frente y ojos demostraba su mediana edad, aunque su cabello aún no tuviera mas que unas cuantas canas grisáceas.

– ¿Quienes son ellos?

Mi padre bebió de su copa que contenía aquella bebida alcohólica que poseía la peculiar gama de colores cálidos, para posteriormente posar la copa vacía sobre la mesa. Carraspeo un par de veces para poder responderme.

– La familia Sallow – pronunció con rencor.

– Maksim Sallow, Meldi, Erick y Lenin Sallow – los menciono a cada uno en el orden correspondiente en el que me había dado las fotos.

– Y ésta de aquí – dijo arrastrando una fotografía por sobre la mesa hasta que llegara a mi. Cuando la foto estuvo a mi alcance, la tome entre mis dedos, observando la foto de una chica sonriente de cabello castaño claro con rulos en las puntas y dulces ojos color miel.

– La futura Sallow. Yelen Zatova.

– ¿Qué es lo que quieres que yo haga? – pregunté directo. No me gustaba andar con rodeos, si mi padre me había llamado justamente a esta habitación subterránea y no en la oficina de la empresa, solo podía significar una cosa. Él no me llamaría por alguna otra cosa aquí si el asunto no se tratara de la organización Ivanov que manejábamos desde la sombra, que de nuestras actual compañía Ivanov.

Nunca me había molestado en preguntarle a mi padre la razón de cada una de sus “misiones”, simplemente acataba la orden e iba directamente a realizar el trabajo encomendado, no había otra alternativa, no había otra opción para mi, todos siempre suelen decir que no puedes elegir a la familia en la que naces y supongo que eso es la realidad que enfrento cada día, no puedo ir en contra del destino. Esta vez tampoco fue la excepción, no pregunte nada, no hice cuestionamientos acerca del porque tenía que matar a Yelen Zatova el día de su boda y simplemente salí de la habitación sin decir nada mas que un: yo me encargo.

No me importaba lo que iba a pasar le a esa chica, yo solo necesitaba un cordero para el sacrificio, y ese cordero era ella.

Subí a mi ford explorer color negro y al entrar el característico aroma a limón que provenía de la tarjeta aromática que había comprado hace unos días en el supermercado, entró a mis fosas nasales. Ajuste el espejo retrovisor frente a mi hasta que pude ver el carro de mi padre que estaba estacionado detrás del mío, tome la palanca de cambios para por consecuente, conducir lejos de aquel lugar donde el aire parecía ser mas pesado.

Conducí de manera calmada, disfrutando el aire que golpeteaba contra mi rostro y provocaba que mis cabellos se alborotaran, dirigí mi mano hacia el estéreo y lo encendí para comenzar a cambiar las estaciones hasta que encontré una que estaba diciendo las noticias del día, no es que no me gustara la música, si no que en esta ocasión parecía que no había ninguna buena canción en el radio.

Lo que logro captar mi atención de aquel noticiero, fue el que hecho de que estaban anunciado una boda, mas específicamente, la boda del año, Erick Sallow estaría celebrando su boda dentro de pocos días e instintivamente, saque las fotos de la bolsa de mi saco pero manteniendo mi concentración en la carretera frente a mi.

Saque una a una las fotografías, concentrándome en una en específico. Unos ojos que destellaban de inocencia a pesar de que era una simple fotografía, su sonrisa de dientes pequeños le daban ese aire de ingenuidad, sus largos cabellos color castaño claro caían como cascada desde la media coleta que traía, hasta sus hombros, sus pestañas eran cortas pero curvadas hacia arriba, su piel era de un tono moreno claro y sus labios eran finos y pequeños con las comisuras de estos ligeramente hacia arriba.

Ella era mi objetivo.

Ella tenía que morir por un motivo que yo desconocía.

Era de esperarse que yo le restara importancia a ese tipo de asuntos, porque ese era mi papel de entre mis hermanos, yo era el indiferente, el que siempre pensaba con la cabeza antes de cometer cualquier acción, no me guiaba por impulsos o sentimientos, yo siempre pensaba las cosas antes de hacerlas para evitar las tan esperadas consecuencias, pero en esta ocasión, mis pensamientos se vieron nublados por aquella celestial sonrisa.

Mi primer error fue cometido en el instante en el que la vi por primera vez y surgió en mi el deseo de verla, luego de tenerla a mi lado, para después renegar en la idea de verla morir.

¿Como podía dejar que la luz en sus ojos se fuera?

La vi a lo lejos nuevamente, mirándola preparar una tarta que seguramente sería para él, su rostro no estaba sonriente, ella se notaba cansada, había tenido clases de piano hace unos minutos y a pesar de que la armoniosa melodía que salía de aquel instrumento parecía ser angelical y había sido un deleite para mi escucharla, las cansadas ojeras debajo de sus ojos no me hacían disfrutar de sus cansadas actividades diarias, el cordero estaba atada en un circulo de monotonía que le fue impuesto por alguien que no fue ella. Todo lo que ella hacía y decía siempre estaba a la sombra de los Sallow y eso hizo incentivar en mi aquel sentimiento de arrebatarla de aquel lugar, de traerla a mi lado y de darle todo que ellos le habían quitado, pero, ¿como podría alguien como yo estar cerca de alguien como ella?




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