La novia perfecta para un jugador

Capítulo II

Capítulo II

 

Farah.

Definitivamente estoy inmersa en un gran problema.

Es más, si el tic en la mandíbula del gigante frente a mí es un indicio; seré demandada dentro de poco por todo lo que tengo. Creo que sería necesario informarle a este hombre que no poseo nada, así pues, nos ahorraríamos ese procedimiento y nos moveríamos directo al que le daría enorme satisfacción: yo detrás de las rejas de una prisión, esposada.

Eso por supuesto si no me estrangula antes, lo que probablemente sucederá en dos segundos si dejo escapar la carcajada que he estado conteniendo desde que gritó sus primeras palabras, a pesar de lo que parece, esa es la declaración más absurda que he escuchado.

—Creo que ha habido un malentendido, señor... —no responde, por lo cual continúo. —Estoy de acuerdo en que el actuar de las niñas no fue el mejor, pero le aseguro que ni ellas ni yo estamos interesadas en hacerles daño. —como si supiera que hablaba de él, el pequeñito en los brazos del hombretón se remueve y ríe, gracias al cielo el exabrupto no lo alteró en nada. En tanto, Loki, el perrito de las gemelas intenta torpemente trepar por las piernas del hombre, no tengo idea de cuál es su finalidad.

— ¿Usted les habló o no acerca de secuestrar a mi hijo? —su mandíbula está apretada, trato de apartar mi mirada fascinada de la vena que palpita en su frente, parece que un poco más y BOOM, explotará.

— ¡Claro que no! —porque no fue así. —Yo dije fue: desde que llegó no había salido y seguramente el bebé necesitaba amigos con quienes jugar. —Me defendí porque bueno, es la verdad.

— ¡Exactamente! —respondieron al unísono las gemelas, el hombre frente a mí les frunció el ceño, si ellas no fuesen unas alborotadoras de lo peor, el gesto les asustaría, sin embargo, están protegidas contra eso.

— ¿Y eso podría ser su problema por qué...? —indagó con fingida curiosidad.

Puedo jurar que mis mejillas se llenaron de rojo carmesí, en ello llevaba razón, lo que él haga con su pequeño no es en absoluto mi asunto.

—Fue un comentario desafortunado y entrometido, lo admito, pero no puede esperar pasar desapercibido, quiero decir, ¡debe estar acostumbrado a ello! La prensa, las revistas, todo el mundo... habla de usted. —debo decir que mi parloteo incesante no ayuda a defender mi causa, eso es porque estoy nerviosa y cuando entro en ese estado hablo, hablo y hablo. Creo que su semblante se endureció incluso más todavía, ¡Dios, qué tonta! Obviamente él buscaba eso, no ser notado para nada.

Como le dije, es imposible. Todo en él grita: ¡Mírame! Desde su estatura, semblante serio y voz de barítono. ¡Es el prototipo de protagonista de novela rosa! No puede pasar inadvertido. Todo comenzó el día en que se instaló en la casa, yo estaba haciéndole una entrega a mi amiga Lizzy, que no dejaba de mirarle embelesada, y bueno, yo no soy de piedra y él es atractivo, así que también le miré, lastimosamente no he dejado de hacerlo desde entonces. No sabía quién era hasta el día que se mudó, pero Lizzy, siendo la aficionada que es de los chismes de farándula se encargó de atiborrarme de toda la información inútil acerca de él: excelente jugador, padre soltero, guapo y millonario. No es que realmente me importe todo eso, es decir, no tengo ni la más mínima oportunidad con un hombre así y en caso de tenerla, ciertamente esos aparentes atributos no me interesan, ya que ninguno de ellos aparece en mi lista del señor perfecto.

Mis cavilaciones no siguieron ya que su voz fuerte me sacó rápidamente de mis pensamientos.

—Entonces porque todo el mundo se cree con el derecho de hablar de mí, ustedes tres decidieron raptar a mi hijo. —dijo con frialdad.

—Repito, no quería que raptaran a su hijo, por el amor de Dios. ¡No estoy para ese tipo de problemas! —espeté, luego me giré a observar a mis hermanas pequeñas, las causantes de todo este embrollo. — ¿Qué estaban pensando cuando hicieron esto?

Alice, la mayor y más revoltosa, se encogió de hombros. —El bebé quería salir a dar una vuelta.

—Él no habla. —gruñó el hombre a mi espalda mientras que el aludido se rió.

—Sí, lo hace. —En cuanto Annie la menor lo dijo, tuve que alzar una ceja.

—Ese no es el punto —la rudeza se filtró en mi voz haciendo que se tensaran, ellas casi nunca me han visto molesta, pero es imposible no sentirme enojada por su comportamiento. —. La cosa es que ingresaron a una casa donde habita una persona a la cual no conocen. Les he explicado una y mil veces que jamás, nunca, deben hacer eso. ¡Pudo haberles pasado cualquier cosa!

—Entonces, ¿yo soy el peligro? —las gemelas casi rieron al escuchar tal indignación en su voz.

—Por otro lado —dije ignorándolo. —, no pueden llevarse a un bebé así, como dice el señor eso es secuestro.

—Pero es que él quería y yo pensé, oye, mientras su padre se echa la siesta, podemos jugar con el pequeño. —Alice no se daba por vencida. —Además, Lizzy y tú hablaban de que él es una estrella de Hockey, ¿no es así? Él no sería capaz de dañar a unas niñas como nosotras. —para tener diez años, se creía demasiado lista.

—No apostaría por ello, en este momento... —Patrick, la estrella y parte ofendida, se dispuso avanzar unos pasos, imagino que para intentar intimidarlas. Pero ninguno de nosotros notó que mientras discutíamos, Loki, había hecho pis muy cerca de los pies del hombre que sin querer lo pisó. Y no hubiese sido gran cosa, tan solo sino hubiese estado descalzo. 



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En el texto hay: amor, dinero, otros

Editado: 01.10.2021

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