Capítulo VII
Patrick.
No es la primera vez que lo hace.
Con ello no me refiero a bailar bajo la lluvia, porque algo me dice que lo ha hecho una y otra vez. Quiero decir, no es la primera vez que me deja completamente desconcertado. ¿Quién en su sano juicio querría bailar debajo de esta tempestad teniendo dentro de casa todo tipo de comodidades? ¿Quién prefiere el frío de la lluvia calándole hondo en los huesos al delicioso calor del interior? Pues al parecer, Farah.
Y haciendo uso de la misma confianza con la que sus hermanas habían traspasado los límites de esta casa días atrás, ella salió de mi propiedad.
¿Qué otra cosa podía hacer un idiota deslumbrado como yo? Observarla, claro.
Eso es lo único que no he dejado de hacer desde que mi atención se posó en su persona días atrás, no puedo dejar de mirarla y tampoco es que sea algo doloroso, rayos, la muchacha es hermosa, eso es innegable; su cuerpo tiene curvas en todos los lugares correctos, fue creado para el pecado al igual que sus labios, los cuales hacen que un hombre se imagine cosas perversas. Sin embargo, hay en su mirada y ciertos comportamientos... algo inocente que desentona totalmente con lo pecaminoso de su exterior. ¿Será entonces esa incertidumbre lo que me ha tenido esperando por su llegada esta mañana?
Farah Prince, sus hermanas y su mascota solo significan una cosa: problemas. Eso ha quedado absurdamente claro en casi todos los encuentros que hemos tenido, ¿qué haría entonces un hombre inteligente? Alejarse antes de salir perjudicado, ¿cierto?
Siempre he sido muy listo, hábil en la vida y astuto en los negocios. No tolero la mediocridad, ni las imperfecciones y me molesta sobremanera los contratiempos, todo aquello que me aleje de mis objetivos, debe ser eliminado. Lo que no represente ganancia para mí de alguna manera no es digno de atención. Entonces, después de reflexionar acerca de todo esto, en vez de prepararme para echar a patadas a Farah y sus problemas de mi vida, elijo acercarme, literalmente -en medio de la lluvia- y con un paraguas diciéndole sin descanso la realidad de que puede pescar una jodida neumonía.
— ¿Estás hablando en serio? ¡No puedes protegerte de este diluvio! —ríe de manera cantarina, camina hasta casi el medio de la calle totalmente empapada. Tiene razón, tengo menos de un minuto fuera y mis piernas se encuentran mojadas.
—Explícame qué ganas haciendo esto. —indagué con auténtica curiosidad.
— ¿No te lo había dicho ya? ¡Disfrutar de la vida!
A la mierda con el paraguas, lo dejo caer abierto a mi lado, a dos segundos de estrangular a esta tonta chica. — ¿Llamas a esto disfrutar de la vida? ¿No sabes lo que es un spa? ¿Viajar por el mundo? ¿Ir a una fiesta y emborracharte hasta olvidar tu nombre? —grito en medio de la lluvia para que me escuche, como un lunático, ella me está convirtiendo en esto.
—Por supuesto, todas esas son cosas maravillosas —dice girando en sí misma, como una niña. —, y estoy completamente segura de que has sido lo suficientemente privilegiado como para disfrutarlas todas continuamente. Dime, ¿te ha ayudado en algo? ¿Te sientes bien en este momento?
Ella se está burlando de mí, por lo que casi rechinando los dientes digo. — ¿Te sientes tú bien con lo que estás haciendo?
Asiente. —Estoy muy complacida ahora mismo.
Estábamos en las mismas condiciones ahora, ambos empapados hasta los huesos, no voy a pensar en cómo estoy arruinando mi chaqueta o mucho menos, mi Rólex. —Una cena en un lujoso restaurante sería mejor que esto.
Farah rió. —Ni por un minuto.
— ¿Quieres apostar? —definitivamente había lanzado un reto, y si era lo suficientemente inocente como sé que es, caerá.
— ¿Apuesta? ¿Qué sugieres? —se acercó hacia mí, el agua deslizándose por su rostro, el vestido estampado rosa que llevaba hoy se adhiere a su cuerpo como una segunda piel, no se lo diré porque estoy definitivamente disfrutando de la vista. Espero que ningún vecino nos esté observando, de hacerlo, se daría un festín visual con Farah.
—Demuestra tu punto, si ganas, puedes pedir lo que quieras. Si pierdes, yo pediré. —tenté.
— ¿Cómo puedo demostrarlo si estás tan escéptico ante él?
—Soy un hombre justo, me ceñiré a lo que digas y haré mi mejor esfuerzo por entender tu manera de ver la vida. —me encogí de hombros.
— ¿Tendré que intentarlo yo también?
—Claro, te enseñaré como es mi mundo y me otorgarás la razón. No hay nada que el dinero no pueda comprar, ni nada que la perfección no pueda alcanzar. —declaré sin ser consciente de esa oración que tanto repetía mi padre, creo que es el único punto en el cual estoy de acuerdo con él.
¿Por qué me esmero en entrar en este juego absurdo con ella? Farah no es como todas las mujeres que han pasado por mi vida, ella es simple, demasiado. Pero hay un fuego en ella, uno al que me quiero acercar, que quiero avivar... y si juego mis fichas inteligentemente, estas serán vacaciones muy entretenidas para ambos.
Arderemos juntos.
Ni siquiera sabrá que la golpeó; es demasiado joven, muy idealista, pero es igual a todas, y todas tienen un precio. Uno que estoy dispuesto a pagar solo para tenerla en mi cama.