Cuando Leonor apareció en casa de sus padres. Solo acompañaba por el chófer, sin la compañía de su esposo, las miradas de sus padres se mostraron disconformes. No solo habían tenido que soportar que su hija fuera rechazada por el menor de los Cifuentes, sino además que viniera a la casa familiar después de casada sin su esposo.
—Madre, padre, un gusto de verlos. Padre me alegra ver que lo han dado de alta —respondió con cortesía—, he traído algunos regalos y presentes.
—Hija mía —musitó su madre—, ¿por qué tuviste que aceptar este matrimonio?
—No tenías por qué hacerlo, nuestra familia no necesita los lazos de los Cifuentes, no había necesidad que te casaras por cumplir el capricho del padre de esos maleducados.
Habló su padre sin ocultar su molestia, llevándose la mano al pecho al sentir una ligera punzada.
—No, padre, Iván es un hombre bueno, y trabajador, no es nada de lo que cuentan —quiso defenderlo de inmediato—. Él no pudo venir por su trabajo, tenía una reunión programada desde hace meses con los socios de la compañía.
—¿Trabajo? ¿Qué trabajo? Esteban, que es presidente de la compañía de su familia si pudo acompañar a tu hermana —cuestionó su madre.
"Claro, si al final quien es el verdadero presidente de la compañía es Iván. Esteban solo es quien da la cara frente a los medios, pero los socios principales saben quién en realidad es el presidente" pensó Leonor arrugando el ceño.
No entiende por qué los Cifuentes ocultan que quien mantiene la compañía funcionando es su hijo mayor. Así se acabarían esos rumores que dicen que Iván es una carga para la familia Cifuentes, que es un hombre que se la pasa encerrado lamiendo sus propias heridas sin hacer nada por su vida. Es tan injusto.
—Tal vez él no tiene tanta carga laboral como quiere aparentar —dijo Leonor, respecto a Esteban, con tono irónico.
—¡Leonor! —su madre la miró sorprendida, desde cuando su hija criada para ser una mujer obediente y educada habla en ese tono.
No respondió, y aunque hubiera querido hacerlo, no hubiera sido posible, pues su hermana apenas la sintió acercarse, corrió a abrazarla. Es tan extraño ser abrazada por la misma persona que su exnovio eligió, humillándola a ella en el altar frente a todos al rechazar el matrimonio. La doble traición le sigue doliendo.
La hermana mayor solo soltó un suspiro sin devolver el abrazo. La herida aún sigue abierta como para perdonar.
—Leonor —exclamó Esteban al verlo aparecer, sonrió y se colocó de pie, pero se quedó mirándola sin acercarse.
Luce preocupado y eso le molesta más a la joven mujer. Preferiría que se comportara como un patán, para así poder descargar su rencor frente a ambos. Pero su hermana sigue tratándola con cariño y él la trata incluso con una preocupación que antes nunca mostró por ella, y se le hace difícil odiarlos.
—¿Cómo has estado? ¿Él no te ha hecho daño?
Sabe a quién se refiere por lo que arrugó el ceño. Esteban se acercó con intenciones de tomarle las manos, como ella solía hacerlo cuando estaban comprometidos, sin embargo, Leonor retrocedió en el acto al ver sus intenciones. Y él, al darse cuenta, bajó sus manos, incómodo, dándose cuenta de su falta de tacto. Estaba tan acostumbrado a que cada vez que se encontraban ella tomaba sus dos manos, que se olvidó que ya no es adecuado hacerlo con quien ahora ya no es su prometida, sino su cuñada.
—Mi esposo es un hombre respetuoso y amable, jamás ha sido descortés ni me ha tratado mal.
Dijo con una seguridad que los hizo a todos callar. Esteban, sin embargo, cree que Leonor, miente, es una mujer orgullosa, lo sabe porque la conoció desde pequeña, aunque suele actuar muy amable y leal, por dentro su orgullo es mayor que cualquier cosa. No perdona con facilidad, y es evidente al notar la expresión de su rostro, ya no ve a esa mujer que solía sonreírle y seguirlo, ni esa mirada de admiración en sus ojos. Ahora lo mira con tanta indiferencia que le duele.
Nunca pensó que un día escucharla hablar de otro hombre como su esposo y ser tan fría y lejana a él, pudiera hacerlo sentirse así.
"No, eso no puede ser así. Hasta hace una semana ella me seguía emocionada con nuestra boda, ¿cómo de un momento a otro puede dejar de amarme y conformarse con haberse casado con mi hermano? Su vida debe ser un infierno, pero por el bien de sus padres miente diciendo que Iván la trata bien. Todos sabemos en la familia como es Iván, es un hombre frío, serio y cruel. Él jamás trataría bien a nadie, incluso a una mujer tan frágil como Leonor" pensó Esteban apretando los dientes.
—No tienes que engañarnos, yo sé como es mi hermano —repuso con seriedad frente a todos.
La madre al escucharlo de inmediato se giró preocupada a Leonor, pero la expresión de su hija se mantuvo imperturbable.
—Con tus palabras me doy cuenta de que en realidad no lo sabes —respondió arrugando el ceño.
Ante esto Esteban no pudo replicar, la mirada de la mujer fue suficiente para hacerlo callar. Pero aun así se niega a creer eso. El "monstruo" como apodan a su hermano, sabe que no solo es por la herida que le deformó el rostro, sino por como actuó agresivamente después de su accidente y como se alejó de su familia, recluyéndose en esa vieja casa, convirtiéndose en alguien tan temible que su sola presencia hace a todos temblar.
—No seas descortés, mi hermana ha dicho que está bien, no deberías seguir cuestionándola —agregó Evelyn colocando su mano sobre la de su novio. No entiende su insistencia por no creer en las palabras de Leonor. Debería ser bueno para ambos que ella se haya conformado con casarse con ese otro hombre. Así puede sentir menos culpa...
Aun así, Esteban no se siente tranquilo, y no dejó de mirar a Leonor de reojo buscando un indicio de violencia en su cuerpo, pero no hay nada a la vista. "Fuera yo tu esposo no te dejaría ir sola a visitar a tus padres después de casarte..." pensó con amargura bebiendo de la copa de vino que tomó de la mesa de centro.
Editado: 15.08.2025