La nueva luz

Capítulo 1 - Los Rechazados


 


Al despertar y toparme con este extraño lugar y ahora un ser humano también, debe de ser una broma. Con miedo y nerviosa me voltee para toparme con una chica de melena negra, pero lo que me espanto más fue al observar la filosa espada que sostenía en su mano.

—Repito, ¿Qué hace un sucio Usagi en este reino?

Volvió a repetir su pregunta pero esta vez acercando su espada a mi garganta. Estaba en parálisis por el miedo que sentía en ese momento, no sabía que decir, ¡olvide como se hablaba!

—Unos idiotas como siempre.

Mis pupilas se dilataron al ver como levantaba su espada la cual iba directo a ser clavada a mi cabeza, sin más de repente una brisa paso frente mi y lo único que alcance a ver fue como la pelinegra fue golpeada en la cara y enviada unos metros lejos de mi ubicación.

—¡Tanto tiempo Aris!

Expresó en alto una voz femenina a la distancia llena de arrogancia y burla.

—Ahg, mocosa ingrata. ¿Qué quieres, Amber? ¿No vez que estoy trabajando?

Cuestionó con enojo la pelinegra qué aparentemente se llamaba Aris.

—Lo note… desgraciadamente no podrás, necesito a esta Usagi, lo siento, uy espera. No, no lo hago, !Ten un lindo día Aris!

Exclamó con burla la otra chica que al observarla mejor tenía… ¿¡escamas!? Ok, esto definitivamente debe ser un extraño sueño… no, no puedo estar en… ¡en el mundo de la magia!

Sin previo aviso fui levantada del suelo, me sobresalte y me di cuenta que me encontraba sobre el hombro de esta tal Aris.

—¿La quieres? Pues ven a quitármela

Oh por favor, ahora era la presa de estas dos tigres, ya que me falta. Un movimiento brusco me asusto, esta chica rarita y la tipa pejelagarto se empezaron a… ¿Pelear?

No podía observar mucho por la posición, pero si podía sentir el movimiento y seré honesta, me golpee feo unas veces, hasta que caí de golpe sobre mi propio trasero en el suelo.

—Quédate aquí, escoria.

Me ordenó con una voz firme la chica Aris.

Yo como buena chica… si, si me quede quieta, me gusta estar viva, saber que me haría esta güila si me muevo. Pero por supuesto me medio escondí tras un raro arbusto, y por favor, estas dos chicas eran increíbles, raras, pero hay que admitir que eran buenas peleando, tal vez la Aris tenía su espada y una especie de sombras o algo así, pero la pejelagarto también era muy buena, no usaba arma simplemente algo que parecía… magia. Durante la pelea la lagarto mando a volar a la otra y dirigió su atención a mí.

—Uy…

Sin más corrió a mi y me subió a su hombro… ¡otra vez en el hombro de alguien!

—¡¿Qué soy un saco de papas o que, carepicha!?

Cuestioné molesta por tal trato, tal vez sea inferior, pero un poco de respeto al menos por favor.

—Tú cállate Usagi. ¡Bueno Aris, fue una interesante pelea, pero me debo de ir, saludos a tu papi!

Exclamó burlándose de la chica antes de escaparse conmigo tan rápido como un rayo, la chica pelinegra nos persiguió un rato pero de algún modo la perdimos. Otra vez, fui tirada sobre mi trasero al piso.

—¡Ay! Pos ni que fuera perro.

Exclamé con dolor por el golpe.

—Silencio Usagi, levántate.

Me levante lentamente limpiando la suciedad que tenía sobre mi ropa y mi piel.

—¿Qué hace una Usagi en este lugar?

Cuestionó con más calma.

—¿Usagi? ¿Qué es eso?

—Responde.

Exigió.

—Ahhh… pues, llego una luz extraña a mi casa, me canto y trajo acá… y ya, un momento… No me vas a comer…¿verdad?

Cuestioné con una cara de sospecha.

—¿¡Qué!? ¡No! Que asco, como crees, tengo moral, un horror.

—Entonces… ¿por que me ayudaste?

Cuestioné.

—Ahg, Usagis… siempre tan ignorantes. Lo hice porque necesitó respuestas y tú me las vas a dar.

—Pos al menos que necesites el nombre del hueso del dedo del pie derecho dudo que te pueda ayudar en mucho más.

Argumento con sarcasmo.

—¿Qué? No, por supuesto que no, precisamente es algo que no vas a entender, así que será mejor que te explique después. Sígueme.

Finalizo dándome una seña para seguirla.

—¿Por qué lo haría?

—¿Prefieres quedarte aquí y que Aris te acabe? Bien.

Pues… eso si tiene mucho sentido, me apresure para seguirle el paso a la chica y caminar a su lado.

—¿Quién era ella?

Preguntó de repente.

—¿Aris? Ah, es una de las mejores capitanas de la guardia del reino oscuro, nada muy especial.

—O sea… ¿tiene experiencia en matar..?

—Meh, si

—¿¡Y dices que no es “muy especial”!?

Exclamó al tan solo imaginarme la gravedad del asunto.

—Te preocupas demasiado, Usagi.

—¿Por qué me sigues llamando Usagi? Tengo nombre sabes.

—Número uno, porque eso eres, Usagi es como se le conoce al humano aquí, y… era obvio, entonces por educación, ¿Cómo te llamas?

—Ah… qué raro nombre. Mi nombre es Sara, ¿el tuyo?

—Soy Amber

Los siguientes minutos fueron de un total silencio entre Amber y yo, ella no tenía motivo por el cual hablar o preguntar algo, y yo tampoco, técnicamente se la debía, ella salvó mi vida, no tengo porque ser maleducada, mi mente estaba más ocupada en mi examen y mi madre. Fueron tal vez treinta minutos de caminar en línea recta pensando en todo tipo de cosas.

—Oye Sara, llegamos

Avisó Amber.

—¿A dónde?

—Al lugar de los rechazados.

Amber de repente abrió una cortina de musgo revelando una pequeña comunidad bastante amplia oculta en medio del bosque, la flora y la fauna eran obvias en cada rincón con cada paso que daba.

—Esto es hermoso, pero… ¿Por qué se llama “los rechazados”?

Preguntó con curiosidad a Amber.

—Los rechazados es un lugar seguro en donde todos los que fueron rechazados por sus habilidades u virtudes y fueron desterrados tengan un lugar en donde dormir.

—¿Desterrados?

—Aquí si naces diferente, con alguna imperfección o no tienes poderes bien desarrollados te destierran por estar “rotos”




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