La nueva luz

Capítulo 4 - Persecución


 

 

-Aris, esta aquí.

Finalizó Rubí con nuestras dudas.

-¿Qué hacemos, Amber?

Preguntó la asustadiza voz de Shey.

Amber tuvo que pensar unos segundos sobre todo lo que estaba pasando hasta que por fin dio una orden.

-Esta aquí por Sara, llévenla al lado norte, por Eilram. Distraeré a Aris como pueda, ustedes cuiden a Sara.

-Si señora.

Finalizó Ezra antes de tomarme del brazo.

-Vamos no hay tiempo.

-Pero Amber...

Intente protestar.

-¡Amber estará bien, ahora corre!

Me exigió Rubí.

Me indicaron por donde ir y corrí lo más rápido posible, voltee a ver hacia atrás buscando rastro de Amber pero no halle nada de ella por donde la habíamos dejado. Fueron unos veinte minutos de correr sin parar, mi boca ya estaba seca, estaba toda sudorosa y cansada. Mi cuerpo me obligó a parar un momento porque ya no aguantaba.

-Oigan... ¿Cuánto... cuanto falta?

-Unos diez minutos.

Contestó Ezra.

-Tenemos que llegar lo antes posible, no hay tiempo de retrasos.

Protesto Rubí.

-Ya... Ya no puedo más...

-Con permiso. Tenemos que escondernos.

Ezra se acerco a mi e me hizo subí a su espalda para llegar más rápido, estaba bastante cansada y sin energías, así que no proteste y deje que Ezra me llevará. Volvimos a tomar camino y mientras corríamos un gran escándalo tras mío a la lejanía se ganó mi atención al voltear solo logré escuchar un gruñido ensordecedor y un gran destello de luz verde entre los árboles.

-Amber...

Conmigo en la espalda de Ezra logramos llegar mucho más rápido al punto de destino. Ezra me bajo con delicadeza y todos nos sentamos en el césped.

-¿Qué esta pasando?

Pregunté con preocupación y confusión.

-Al parecer Aris te esta buscando de manera frenética, es increíble si me lo preguntas, te quiere destruir a como de modo.

Comentó Rubí como si nada.

-¿Qué..?

-¡Rubí! No la asustes

Soltó Ezra con un tono regañón.

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AMBER

-¡Ríndete, Amber!

Exclamó con furia Aris enviando una horda de sombras a mi dirección.

-Déjame pensarlo. Ya lo pensé, la respuesta es no.

Vaciló con burla esquivando sus sombras a como de lugar. Tome mi libro entre mis manos, al abrirlo en una página en especial y decir unas simples palabras.

-Fitaro...

Murmuré y un relámpago de energía brillante color verde fue enviada hacia Aris.

-¿¡Cual es tu maldito problema, escoria!?

Exclamó atacando por sorpresa tras mío y dándome un golpe tan fuerte que dolía como si una montaña me hubiera caído encima. La fuerza me hizo salir volada por el aire aterrizando en el duro suelo, me voltee aun de rodillas en el suelo para ver a Aris acercarse caminando lentamente hacia mi.

-Muy bien, ahora, ¿Dónde está la Usagi?

-Que te importa.

Cargo su espada a mi garganta y pisando mi pecho con sus pesadas botas de tacón, presionándome contra el suelo, dejándome sin aire.

-Tanto como a ti, ¿Por qué la tendrías contigo si no?

Ajuste mis manos entre la hoja de la espada para que no atravesará mi garganta, cortando mis manos en el proceso.

-¿Desde cuando te gusta proteger a un ser?

-¿Proteger? No me hagas reír, la tienes por dura conveniencia. Quieres usar su potencial a tu antojo.

Aris emito una risa ronca ante mi pregunta y ejerciendo más presión sobre mi pecho. Tosí ante los golpes qué tenía y ahora esta horrible presión, no pasó mucho antes de empezar a toser sangre.

-¿De que soles estas hablando?

-No te hagas la tonta, Amber, se que quieres que obtenga ese poder para que te puedas restaurar, pero eso no va a pasar, por mi cuenta va que no.

Levanto su espada, ya lista para penetrar mi cuello, antes de que esto pase logre reaccionar e emití un rugido de dragón con todos las fuerzas que me quedaron. Aris quede ensordecida y retrocedió por el inmediato dolor en los tímpanos. Aproveche esta oportunidad para correr y no mirar atrás, corrí y corrí con la esperanza que no me siguiera o me ubicará, por suerte eso no pasó y después de unos quince minutos corriendo constantemente me detuve a descansar y analizar mis heridas, habías varios hematomas, pero eso era lo de menos, tenía dos inmensas y profundas heridas en las palmas de mis manos, probablemente alguna especie de daño interno por el sangrado de mi boca y mi cabeza estaba abierta. Aun así tome fuerzas para seguir corriendo otros quince minutos más, mientras corría lo más rápido posible sentía mi cuerpo en llamas por los terribles dolores en el, más que había usado el poco poder de dragón qué tenía, siempre que lo usaba me enfermaba, significaba qué necesitaba llegar lo más pronto posible con los chicos. Sin darme cuenta de todo lo que había corrido a la lejanía mis ojos se toparon con los de Shey.

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-¡Chicos, es Amber!

Exclamó con entusiasmo de repente Shey.

Al voltear nos topamos con una Amber herida y muy cansada.

-¡Amber!

Grito Ezra con preocupación antes de correr hacia ella y tomarla en brazos para traerla con nosotras.

-¡¿Amber, que fue lo que paso!?

Preguntó la histérica Rubí.

-No tenemos tiempo para preguntas chicos, se está desangrando, necesito vendas o tela, algo para pararla.

Intervení posando mis manos en la herida abierta en su cabeza. Ahora era hora de poner a prueba mi año en la facultad de medicina. Los chicos me dieron todas las vendas que consiguieron en sus cosas, eran seis en total, con tres de estas atendí la herida de la cabeza puse las tres con tanta presión como pude y después seguí con sus manos con una venda la partí a la mitad para hacer un torniquete en sus dos muñecas y luego ventar sus manos.

-¿Ahora que hacemos?

Pregunté con preocupación por Amber.

-Esperar, es una dragona, sanan rápido. A juzgar por sus heridas en una hora estará bien, tenemos que esperar.




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