Después de mi charla con Amber, volví junto con ella con los demás. Aún tenía muchas emociones mezcladas: miedo, confusión, curiosidad. Este tal Félix me llamó la atención desde un principio; o sea, un tipo extraño que de repente me quiere asesinar de la nada, eso es raro y sin sentido.
—¿Cielo?
De repente escuché la voz de Ezra detrás de mí.
—¿Ezra? ¿Pasa algo?
—No, para nada, pero... Amber ya te explicó lo que está pasando, ¿cierto?
—Sí... Pero lo que no logro entender aún es por qué ese tal Félix tal vez me esté siguiendo...
Bajé mi mirada hacia el suelo, algo desanimada por todo lo que estaba sucediendo.
—Bueno... El príncipe Félix es una persona desquiciada, hace todo para obtener poder. Pero, a mi punto de vista, no creo que tú le importes ni un poquito. Él siempre busca más poder, y tú no tienes ni un poco de eso, sin ofender.
Habló Ezra mientras me dedicaba una sonrisa tranquilizadora.
—Tal vez tengas razón. Básicamente, no tengo nada interesante en mí; no veo por qué un príncipe todopoderoso me querría.
—Ya lo tienes.
Ezra alborotó mi cabello de manera juguetona mientras nuestro rumbo seguía en pie.
Pero mientras caminábamos entre el bosque, riendo, hablando de cualquier cosa y bromeando, no podía quitarme la sensación de encima de que algo me observaba demasiado. No sabía si era solo una alucinación rara o algo así, pero no podía evitar sentirla.
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ARIS
Caminando por un gran pasillo con lujosas decoraciones exóticas adornando cada pared, mis botas pesadas resonaban con un gran eco por toda la habitación. Me quedé quieta ante el trono y me arrodillé ante él.
—Mi rey, la misión ha sido un éxito. El grupo de rechazados y la Usagi han sido localizados.
Hablé con firmeza ante él, el rey Michael II, el gobernador sombra.
—Me siento complacido con tu servicio, Aris. Pero tengo unas dudas acerca de tu misión.
Su voz rasposa y ronca entró por mis oídos, provocándome escalofríos por la espalda.
—Pregúnteme lo que guste.
—Esa Usagi... Dijiste que localizaste un rastro de un aura poderosa en ella. ¿Qué tan poderosa puedes calcular que es?
—No le podría decir con certeza, pero para una Usagi es increíble el aura que libera...
Un fuerte estruendo de un golpe seco se escuchó por la habitación, acompañado por un grito furioso de parte del rey.
—¡Eso no fue lo que pregunté! ¡Responde!
—Sí, señor... El aura que se percibe es poderosa, mucho, pero no podría darle un número sin antes analizar a la Usagi.
—Lo entiendo... Encuentra a la Usagi. Quiero...
Observé por encima de mis ojos cómo el rey acariciaba la hoja de la espada que descansaba sobre su regazo.
—Hablar con ella... Puedes retirarte. Haz tu trabajo rápido.
—Sí, señor.
Me levanté del suelo y me dirigí directamente a la puerta. Al salir del salón del trono, me encaminé directo a mis tropas a cargo.
—¡Es hora de ir de cacería, muchachos!
Grité en el salón de descanso de las tropas de guardias.
Aparte de capturar a la sucia Usagi, también podría encargarme de la malnacida de Amber. Matar dos pájaros de un tiro...
—Esto será divertido.
Murmuré con una sonrisa entre mis labios.
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El trayecto se había vuelto eterno y todos le rogábamos a Amber por un descanso, hasta que por fin accedió.
Con el permiso de Amber y la compañía de Ezra, me adentré más en el bosque helado en busca de algo que calmara mi aburrimiento.
—Hey, Ezra.
Lo llamé.
—Dímelo, corazón.
—Amber me contó varias historias de lo que pasa por aquí. ¿Qué tal si me cuentas una también? Me ayudaría a entender más este lugar.
Propuse con una inmensa curiosidad por este lugar y sus habilidades.
—Vaya... Pues, básicamente, Amber ya te ha contado lo normal... ¿Te ha hablado de cómo funciona la magia aquí?
—Nop.
—Entonces te hablaré de eso. Mejor vayamos a un lugar más cómodo.
Ezra se acercó a mí, tomándome de la cintura para dar un brinco que nos llevó a un árbol cercano, el cual no tuvo mucho problema para escalar y subir a una gran rama.
—¡Uff! ¡Al menos avisa, ¿quieres?!
Ezra simplemente soltó unas risas ante mi queja.
—Bueno, te contaré sobre algo que sé muy bien: el libro de Amber.
Empezó.
—¿El que siempre lleva en una especie de bolso en su cadera?
—Ese mismo. Verás, ese libro forma parte de una trilogía llamada los Pyhls. Ese nombre en nuestra lengua se traduce como "Poderosos". Estos tres libros cada uno tiene un nombre: el Libro de la Paz, el Libro de la Magia, y por último el que tiene Amber, el Libro del Caos.
Escuché con atención cada palabra que Ezra me explicaba.
—Y si Amber tiene ese... ¿Dónde están los otros?
Pregunté con curiosidad.
—Esos dos están ocultos en el reino SEL, y probablemente bajo una intensa seguridad. Cada uno tiene habilidades únicas: el de la paz hace que su portador pueda generar una alegría inmensa, pero también manipulación mental. El de los disturbios permite que el portador pueda crear guerras y destrucción con ilusiones. Por último, el del caos permite que su portador pueda manipular la materia a su gusto.
Esta nueva información me encantó, cada palabra que Ezra me dijo me pareció fascinante.
—¿Y sabes cómo Amber consiguió el suyo? Como dices que los otros están bajo confinamiento.
—¡Ja! ¿Que si lo sé? Querida, yo se lo regalé.
Me dijo con un tono carismático y una sonrisa de lado.
—¿Cómo así?
—Bueno... Cuando recién me uní a los rechazados, muchos no me aceptaron de inmediato... Decían que era raro, pero la primera en ofrecerme ayuda fue ella. Sentí que debía agradecerle de alguna manera, y... robé ese libro como regalo para ella...
Habló Ezra con una mirada y sonrisa cálida, como si recordara lindos momentos del pasado.
Editado: 21.10.2024