La nueva luz

Capítulo 14 - ¿Que Fue Eso?

Seguía paralizada, incapaz de apartar la mirada de esos ojos azules que me atravesaban como puñales. El felino gigante no se movía, y tampoco lo hacía él, el extraño que parecía surgir de la misma oscuridad. Mi cuerpo temblaba, y no era solo por el frío.

—¿Una Usagi?

Preguntó, su voz ronca y severa resonando en el aire, como el estruendo de una tormenta.

No tuve tiempo de responder antes de que él levantara su mano. Apenas lo vi moverla, pero el felino se lanzó hacia mí con una velocidad aterradora. Todo sucedió en un instante. Mi cuerpo reaccionó antes que mi mente, y rodé por la nieve, sintiendo el frío cortante en mi piel y cómo la garra del animal rasgaba la tela de mi ropa. El dolor era agudo, pero no tuve tiempo para pensar en ello. El felino volvió a abalanzarse, y esta vez su objetivo era claro: mi cuello.

—¡No!

Grité, alzando las manos instintivamente, como si eso pudiera detener a una bestia tan letal.

Pero algo sucedió. Una barrera de luz brotó de mis manos, formando un escudo brillante que detuvo al felino en seco. El impacto fue brutal, y la criatura fue lanzada hacia atrás, cayendo en la nieve con un rugido de frustración. Respiré agitadamente, mi mente luchando por entender lo que acababa de pasar. Sentía la voz en mi cabeza, más fuerte que nunca, guiándome, dándome un poder que no sabía que tenía.

—¿Qué eres?

Escuché al príncipe murmurar con evidente molestia.

Lo vi acercarse, su rostro ensombrecido por una mezcla de curiosidad y desprecio. La electricidad chisporroteaba en el aire alrededor de él, iluminando la oscuridad del bosque con destellos azulados. Su poder era palpable, cargado de una energía peligrosa, y mi corazón comenzó a latir más rápido al sentirlo tan cerca.

—¿Cómo es posible que una simple humana posea un poder como ese?

Su voz era fría, casi hiriente, como si el mero hecho de que yo existiera le fuera intolerable.

—No lo sé…

Balbuceé, mi voz apenas un susurro, temblando por dentro y por fuera.

—Yo… yo no lo entiendo tampoco.

—Mientes. —Su respuesta fue inmediata, y su tono dejó claro que no aceptaba excusas. Levantó su mano, y vi cómo la electricidad danzaba entre sus dedos, formando arcos de luz que chisporroteaban con fuerza

—No me interesa lo que seas, solo se que una sucia y negligente humana no pertenece aquí.

Antes de que pudiera siquiera reaccionar, lanzó una ráfaga de energía eléctrica hacia mí. La vi venir, pero mis piernas no se movieron a tiempo. El rayo impactó a centímetros de donde estaba, lanzándome al suelo por la fuerza de la explosión. El dolor me recorrió el cuerpo, y un sabor metálico llenó mi boca. Sabía que no tenía oportunidad contra él. Su poder era inmenso, mucho mayor que el mío. Pero la voz, esa voz, me empujaba a no rendirme, a luchar aunque todo pareciera perdido.

Me forcé a levantarme, pero mis piernas temblaban tanto que apenas pude ponerme de rodillas. Él avanzaba hacia mí, con una expresión de fría determinación. Sabía que no podía enfrentarlo, pero algo en mí me decía que no podía simplemente rendirme.

Entonces, algo en el bosque reaccionó. Las plantas que nos rodeaban, tan brillantes como diamantes, comenzaron a moverse por sí solas. Vi cómo se alzaban, como si tuvieran vida propia, y se dirigían hacia él. Envolvieron sus pies, luego sus piernas, y pronto comenzaron a subir por su cuerpo, inmovilizándolo.

—¿Qué…?

Exclamó, intentando liberarse mientras la electricidad chisporroteaba a su alrededor, pero las plantas lo mantenían a raya.

Sabía que esa era mi oportunidad. Me levanté tambaleante y comencé a retroceder, pero antes de que pudiera alejarme demasiado, sus ojos azules se encontraron con los míos una vez más.

—Esto no ha terminado, humana.

Habló con una voz cargada de odio y una promesa oscura.

— No escaparás tan fácilmente la próxima vez.

Mis piernas apenas lograron sostenerme mientras me giraba y corría, el sonido de las plantas cerrándose detrás de mí. No supe por cuánto tiempo corrí, pero cuando finalmente me detuve, jadeando y con el corazón a punto de estallar, supe que estaba lejos de él… por ahora.

Pero en mi mente, las palabras de Amber resonaban con fuerza. Quizás tenía razón, quizás esa voz no era tan de fiar como pensaba. Sin embargo, una parte de mí no podía evitar sentir que, sin ella, no estaría viva en ese momento. Y lo que más me preocupaba ahora era el hecho de que, aunque había logrado escapar, no había logrado encontrar las respuestas que buscaba. Y con ese príncipe tras de mí, el peligro solo acababa de empezar.

Me apresuré a volver como pude al campamento con los demás, rezando que no se hayan dado cuenta de que me había ido, especialmente Amber; si se enteraba, me regañaría un buen rato por ello.

Después de esperar un rato, logré ubicarme y hallar a los demás. Por suerte, todos estaban dormidos, todos menos Shey. Nuestros ojos se encontraron cuando me acerqué, y ella corrió hacia mí, deteniéndose frente a mí.

—¡Sara! ¿Dónde estabas?

Preguntó con su adorable, pero ahora preocupada voz.

—Sí... Digamos que otra vez... La voz me llamó... Un momento, ¿cómo te diste cuenta de que me fui?

—Eso te iba a preguntar. Verás, mientras dormía escuché una voz, una muy bonita y tranquila, casi ordenándome que fuera y atrapara a algo... o a alguien...

Las palabras de Shey resonaron en mi cabeza. ¿Ordenándote? ¿Atrapar a algo o a alguien? Eso me sonaba familiar. No, de hecho, yo sabía muy bien de qué se trataba, pero aún no era el momento de hablar, o eso creo.

—Tal vez solo haya sido un sueño extraño. Ven, vamos a dormir.

Tomé a Shey y la coloqué en la palma de mi mano, y caminé hacia donde estaban los demás. Todos se veían muy tranquilos durmiendo. Oliver acurrucado en el regazo de Rubí. Amber dormida junto a Ezra, apoyada en su hombro. Por ahora, pensé que no era un buen momento para perturbar la paz con mis problemas en este extraño lugar.




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