La Nuera

Capítulo 6

—Es increíble —Margaret mira el refrigerador llenó, cierra la puerta, pero la vuelve a abrir para asegurarse que no es un sueño —Hace dos semanas, esto estaba vacío al igual que nuestros bolsillos —lo cierra y mira a su hijo —¿Tu hermano está bien?

Mikel toma de la mano a su madre y la conduce hacia la sala, la ayuda a sentarse y toma una manta para cubrir sus piernas.

—Al parecer está en coma —Margaret lleva ambas manos y cubre su boca por la impresión —Antes que preguntes, no lo he visto, me enteré que está en coma, por su esposa.

—¿Esposa? —él asiente.

—Ella nos confundió —su madre no dijo nada, pero le pareció raro que su esposa no supiera reconocer a su esposo.

—Imagino es una mujer como tu hermano, fría.

—No, Mía es una joven cálida, risueña, amorosa, alguien que viste sencillo, con una sonrisa sincera —Margaret frunce el ceño 

—Debes mantenerte alejado de ella, a Agustina no le gustará que converses mucho con su nuera.

—Ella no sabe que me encontré por casualidad con Mía en la cocina pasada la medianoche.

Margaret frunce los labios, no le gustaba que su hijo estuviera relacionado con Agustina, sabía de primera mano que ella no se tomaba las cosas a la ligera, su hijo estaba impresionado por la esposa de su hermano.

—Mikel ¿Cómo está Sofia? 

No apartó su mirada de su hijo, su rostro cambió, vio que la chispa que había cuando hablo de la esposa de su hermano, se apagó.

—Sigue molesta —bajó la cabeza por un momento —Últimamente hemos tenido más discusiones que momentos felices.

Margaret suspira.

—Creo es por que no sabe lo que estás haciendo.

—No mamá, ella vivía molesta al comparar mi vida con la de Angus, que la fortuna de los Mizell también me pertenece.

Margaret sonrió.

—Sabes bien que no le importa el dinero —asintió —Ella se molesta por tu derechos como hijo también.

Mikel se pone de pie.

—Lo sé madre —su novia era abogada, ella era una mujer que luchaba por la igualdad, cuando miraba a Angus en alguna revista, se enfurecia porque argumentaba que tenía los mismos derechos, que su hermano no era el único hijo.

—Búscala —camino hacia la cocina, busco una taza y le sirvió café a su madre, regresó y se lo entregó, le sonrió.

—La conoces, si se entera lo que estoy haciendo, no le gustará del todo, buscará a llegar a la mansión y poner según sus palabras en su lugar a Agustina y Angus.

Margaret suspira, su hijo tenía razón.

—Debo irme —mira el reloj de su muñeca —He contratado a alguien para que te acompañe madre.

—No deberías molestarte Mikel, no me siento sola, sabes bien que pierdo la noción del tiempo con mis pinturas.

—Precisamente por eso, te olvidas hasta de comer —apretó la mano de su madre, desde que su padre se marchó para no volver, su madre se había dedicado a la pintura, sabía que era su modo de lidiar con el dolor —Le abres la puerta a la señorita Amanda, estaré tranquilo sabiendo que estas bien —dio un beso en la frente —Conoces las reglas de Agustina, no existo mientras ocupo el lugar de mi hermano.

—Prométeme que estarás bien, que no te meterás en problemas, debes tratar de no provocar a Agustina.

Mikel asintió, su madre le temía, ella aseguraba que él que su padre no volviera más y se olvidará totalmente de su hijo, era por Agustina, ella al fin había separado a su padre de él.

—No te preocupes, vendré el fin de semana, te acompaño a tu habitación, yo cerraré al marcharme —Margaret no discutió, se dejó guiar a su habitación, Mikel era un hijo maravilloso, jamás le reprochó por haber estado con su padre, un hombre casado, y por ende creció sin una figura paterna.

Agradecía a Dios por el hijo que le había concedido.

*****

—¿Cómo te has sentido? —Agustina observo a Mía, ella en un momento de nervio, llevó un mechón de su cabello detrás de su oreja.

—Bien, mañana me haré el exámen de embarazo.

Ella asintió

—Lo sé, el médico me lo ha informado, siéntate —desde que llegó a esa casa, era la primera vez que se sentaba en la sala, su suegra no paraba en la casa —¿Pensantes en lo que te dije si estabas embarazada?

Ella siguió jugando con su mechón de cabello, era tanto el nervio que se llevó la punta a la boca y lo mordió, Agustina abrió los ojos de par en par.

—¿Pero que te sucede? —la miró horrorizada.

—Lo siento es un tic nervioso —bajó la cabeza, había juntado las manos en su regazo —Estoy un poco nerviosa por el exámen de mañana, ya sabe nunca he tenido novio y ahora seré madre.

—¿Acaso me estas diciendo que eres virgen?

Mía sintió que las mejillas se le calentaron por la vergüenza.

Agustina no espero una respuesta de parte de ella.

—Considera lo que te dije, darme al bebé cuando nazca, de esa manera puedes hacer tu vida con una cuantiosa cantidad en tus bolsillos y con los novios que desees.

Mía sonrió.

—No deseo tener novios, tengo un esposo

Agustina la miró, la muchachita no podía esperar que sería la esposa de Angus para siempre, si había preparado una boda era por el nacimiento de su nieto, no iba a permitir que naciera fuera del matrimonio, una vez estuviera en este mundo, se acabaría el matrimonio.

Decidió no decir nada, después de todo ella tenía la última palabra, se puso de pie.

—Descansa, el chófer estará esperándote a las ocho, para llevarte a la clínica, lleva el móvil para que me mantengas al tanto —dio un pasó, pero se detuvo —Mañana regresa Rosa, ella es la nana de Angus, estuvo de vacaciones, ella cuidara de ti y el bebé.

—Gracias por el móvil —Agustina solo asintió, se marchó, Mía se sentía feliz, no había podido comunicarse con Ana y Pedro, el día que su tío le dijo que preparará su maleta, le había quitado el móvil que había recogido de la basura de los Bexley, su familia prefería tirarlo todo aunque estuviera en buenas condiciones, antes que dárselo a ella. No la dejó sacarlo por que era algo que había sido comprado con su dinero, nunca imagino que llegaría a tener el móvil que estaba de moda.



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En el texto hay: romance odio, amor celos

Editado: 25.01.2023

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