La novia perfecta

El

En el hotel Belmont, el lugar más lujoso de Ciudad Real, los jóvenes se divertían , aún más en el casino, pero luego una pareja con un poco de tragos de más, pidieron una habitación para saciar un poco la sed que tenían uno del otro.

Mientras tanto en el cuarto de videovigilancia dos caballeros observaban detenidamente las cámaras con mucha atención esperando encontrar un solo error.

—Deberíamos dejar de hacer esto.

—Para nada, es necesario hacerlo.

—No te aburres de tener tan vigilada a tu novia.

—No,¿Acaso tú lo estás?

—¿Qué insinuas?

—Vamos, solo estoy bromeando.

—Como siempre buscas, siempre encuentras–señaló hacia uno de los monitores–mira el 7 b.

—Llama a seguridad–comenzó a caminar hacia la puerta–esta vez , es posible que sea difícil.

—¿Bromeas?¡Ese hombre es el doble que tú!

–Por tal motivo llama a seguridad.

—Creo que llamaré a todo el cuerpo policial.

—No estoy para tus chistes en este momento–deteniéndose justo en la puerta–llama a seguridad.

—Está bien–tomó el teléfono–trata de ser menos violento, ya no quiero pagar más demandas.

—Hazlo.

Uno de los jóvenes salió hacia la habitación donde la joven pareja cariñosa se encontraba.

Seguridad abrió la puerta, el joven se dirigió directamente hacia la recámara, enfurecido tomó al joven por el cuello, quién  se encontraba besando a la chica.

—¡Suelta, lo matarás!

—Lo merece te estaba besando.

—¡No hagas nada estúpido, Gustaf!

Así chico le tomó unos minutos volver en sí,y soltar al joven que parecía que estaba a punto de desfallecer, cayó al suelo sin movimiento alguno pero aún respiraba.

Mientras esto sucedía, Patrick observaba por los monitores como su primo nuevamente golpeaba a un chico por besar a su coqueta chica, trataba de recordar su sería la novena o décima vez que lo había en los últimos tres meses.

Le parecía ilógico que aún permaneciera a su lado a pesar de todas sus infidelidades.

Era hermosa pero no valía tanto la pena, sufrir por ella, una joven heredera, rubia y de hermosos ojos, prometida de unos de los jóvenes más importantes de la ciudad, y le era infiel con chicos comunes y corrientes que visitaban su casino.

Ya le estaba aburriendo ver aquella escena, aunque nunca estuvo viéndolo en vivo y a todo color, sabía perfectamente lo que continuaba: seguridad recogería al joven casi muerto; su primo y su prometida, se abrazaban luego ella lloraba para que la perdonará, él lo hacía,y luego de un par de días ella volvería a hacer lo mismo.

Dejó de observar el monitor,y fijó su vista a sus manos siendo ajeno a lo que ocurría en ese momento.

Volviendo a la confrontación de la habitación, Gustaf pidió que retirarán al joven y el observó a su chica, con desepción e ira.

—¿Cuántas veces seguirás haciendo esto?

—¿Hacer qué?

—Debes grabarte en tu cabeza que eres mía, solo mía.

—No soy de tu propiedad.

—Lo eres, hasta el imbécil de Patrick lo tiene claro.

—Me pregunto que pensaría Patrick al oír como te refieres a él.

—Ahora me amenazas–se abalanzó sobre ella–¡Solo eso faltaba!

De su chaqueta agarró un alma y apuntó hacia el rostro de la chica.

—Eres mía, Suzanne, eres mía,grabate eso en la mente o esto lo hará.

—¿También tú me amenazas?

—Ya estoy harto de tu comportamiento.

—Y yo estoy harto de tí.

—Acabemos con esto y hazlo–tomó el arma con sus manos–mátame.

—Lo haré y luego me mataré yo, no podría vivir sin ti.

—Eres un idiota,¿Lo sabías?

—Si, un idiota que te quiere.

—¿Por qué no acabas lo que ese chico comenzó?

—¡No estoy de humor para eso!

Gustaf se alejó dejando a Suzanne en la habitación, al ver esto ella tomó rápidamente su teléfono y llamó a Patrick.

—¿Patrick?

—Suzanne,¿Te pasa algo?

—Gustaf amenazó con matarme.

—¿Por qué lo haría?¡Motivos no tiene!

—¡Ayúdame!

—En eso estoy pero no ha querido salir con ninguna de las chicas que he contratado para seducirlo.

—Busca otra manera, haz que me olvide y siempre seré agradecida contigo.

—Si lo sé.

—Por favor hazlo y volveré a ser tuya.

—Es lo que más deseo en este mundo Suzanne, volver a estar contigo.

—No te creo, te he pedido huir juntos y no quieres hacerlo.

—Suzanne, debo colgar, creo que Gustaf viene hacia acá.




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