La Nuera

Capítulo 4

Mía siente como le colocan las manos en los hombros y suavemente la apartan 

Él no dijo nada, sus ojos la observaban detenidamente, ella sonrió, se imagino tantos colores para sus ojos, menos el color miel, por su cabello negro como la noche, era un contraste que le quedaba a la perfección a Angus.

—Disculpa —sintió vergüenza en ese momento, andaba solo en un ligero camisón de algodón, el cabello en una moña improvisada mientras bajaba los escalones —Estás despertando y debes estar confundido por que no sabes quien soy —soltó una risilla nerviosa —Soy Mía Bexley —aclaró la garganta —Tu esposa.

Mikel sonrió, le parecía tierna la esposa de su hermano, jamás se hubiera imaginado que él tomaría a una mujer como Mía, para convertirla en su esposa, los gustos de su hermano eran mujeres frías como él, seguras de ellas mismas, elegantes desde la punta de la nariz hasta sus pies, realmente estaba sorprendido por la mujer que tenía ante él, su cabello desarreglado, un camisón de algodón que seguro lo compro en los almacenes tal como él lo hacía, debía ser una mujer sumamente especial para haber hecho cambiar a Angus.

Fruncio el ceño, ella estaba emocionada pensando que estaba dormido ¿Qué rayos estaba pasando?

—Mi esposa —apoyo su hombro en el refrigerador, metió las manos en los bolsillos de su pantalón.

—Si —ella le sonrió mostrando los dientes —¿Por qué estas vestido de traje? ¿Piensas salir? Ya es medianoche.

Él suspiró, realmente hoy había llegado más temprano, nunca imagino que el trabajo de su hermano fuera tan pesado y absorbente.

—¿Angus, piensas salir? —él soltó una carcajada.

—Realmente eres mi esposa —avanzó hacia ella, era pequeña comparado a él, se inclinó y pudo apreciar que tenía unos preciosos ojos —No, no voy a salir, estoy llegando. 

—¿Qué? ¿Cuándo despertaste? Estuve contigo hasta las cinco de la tarde y aún no te movias.

—¿Por qué estaba dormido a las cinco?

Ella suspiró.

—Por qué estabas en coma—Mikel dio un paso atrás por la sorpresa, ¿qué le había pasado a su hermano?

—¿Estás bien? Te has puesto pálido, llamaré al médico —se giró.

—No lo hagas —ella se detuvo, antes que se diera la vuelta él le aclaró —No soy Angus.

Se giró

—¿De qué hablas? —avanzó hacia él —Claro que eres Angus.

—Mi nombre es Mikel, soy hermano de Angus, por ningún motivo Agustina debe saber que nos hemos visto.

—¿Pero porqué? También eres su hijo.

—No lo soy —extendió su mano y tomó entre sus dedos la barbilla de Mía, era una mujer muy linda, un poco aniñada, pero dulce, en su mirada había inocencia plasmada — Guarda el secreto —suspiró —Si gustas podemos hablarlo mañana aquí mismo, a esta misma hora.

Ella se sentía confundida.

—No preguntes a nadie sobre mí, en esta casa no existe Mikel —ella abrió los ojos como plato ¿era un fantasma o qué? Pero no podía ser, podía sentir sus dedos sujetando su barbilla —Mañana te lo explicaré todo, dulces sueños pequeña Mía —la soltó y salió de la cocina.

Mía se quedó con tantas preguntas en la punta de la lengua ¿Qué estaba pasando? ¿Cómo era posible que Mikel estuviera en la casa, pero dijera que no existía? El parecido entre los dos hermanos era increíble.

*****

—Me ha llamado la atención —Carolina Bexley cierra la revista y mira a su padre —¿No eres su socio?

Su padre deja el periódico a un lado y fija su atención en su hija, están en el comedor, desayunando, Emilia no le presta atención ni a su hija ni a su esposo, se sentía sumamente aburrida de lo mismo de todos los días.

—¿De qué hablas querida?

Ella abre la revista y le muestra la página completa.

—Del monstruo de los negocios —sonríe —Es un hombre muy guapo, pero lo interesante es que su cuenta bancaria debe ser seis más grande que la tuya padre —apoya sus codos en la mesa —Lo quiero para mí, quiero que sea mi esposo.

Federico mira la foto de la revista y al hombre intimidante, él tenia un aura peligrosa.

—Todo lo que has querido, te lo he dado, pero creo no puedo darte al hombre que quieres, puedo apreciar que no es un hombre que hace lo que uno quiere.

Carolina cierra la revista.

—Haste socio de su compañía, compra acciones, no sé haz algo papá para que tengamos contacto con él —se pone de pie.

—¿No desayunaras? —mira a su hija, sus mejillas estaban rosadas por el enojo.

—¡No! ¡Cumple mi deseo padre! ¡Esmeralda va a casarse con un embajador! No deja de presumirlo, quiero ganarle ¿Sabes lo que significaría que yo me casará con el monstruo de los negocios? 

Su padre suspiró, había invertido en una empresa fantasma ¿por qué no comprar acciones de una empresa que lo haría llenar más sus bolsillos?

—Le diré a mi asistente que averigüe, hablaré con la junta directiva.

—¿Hablarlo? ¡Es tu empresa! Me doy cuenta que no te importan mis sentimientos, hasta a la estúpida de Mía le conseguiste esposo —se giró y salió corriendo del comedor.

Federico suspiró, hubiera preferido que su hija leyera una revista médica, así se hubiera fijado en un doctor, pero había tomado una de negocios. Todos sabían del monstruo de los negocios, Angus Mizell, tenía fama de ser un hombre duro para obtener lo que deseaba, había triplicado las ganancias de su empresa en el año que tomó la presidencia de la empresa, sonrió por qué sabía que no sería tan fácil como lo pintaba Carolina, no era sólo de pedir una cita y que el mismo Angus Mizell lo atendiera.

*****

—¿Qué haces? —Agustina se sienta frente a Mikel —¿Crees que Angus pierde su tiempo en atender a un hombre que sólo se acerca para comprar dos acciones? Mi hijo atiende solo magnates con quien puede cerrar exitosos negocios.

Él recuesta su espalda en el sillón.

—Lo tomaré en cuenta para la próxima, el señor Bexley me acaba de confirmar que viene en camino, no puedo cancelar.

—Bexley —Mikel asiente, ella frunce el ceño ¿que querría el tío de Mía? No habia manera de averiguar que el matrimonio se había efectuado entre Angus y Mía —Cancela, no pierdas el tiempo de mi hijo en una reunión sin sentido.



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En el texto hay: romance odio, amor celos

Editado: 25.01.2023

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