La nueva luz

Capítulo 0 - El Canto Hipnotiza

 
 


—¿Cómo estás para el examen de mañana, Sara?

Preguntó mi mejor amiga, algo preocupada por mí.

—Bueno... podría estar mejor, pero tranquila, estaré bien.

Respondí, sintiendo los cálidos brazos de mi amiga alrededor de mi cuerpo en un abrazo reconfortante.

—Más te vale. Avísame cuando llegues a casa.

Le devolví el abrazo, agradecida por su gran apoyo, y me dirigí hacia mi coche después de un agotador día en la universidad. Subí mis cosas al coche y emprendí el viaje de regreso a casa. Milagrosamente, no me dormí en los veinte minutos de trayecto. Al llegar, abrí la puerta y, tras caminar unos metros a dentro, me encontré con mi madre terminando de cocinar aparentemente.

—Oh, cariño, por fin llegas. Ya iba a comer sin ti.

Me recibió con un tono y una sonrisa burlona.

—Lo siento, mamá. Hoy la facultad de medicina fue una tortura.

—Ya, ven, vamos a comer. Ya es tarde.

Mi madre no estaba equivocada; eran más de la una de la mañana. Había tenido que quedarme hasta tan tarde por unas tontas tareas adicionales que nos dejaron. Me senté con ella para disfrutar de la deliciosa carne que había preparado. El aroma de las especias llenaba la cocina, haciendo que mi boca se hiciera agua. Terminamos de comer y ella se fue a dormirá su habitación, mientras que yo me duchaba y me encerraba en mi habitación para estudiar como una desquiciada. Tenía un examen a primera hora y no tenía pensado en reprobarlo.

Preparé todo, centré mis ojos en la pantalla de la computadora y mi mano en la libreta a mi costado, apuntando lo necesario para el examen. La prueba me tenía muy ansiosa y estresada, ya que no era fácil. Mientras frotaba mi mano contra mi cabeza con frustración, escuché un ruido proveniente de la ventana. Eché un vistazo de reojo, pero no vi nada. Volví a concentrarme en mi computadora.

—Sara...

Se escuchó de repente una débil voz resonando en mi habitación.

—Debo estar perdiendo la cabeza...

Murmuré, frotando mis sienes para intentar aliviar el estrés. Ignoré la extraña voz, atribuyéndola a mi imaginación.

—Sara...

Cuando la voz se volvió más persistente, me desesperé y frustré. Me levanté de mi escritorio y me dirigí hacia la ventana de donde venía el ruido. Me acerqué y la cerré de golpe.

—¡No, nombres! Ya me vi la película de La Llorona, ¡yo no caigo tan fácil!

Exclamé, tratando de liberar mi mente de la voz y volver a concentrarme en mis estudios. Sin embargo, apenas me senté en mi silla, la voz se intensificó y resonó con gran fuerza en mi habitación, llenándola con una melodía cálida como la chimenea de un hogar. Al oírla, sentí una intensa calma en todo mi ser. Era casi... hipnotizante.

—Sara... ven...

La extraña voz me llamó a través de la ventana. Sin el  poder juzgar mis decisiones, me levanté y caminé hacia la ventana. La abrí y me asomé, encontrándome con una misteriosa esfera de luz dorada flotando, invitándome a seguirla. Con cuidado, salí lentamente por la ventana de mi habitación para seguir a la luz.

—¿Qué eres tú cosita..?

Pregunté al aire, sin esperar alguna respuesta de parte de esa cosita.

La esfera simplemente insistió en que la siguiera, y cómo no hacerlo, si su bella voz me daba tanta calma. Solo quería seguirla y abrazar la nube de tranquilidad que emitía. La seguí durante lo que parecieron horas, aunque el tiempo dejó de tener sentido para mí en ese momento. Probablemente crucé carreteras y ni siquiera me di cuenta. El camino de este extraño ser de luz terminó en un bosque extraño. ¿Qué era este lugar? Era muy hermoso, me daba una especie de calma y seguridad, pero no tanta como la de la luz. Me acerqué con lentitud hacia ella e intenté tocar la esfera de luz, pero cuando avancé unos pasos, se desvaneció en el aire, diciendo una simple frase.

—Ven...

Murmuró la voz antes de desaparecer sin más. Al momento de irse, recuperé la conciencia, confundida. Miré a mi alrededor tratando de orientarme, pero no lo logré. No tenía idea de dónde estaba. Solo veía un bosque con plantas que nunca había visto, animales e insectos que me resultaban completamente extraños y un tanto interesantes. Todo este desconcierto fue interrumpido por un golpe de cansancio repentino que me hizo caer al suelo y sumirme en un sueño profundo.

Los rayos del sol golpearon mi rostro, obligándome a despertar. Antes de poder orientarme, escuché una voz enojada detrás de mí.

—¿Qué hace un sucio Usagi en este lugar?


 


 

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Holifiris!! Gente bella, espero y les guste este nuevo proyecto que estoy haciendo, les prometo que se va a poner mucho mejor, sin más, gracias por leer. Un abrazo de pato 🦆💗.




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