– ¿Los has reunido a todos?
Alexander asintió con una sonrisa socarrona en su rostro. Estaba ansioso, como todos los Ivanov reunidos en la habitación quienes esperaban impacientes por respuestas ante aquella noticia televisiva que se dio a conocer la noche anterior, la que declaraba el arresto de la cabeza de la familia, lo cual causo la inquietud entre toda la organización. Y hoy finalmente sería el día donde debíamos enfrentarnos a toda la familia con un plan convincente para hacerles entender que Zev era, y sería mejor líder de lo que fue Sergei Ivanov en su tiempo.
– Esta bien hermano, puedes hacerlo.
– Realmente no estoy muy seguro de esto – resopló Zev masajeándose su cabello azabache con las yemas de sus dedos.
– Esta es la única forma en la que mantengamos a salvo a los nuestros.
– Sabes, hubiera preferido que esto no fuera así. Siempre desee tener una cafetería.
Aquel genuino comentario hizo que sonriera de manera instantánea y respondí palmeando su hombro de manera amistosa, como si ese simple gesto fuera a otorgarle alguna clase de calma en momentos como estos.
– ¿El gran Zev Ivanov trabajando en una cafetería? – volví a reírme, esta vez imaginándome a mi intimidante hermano con el uniforme de una cafetería – pagaría por ver eso.
– Es verdad Leander, no estoy bromeando. A veces me imagino, el como sería nuestra vida si no fuéramos parte de esto. Tú de seguro hubieras sido el número uno en la escuela, el nerd mas deseado del instituto – las risas continuaron con cada palabra mencionada – Yerik sería el típico matón psicópata del instituto pero con un corazón bueno en el interior y Lukyan, Lukyan aún sigue siendo un enigma hasta para mi.
– Y tú serías el señor de la cafetería que tendría cientos de admiradoras que huirían despavoridos al ver tu ceño fruncido. Vamos, tenemos que acabar con esto.
Zev asintió, recuperó su rostro serio y se acomodó el saco negro que anteriormente había pertenecido a mi padre, junto con el emblema del león en forma de broche que le habíamos quitado al viejo justo antes de que lo metieran al auto que lo llevaría a prisión.
Abrí la puerta haciendo que el rechinido que hacía al abrirse retumbara por todo el salón. Era el salón especial de la familia, aquel salón donde cientos de Ivanov se reunían cada vez que era una fecha especial y se debía de hablar de algo importante, sin ser de esa forma, este apocalíptico lugar nunca se abriría.
En una mesa ovalada con manteles de tonos rojizos y plateados, se encuentran aproximadamente diez personas sentadas en ella con gabardinas de colores fríos, expectantes a nuestra aparición. Cuando nos vieron entrar a la sala, los murmullos se detuvieron y sus miradas desdeñosas nos acapararon casi por completo. La señora Agnes estaba en el centro de todos ellos, mirando con orgullo a Zev quien estaba a mi lado, si bien la señora Ivanov nunca se acercó mucho a nosotros dejándonos al cuidado de nuestro padre, la relación que tenía con Zev era diferente y suponía que se derivaba a años atrás donde yo aún no había nacido y por ende, era una historia desconocida para mi, pero lo que si podía decir de ello, es que al único que consideraba su hijo de entre nosotros cuatro, siempre fue a Zev y por ello la dama leopardo fue el pilar principal que causaría la derrota de Sergei Ivanov, siempre lo supe y agradecía por ello.
– ¿Así que los cachorros finalmente han destronado al león rey? – se burló la tía Margo, causando las risas para nada disimuladas de los presentes. La tía Margo era una mujer adulta de unos cincuenta años por lo menos, con el cabello pintado de rojo y un maquillaje excéntrico que era su principal característico, a su lado, se encontraba su hijo mayor, Alexander Ivanov, un sin vergüenza que salió de prisión hace un par de años y la clara señal de ello son los sin fin de tatuajes que adornan su cuerpo como si fuera un papel repleto de garabatos. A la derecha de Margo, se encuentran Frederick y Andrey Ivanov, dos hombre corpulentos que al igual que la tía Margo, son los hermanos menores de mi padre y no esta de mas decir que después del derrocamiento del rey, ellos también tendrían intenciones de pelear por el trono, ofreciendo a sus dos hijos para ser los siguientes leones de la familia. Es por eso que esta reunión empezó en primer lugar con la familia, porque si no aceptan a Zev como el próximo líder de la organización, entonces otro Ivanov debe de reemplazarlo, así es este mundo y si queremos sobrevivir, entonces debemos luchar para mantenernos a salvos.
– Los he reunido aquí precisamente para eso.. – habló Agnes, levantándose de su asiento con una gracia inimaginable. Esta era la primera vez que escuchaba su voz sin que ella tartamudeara, parecía que efectivamente estuvo preparándose toda su vida para ver a su esposo pudrirse en la cárcel. Incluso parecía estar emergiendo de entre las sombras y finalmente había encontrado la dama de la mafia que se escondía detrás de aquella mujer sumisa.
– Quiero proponer a Zev Ivanov para líder de la organización – dijo directa, sin andarse con rodeos y sin iniciar charlas innecesarias.
Los Ivanov en el lugar sonrieron a medias, con expresiones intimidantes que reflejaban la oscuridad de sus corazones. Realmente este mundo estaba podrido, y nosotros con el.
– Yo quiero proponer a mi hijo Garald Ivanov – la voz ronca de Frederick Ivanov retumbó en toda la estancia.
Garald tenía una expresión socarrona en su rostro ante la propuesta tan esperada, se levantó de su lugar a lado de su padre mostrando la masa de músculos que era para tratar de lucir intimidante, mientras se cruzaba de brazos y su pecho se hinchaba de orgullo.
– Yo también quiero proponer a mi hijo, Kesar Ivanov – dijo Andyer. Su hijo imitó la misma acción que Garald. Aunque Kesar tenía menos musculatura que Garald y Zev, seguía luciendo igual de intimidante con aquellos orbes platinados que destellaban de locura y el deseo de poder que consumía a todos en la mesa.
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Editado: 21.04.2022