Catalina era una persona demasiado simple eso lo sabia a la perfección, no era una persona vanidosa todo lo contrario no le gustaba las joyas y menos las cosas que costaba mucho dinero, algunas pensaban que era por el estilo de vida que llevaba, pero nunca se vio vestida con grandes joyas que costara más que sus órganos vitales. Eso pensaba antes pero todo eso se vino abajo mientras que Valentina escogía unos zapatos para combinarlo con su vestido de cóctel. Xavier podía ser el coqueto más grande del universo, podía ser un descarado sin que él se lo propusiera, pero el condenado era una persona muy inteligente y siempre hacia maravillosas inversiones a la empresa de su papá. Asi que por azares de la vida y sobretodo del contrato tenia que ir a una fiesta de cóctel que lo había invitado uno de los inversionistas.
Catalina observó las sandalias que le extendía Valentina mientras alzaba la ceja, eran demasiado altas para ella, negó al saber que no podia usarla. Valentina se volvió a perder entre los pasillos mientras que Catalina encontraba algo mas barato, pero con saber en la tienda en la que estaba le era imposible encontrar algo que no superara los dosciento dólares, Valentina le extendió una nueva caja, se sentó para probarselo y esto les gustaron más, se levantó para caminar de un lado a otro, estaba se sentia más cómoda.
- ¿Enserio me los puedo llevar? - Valentina puso los ojos en blanco y luego sonrió.
- ¡Por supuesto linda! - Sonrió. - ¿Porqué crees que estoy aqui?, Xavier me volvio a pedir estrictamente que te ayudará a escoger tú vestido y las sandalias que te pondrías para la fiesta.
- No sé qué voy a hacer con todo esto que estas haciendo por mi, además no deberias seguir comprandome ropa porque ya estoy a cuatros dias para que se terminé el contrato. - Respondió con tristeza Catalina.
Valentina la abrazó a lo que correspondió Catalina inmediatamente, la menor de los Ferrari intentó animarla con una nueva conversación, salieron de la tienda y fueron a comer algo para calmar el hambre que las carcomía por dentro. Catalina llegó al apartamento que compartía con su mamá, le extendio unas bolsas con alguna ropa que habia comprado para ella, Catalina se dio la vuelta, pero su mamá fue mas rápida que ella y la tomó del brazo. Catalina observo la curiosidad en los ojos de su madre.
- ¿Dónde conseguiste el dinero para comprarte esta ropa?, ¿Acaso fue ese niño bonito que vino la vez pasada?, ¡Dime la verdad Catalina Russo! - Preguntó la mamá inquisitivamente, Catalina estaba sorprendida ante tantas preguntas. - ¿Estas haciendo cosas malas hija?
- ¡Por supuesto que no mamá! - Respondió inmediatamente. - Tenia algunos ahorros y sali con una amiga a comprar algo, además tú eres la primera que me dice que salga y disfrute mi soltería, y eso estoy haciendo mamá no tienes porqué preocuparte.
- ¿Y de donde son esos amigos que compran ropa tan costosa? - Preguntó la mamá nuevamente. - Porqué está ropa no cuesta dos dólares, es ropa de marca y lujosa. - Aura tomó la mano de Catalina y sonrió preocupada. - Hija yo solo quiero que te cuides mucho, no quiero que nada malo te ocurra, este mundo es peligroso y …. - Aura tocó la mejilla de su hija. - Dime algo hija, ¿Te gusta ese chico?
Catalina abrió los ojos ante la pregunta de su mamá, se apartó suavemente y apretó sus manos, las mejillas le ardían sabia que eso la delataria.
- ¡Claro que no! - Negó al instante. - Solo nos llevamos bien y nada más, además el y yo somos personas completamente distintas. ¿Por qué me preguntas eso?
- Una madre sabe cuando su cachorro se estaba empezando a enamorar, el amor algunas veces duele, pero es la sensación más hermosa del mundo, el no se mira que es un mal muchacho y creo que tú también le gusta y más de lo que tú crees, pero seria bueno que te alejes siento que el te traerá muchos problemas.
Catalina sonrió con tristeza y besó la frente de su mamá.
- Descuida mamá, a el ya no lo volvere a ver asi que no te preocupes.
Catalina se dio la vuelta y entro a su habitación, se tumbó en la cama y cerró los ojos, a pesar de que llevaba tiempo de conocerse con Xavier le tenia un cariño en su corazón, el no era a como se lo habia imaginado. Xavier era una persona alegre con un toque de picardía que lo hacia único, era inteligente y muy apuesto. Catalina se enderezó de su cama y se tocó el pecho, su corazón se movía frenticamente como si hubiese corrido en un maratón.
- ¿Qué me está ocurriendo?
(.......)
Catalina se tomó de un solo trago la margarita que tenia entre sus manos, estaba ansiosa y queria dar una buena impresión al socio nuevo de Xavier, suspiro nervioso mientras que se limpiaba las manos con una servilleta. Xavier le habia dicho que su socio era un alfa de sangre pura algo que más empeoraba el asunto y la ponia más nerviosa de lo que ya estaba, aún su corazón seguia agitado y no parecía calmarse, pero este se detuvo cuando vio a Xavier caminar hacia ella con una sonrisa tan galante, Xavier besó sus manos y la agarró de la mano. Catalina llegó donde estaba un hombre igual de endemoniadamente guapo que Xavier, tenia unas facciones demasiado varoniles, una sonrisa amable, y unos ojos azules maravilloso, su olor era fuerte y territorial el aroma digno de una sangre pura. Pensó Catalina. A su lado estaba una mujer muy hermosa más pequeña y de bonito cuerpo esta cargaba a dos bebés quien jugaba con los aretes que llevaba puesto, el afa tenia otro quien balbuceaba mientras escuchaba a su papá hablar con la omega.
- Hola Xavier como estás, muchas gracias por haber aceptado la invitación. - Sonrió amablemente. - Espero que te sientas en casa.
Xavier sonrio y me acercó para presentarme.
- Catalina querida, el es mi socio Adrián Lemietre. - Sonrió Xavier. - Él fue excompañero mío en un post grado que ambos hicimos en Suiza, y ella es su hermosa esposa Hana Roys.
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Editado: 06.06.2024