Al terminar la canción, Henry me vio a los ojos mientras secaba las pocas lágrimas que me permití dejar salir por la emoción del momento. Mis labios se entreabrieron y sus ojos cafés no dejaban los míos, grises.
Ninguno de los dos dijo nada. ¿Qué pensaba él ahora? ¿Le parecía alguien demasiado tonta y sensible?
Pero cuando sus labios se posaron sobre los míos… Lo entendí todo.
La manera en la que nuestros labios se movían sobre los del otro se sintió demasiado íntimo haciéndome sentir como si mi corazón fuera a explotar dentro de mi pecho.
En esos momentos él me necesitaba. No me importaba si era para olvidar sus problemas y a… Amy. Yo también lo necesitaba.
Mis brazos rodearon su cuello y por un breve momento nuestros ojos volvieron a encontrarse haciéndome entender algo que probablemente yo ya tenía por seguro que pasaría.
Ambos queríamos que aquello continuara.
Yo fui la que empezó un beso nuevo. Uno diferente al anterior.
No había nada que fingir. No había una falsa atracción entre ambos.
Fue un beso sin frenos de por medio. El mejor beso que me había dado con Henry Kane.
Todo desapareció de mi cabeza al sentir sus suaves labios sobre los míos. Mis problemas personales. Mis traiciones. La razón por la que estaba allí. Todo. Solo éramos Henry y yo besándonos como si el mundo fuera a terminar si nos separábamos del otro.
Sus labios se posaron en la piel sensible de mi cuello mientras sus manos se posaban en mi cintura. Mi boca soltó un leve jadeo y mi cuerpo se presionó contra el piano mientras los labios de Henry no paraban de moverse sobre mi piel y labios.
Los besos entre ambos se volvieron desenfrenados. Me sentía incómoda con el piano detrás de mí. Sin hablarnos, nos levantamos del asiento del piano y con pasos torpes me puse encima de Henry mientras él se recostaba en el sofá que había en la habitación.
Su boca estaba cerca de mi oído y cuando mordió el lóbulo de mi oreja mi piel se puso de gallina. Puse mis manos sobre su pecho pudiendo sentir sus abdominales y como su corazón latía rápidamente.
Cuando mi mano bajó un poco de lo esperado, Henry sostuvo mi muñeca.
-Debemos parar-dijo con su voz agitada. Me empujó hacia atrás y yo me levanté para arreglar mi ropa. Él se sacudió la camisa blanca de botones que usaba, la cual estaba un poco arrugada.
Nos quedamos viendo el uno al otro en un silencio demasiado incómodo.
Pude ver el aturdimiento en su cara. Sus labios estaban rojos por los besos y su respiración seguía agitada.
No me dijo absolutamente nada. Solo me miraba como si no se pudiera creer lo que había pasado. Ambos nos habíamos salido de control. Santo padre celestial, ¿pero qué he hecho?
Mordí mi labio con fuerza antes de preguntarle:-¿Qué pasa?
-Lo siento-su boca estaba entreabierta y frunció su ceño para después volver su mirada hacia mí.-Besarnos en privado no era parte del trato.
-Lo se…
-No tenía que haber hecho eso. No teníamos que haber hecho eso-se corrigió.
-Si… puede que tengas razón-mire el suelo.
-Si te soy honesto… Estaba listo para acostarme contigo aquí y después-mis ojos lo miraron con asombro.-En serio lo siento. Solo ve a dormir-me habló con frialdad.
Lo miré con incredulidad. ¿En serio creía que se iba a deshacer de mí así de fácil?
-Siento mucho que estés pasando una mala racha ahora. Pero no me puedo ir así como así…
-¡Solo déjame solo, Lucia!-me gritó con frustración.- Si no te das cuenta, estás haciendo esto mucho más difícil para ambos-me mordí la lengua para no hablarle como la gente lo hace en los barrios bajos así que traté de mantener el control.
-Bien-le di una sonrisa sarcástica.- ¡Ve y háblale de tus malditos problemas a tu maldito piano! Por lo menos espero que eso te ayude a resolver tus malditos problemas de una vez.
Había maldecido tres veces. Santo padre celestial, en serio estoy mal.
Cerré la puerta de la habitación. Parece que ahora mi hobby sería tirar fuerte de las puertas. No debería de resolver mis propios problemas con las puertas.
Estuve un buen rato en mi habitación viendo una serie que ni siquiera sabía cómo se llamaba, pero por lo menos era algo entretenida.
Cuando el episodio terminó y los anuncios salieron el sonido de mi celular timbrando llamó mi atención.
La pantalla mostraba la palabra “Pa<3” junto a una foto de ambos de hace unos años.
-Hola, hola, cariño-su voz sonaba alegre al otro lado de la línea le conteste un simple “hola” sin ánimos.-A ver, dime que pasa ahora.
-Este día ha sido el peor día de esta semana-bueno, por un lado no pero al final lo resultó siendo.-Henry y yo nos hemos peleado y yo estoy que todavía echo humo por las orejas-le confesé y él se rio levemente para después toser. Aún me preocupaba su salud pero sabía que él no quería que habláramos de eso y preocuparme aún más.
-Lo siento mucho por eso, hija. Espero que por lo menos lo resuelvan.
Solté un suspiro pesado.-Eso espero. Aunque no tengo muchas expectativas sobre ello con alguien como él.
-Pelear con tu pareja es algo normal, Lu. Aún recuerdo las peleas con tu madre-no era algo normal que tocáramos el tema de mamá todo el tiempo. Yo también recordaba viéndolos discutir cuando era pequeña pero al día siguiente se la pasaban abrazados y jugando conmigo cuando papá no estaba en la estación.
-Si… Recuerdo haberlos visto enojarse con el otro de vez en cuando.
-Pero al final del día todo terminaba bien y terminábamos diciéndonos que las parejas perfectas son aquellas que a pesar de las peleas, los celos, su amor sigue ahí floreciendo más que nunca. Tu mamá era hermosa, Lucia. Igual que tú. Que sintiera celos por los hombres que la miraban de reojo era normal, pero sabía que ella me amaba y que yo lo hacía. Si se aman lo suficiente, esto solamente será como una discusión que quedará atrás y listo.