La novia del monstruo

Capítulo 3

Con un tono de voz áspero y seco, Leonor no hizo más que detener su mirada en el hombre que estaba frente a sus ojos. No pudo evitar mirarlo sorprendida ni quedarse impávida de sentirse tan indefensa frente a la impotencia de aquel que ahora era su esposo.

—Hola... sí, soy Leonor... Leonor Mayer, estaremos casados desde hoy y...

Tragó saliva al darse cuenta de que no es capaz de articular una frase.

—Bien —fue toda la respuesta de aquel hombre.

No sabe si está molesto o su actitud siempre es así. Pero sintió que por su reacción él no pareció sentirse cómodo. De seguro no le gustó como ella lo miró o la forma como le habló.

Apresuró el paso al ver al asistente esperarla con la puerta abierta sin ahora ver a su marido a su vista. Aquel parece haberse ido ya por el pasillo acompañado de la mujer mayor.

—Para la próxima vez intente no mostrar su desagrado frente al señor.

—¿Desagrado?

Leonor preguntó desconcertada.

—¿Por qué dice eso? Yo no lo he mirado de esa forma porque me desagradara.

—Uhm —el asistente solo la miró de reojo sin agregar algo más y esto la hizo molestarse aún más—. Solo reaccioné así porque no me esperaba que fuese más alto que Esteban, me impresionó su tamaño, nunca he visto un hombre tan alto.

—¿No lo miró así porque le dio miedo?

—Suelo sentirme intimidada por las personas que recién conozco —reconoció bajando la voz—, no suelo salir mucho de casa porque soy poco sociable y evito conocer a nuevas personas porque me pasa eso de que mi lengua se me enreda y no soy capaz de hablar, como me pasó hasta ahora. Pensé que como conocí a Iván antes y nos vimos un par de veces, no me pasaría eso.

Antonio no pudo evitar dejar escapar una ligera risa que llamó la atención de Leonor.
—Entonces dígaselo al señor, sería bueno que esa primera impresión no sea un malentendido entre ambos.

La mujer alzó la mirada hacia el hombre que camina unos metros más adelante. Su espalda se ve ancha y masculina, es difícil creer que alguien como él podría importarle demasiado lo que ella pensó la primera vez que lo vio. Por otro lado, sería bueno escuchar a su asistente, quien debe conocerlo más.

Sebastián, el chófer, los esperaba con la puerta abierta, pero antes de que Iván pusiera un pie dentro del auto, Esteban apareció de improviso, como si hubiera estado esperándolos. Sin embargo, no pareció reconocer a su hermano, ya que lo primero que hizo fue acercarse a Leonor y tomarla de la muñeca. No solo ante su sorpresa, sino también ante la expresión confundida de su hermana.

—Leonor, no puedes casarte, ve a casa con tu madre, pensaremos en otra forma, mi hermano ni siquiera se presentó a la boda, ¿crees que es justo que te trate de esa forma?

Leonor pestañeó abriendo los ojos, anonadada. ¿Él le habla de lo que es justo?

Además, ¿no se da cuenta de que su hermano está aquí? Estaba a punto de decirle que su hermano estaba ahí cuando una mano más grande tomó la muñeca de Esteban, quitándolo con brusquedad y apartándolo de Leonor. Para luego rodearla con su brazo por la cintura.

—No la toques, vuelve a hacerlo y te romperé la mano.

La voz amenazante lo hizo alzar su mirada, asustado hacia el hombre que abraza a Leonor ante sus ojos. Esteban incrédulo no ocultó su sorpresa al darse cuenta de la intimidante presencia de aquel desconocido. Hasta que mirándolo con mayor atención se dio cuenta de que es su hermano mayor.

—¿Iván?

—Nos vamos —dijo ignorándolo y tomando la mano de Leonor la condujo al auto haciéndola subir. Luego subió él y cerró la puerta.

—¿Necesito hablar con mi hermano? —le dijo al asistente que subía al lado del asiento del conductor.

—Pida cita, el señor es un hombre ocupado.

—¡He intentado por años hablar con él!

—Le repito, pida una cita.

Y sin más cerró la puerta. Esteban quiso correr detrás del auto, pero Evelyn lo detuvo ante lo peligroso que era hacer eso. Luego ambos notaron la presencia de la mujer mayor que antes acompañaba a su hermano Iván.

—Solo trabajo para el señor —respondió la mujer con seriedad dándoles la espalda—, tal como dijo el señor Antonio, pida una cita.

Y sin escucharlos volvió a entrar al edificio. Evelyn, sin entender la insistencia de Esteban, se quedó en silencio a su lado escuchándolo maldecir.

—¿Por qué necesitas hablar con tu hermano?

Esteban endureció su mirada.
—Porque en realidad el verdadero presidente de la compañía es mi hermano, yo solo soy su pantalla, y no quiero que sigamos en esta situación.

—¿Es el presidente? Pero tu padre, ¿No te dejo acaso la compañía a ti?

—Es una historia larga, ahora lo que tenemos que hacer es saber como ir a su casa para asegurarnos que Leonor está bien.

Evelyn no pudo ocultar sus celos.
—Ella estará bien, está acostumbrada a seguir órdenes, no dará problema ni aunque su marido fuera un tirano.

Escucharla hablar así hizo que Esteban se apartara de su lado con una mueca.
—Es tu hermana, ¿no tienes miedo de lo que le pueda pasar?

—Lo siento, no quise decir eso —musitó arrepentida, apretando ambos puños. No es que no quiera a su hermana, pero siempre ha sentido que todos giran alrededor de ella por ser la niña buena, mientras, en cambio, Evelyn siente que a ella solo la critican.

—Está bien, tranquila, no quise ser duro contigo —señaló Esteban besando su frente—, solo que estoy nervioso, es todo.

*********************

El viaje en el auto fue silencioso e incómodo. Iván mantiene su mirada hacia adelante sin mirarla. Leonor intenta distraerse con el paisaje. Cualquiera que los viera se daría cuenta de que se han casado sin en verdad estar enamorados.

—Yo... lo siento.

Dijo la joven mujer de la nada, y los ojos azules del hombre se movieron hacia ella sin decir palabra alguna.

—Si mi forma de mirarlo y hablar lo incomodaron, le pido disculpas, solo me impresioné por su tamaño, generalmente siempre dicen que los hermanos menores suelen ser más altos que los mayores, por lo que no me esperaba que fuera tan alto, ¿cuánto mide? Yo con suerte llegó al metro sesenta.




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