Las enormes bóvedas del Templo Mayor del Dios Celestial de Andalurcia asombraban por su majestuosa belleza, pero el príncipe llevaba una pesada piedra en el alma. De su cabeza no salía la hermosa chica de pelo negro, de la que inesperadamente se enamoró.
En la puerta del Templo apareció el rey Gaston, llevando a su hija por el brazo. Todos lanzaron "ayes" de entusiasmo, y Dastian también notó involuntariamente lo hermosa que era la princesa en su vestido calado blanco, cuya cola se extendía casi hasta la mitad del Templo.
Algo vago se agitó en el alma de Dastian cuando vio como Aselin sostenía la espalda recta, desplegando sus hombros delgados y elevando su barbilla. La cara de la novia estaba oculta detrás de un velo translúcido.
Gaston soltó a la princesa, y en la ancha mano del dragón se posó la estrecha mano en un guante de satén de Aselin. Dastian llevó a Aselin hasta el círculo dibujado en el suelo, y se pararon cogidos de la mano ante el altar del Dios Celestial.
Dastian recordó su compromiso. Esta misma mano, con las uñas mordidas, temblaba asustada en su mano, y una vez más la conciencia de lo correcto que eran los reproches de la princesa lo invadió por completo.
Él no trató de conocer a la chica con la que iba a atar su destino, criar hijos. ¿Y si ella está enamorada de alguien? Después de todo, ¿ella no podría haberle hablado con tanto fervor si este matrimoniono le fuera indiferente en absoluto?
¡Exactamente, cómo él no se dio cuenta antes, ella tiene un hombre amado! Aselyn soñaba con casarse con él, y si no fuera por Dastian con su matrimonio pactado…
¡Pero este puede ser su camino hacia la salvación!
— Amiran Dastian Boligard, ¿está de acuerdo en casarse con Aselin Arjat-Riyal?, — preguntó el clérigo dirigiéndose a Dastian.
— ¡No!, — sonó bajo las bóvedas del majestuoso Templo. — No, no estoy de acuerdo. No estoy de acuerdo en arruinar su vida, princesa, — repitió, girando a Aselin para que lo mirara. — Usted es mucho más sabia y honesta que yo. Perdóneme por todas las palabras groseras que fueron dichas en el jardín, no son dignas de un príncipe ni de un amiran. Y no me merezco una esposa como usted. Si yo hubiera intentado conocerla más de cerca, tal vez hubiera podido ganarme su confianza. Y ahora ya no puedo, porque me enamoré de otra chica. No debo ofrecerle votos matrimoniales cuando mi corazón pertenece a otra. Se llama Nilesa, sirve a su Alteza, ¿sabe cómo encontrarla?
— No, — se oyó un susurro asustado de detrás del velo, — ¡no puede ser!
— ¿Por qué? ¿Usted me considera un monstruo incapaz de experimentar sentimientos?, — Dastian sonrió. — Puede que yo no la merezca, de la misma forma que no la merezco a usted, pero yo la amo y la encontraré, aunque usted no me ayude.
Él sacó a Aselin del círculo y se la llevó a Gastón. A este le brillaban sus ojos negros laelianos y parecía que de ellos comenzarían ahora a salir rayos, dejando de Dastian solo un miserable puñado de cenizas.
El Príncipe se enderezó, mirándolo a él, a su padre, a su madre, a su tío Erregor.
— Su Majestad, su Señoría, padre... sé que lo que estoy haciendo es indigno, debería haber renunciado antes a este matrimonio que nos haría infelices a ambos, pero me escondí detrás de palabras vacías sobre el honor de los Boligardos, en realidad, enlodando ese honor. Majestad, le pido que se me despoje de mi corona de amiran y que me permita casarme con la súbdita de su señoría el rey Gastón. Cuando le dije que mi corazón estaba libre, no sabía qué hacía tiempo que amaba a esa chica. Se llama Nilesa y sirve en el Palacio del rey. Yo pensaba que era la hija del guardabosque Lag, pero no pude encontrarla en el Palacio, así que…
— ¿Cómo usted dijo, Nilesa?, — de repente, la reina Asiya lo interrumpió y se volvió hacia su hija. — ¡Aselin! ¿Otra vez haciendo de las tuyas? No tiene que buscar a nadie, su Alteza, — se volvió ella ahora hacia Dastian, alejándose de su hija, que plegó las manos ante ella y susurraba suplicando algo. — Aquí la tiene, frente a usted. Nilesa es Aselin al revés. Cuando ella era pequeña, torturó a todo el Palacio, llamándolos a todos al revés. ¡Te vas a casar, hija! ¡Y aún no acabas de madurar!, — le dirigió a su hija una mirada de reproche.
Dastian, sin creer lo que había oído, se acercó en dos saltos a la princesa y le arrancó el velo. Los ojos asustados de su amada, húmedos y brillantes lo miraban, y observó que la princesa se llevó la mano a la espalda. Se estiró y le quitó un pequeño frasco con tapa, olió y estornudó de tal manera que se le salieron las lágrimas.
— Así que esta es la causa de su eterno malestar, mi querida prometida, ¿y no tiene alergia a mí?, — preguntó mirándola a los ojos negros que esta vez brillaban por la risa, y apenas se contuvo de besarla allí mismo, a la vista de todos.
— Entonces ¿resulta que yo soy un guardabosques?, — con los mismos ojos risueños miró Gaston a su hija.
— Bueno, menos mal que no fogonero, como la vez anterior, querido, — Asiya lo tomó de la mano y volvió a dirigirse al amiran: — Perdónenos, su Alteza, por haber presionado tanto con este matrimonio, pero es que Aselin está enamorada de usted casi desde los pañales. Cuando aún usted era nuestro vecino, Gaston y Hazadar a menudo hablaban que sería bueno casarlos, pero luego a usted lo coronaron como amiran, y Aselin sufría tanto considerando que ahora no era un partido tan envidiable para usted, que Gaston tuvo que tomar a su Majestad el аmir casi por asedio. ¿Qué dragón no hará todo lo posible e imposible por su amada hija?
Editado: 13.08.2023