Sentí como los escalofríos invadieron de inmediato mi cuerpo al escuchar aquella voz detrás mía, la reconocí de inmediato... Había vuelvo por mí, Amber tenía razón, debíamos irnos lo antes posible, pero eso no pasó y ahora me encontraba en una situación de peligro, sola, sin nadie.
Con temor voltee lentamente mientras me levantaba de mi cómoda posición para toparme con aquellos ojos penetrantes tan brillantes como mil diamantes juntos contra la luz de la luna.
—Félix...
Murmure con temor al volver a encontrarme con él.
¿Qué hacía él aquí? Se supone que yo le importaba, no tengo poder que darle, no tengo nada de su interés... ¿Ó si?
—Oh, con que ya me conoces, encantador.
Habló con un toque de ironía en sus palabras con una sonrisa burlona entre sus labios.
—¿Qué-qué es lo que quieres?
Pará decir tales palabras me costó mucho tener el suficiente coraje, y bastante, intentaba no demostrarlo, pero están temblando del terror, mi boca se había vuelvo de desierto por la angustia y ansiedad de la situación.
—¿Qué que quiero?
Cuestionó con aún esa sonrisa de oreja a oreja qué me estaba poniéndo de los nervios.
—Bueno, querida. Por si no te has dado cuenta te has vuelto muy popular entre la realeza, tomando en cuenta que eres una Usagi es muy poco creíble pero...
Sé tomo un momento para aclarar la voz antes de continuar hablando, se acercó lentamente hacia mí mientras daba vuelvas alrededor mío a paso lentamente sin perder su espeluznante mirada.
—William te busca, eso es algo increíble, ¿el rey en persona? Eso es algo asombroso... Y poco creíble.
En la última palabra su mirada y tono voz se volvieron más serias y profundas. De repente de detuvo en frente de mí y tomo uno de mis mechones de cabello con una extensión de asco y desprecio.
—¿Qué rayos una inservible como tú podría tener de especial?
Su aspecto se volvió más sobrio cuando dijo eso. La verdad ni yo entendía porque era buscado, pero si él mismo decía que yo no tenía nada especial, ¿entonces que hacía aquí?
—Si no tengo nada especial, ¿entonces que haces aquí?
—Análisis.
Cuando terminó con esa oración con un simple silbido el felino con el que me había encontrado antes y me atrapó bajó él.
—¿¡Ah!?
Grite tanto como asustada como confundida.
—Callate, enjendro, no te vas a morir. Quisiera pero William quiere hacerlo primero, prefiero evitarme problemas con él, tú me entiendes.
Expresó con un ánimo y postura distinta a la de antes, más burlona y animada.
Antes de darme cuenta estaba atada del torso hasta los tobillos y con una venda en la boca, ¿¡Donde rayos estaba Ezra y por qué se estaba tardando tanto en regresar!? Félix se acercó con paso silencioso mientras se acercaba con una daga hacía mí. Mi expresión de miedo de volvió de pánico de inmediato, tenía demasiado miedo, esté tipo raro estaba apuntó de hacerme algo muy malo, ¿Donde esta la voz cuando la necesito? Sin previo aviso sentir la daga cortar mi piel en un corte limpio, me estremecí por el dolor.
—Quedate quieta si no quieres que te vaya peor.
Obedecí ya que este hombre no parecía bromista acerca a este asunto.
Observé como guardó la sangre que salió de la herida que me hizo en un lindo frasco de cristal antes de levantarse.
—Te agradezco la coperación. Buena suerte, presa.
Dijo mientras se daba la vuelta después de rociarme una extraña sustancia encima que me dejó aturdida hasta que me dejó inconsciente.
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—¿¡Sara!?
Escuché una débil voz que se sentía que estaba cerca mía, pero al mismo tiempo la escuchaba tan lejos...
—¡Sara!
Sin más sentí que alguien me dio una cachetada y mi mente se despertó y mis ojos se abrieron.
—¡Gracias a la tierra! ¿¡Estas bien!?
Lo primero que vi al despertar fueron los ojos de preocupación de Amber, ya su brillo verde estaba más encendido que nunca.
—... ¿Amber...?
Murmure aún muy débil como para hablar o moverme.
—¡Estas bien!
Amber me atrajo hacia ella, rodeandome con sus brazos en un abrazo firme sin intensión soltarme, como si me fuera a pasar algo si lo hacía.
Me separe de Amber como puse ya que esta parecía que en un estado de pánico.
—Calma, Amber, estoy bien.
Dije intentado tranquilizarla.
—Si ya me di cuenta, ahora... ¡¿Se puede saber que hacías sola en medio del bosque!? ¿¡Y que es eso que tienes en el brazo!?
Me grito con una mezcla de furia y preocupación.
Me miré a mi misma y no encontré algo fuera de lo normal, a excepción de la cortada qué antes Félix me había hecho.
—¿Sola? No estaba sola, estaba con Ezra. Y la cosa está de brazo fue... ¿Me estas escuchando?
Cuando levante la mirada para ver a Amber en medio de mi relato esta parecía con la mirada y mente en blanco, no dijo nada, no movió nada. Me acerco a ella y la agite un poco.
—¡Hey! ¿Ahora tú qué?
—Sara... Dijiste que Ezra estaba contigo...
Dijo con la mirada en el aire.
—¿Si..?
—Y si Ezra estaba contigo... ¿Dónde está ahora?
Preguntó con su preocupación que aumentaba con cada palabra que decía.
—¿No ha vuelto?
Pregunté confundida.
—¡No!
Sé levantó de golpe de su lugar en el suelo, parecía que ella estaba al borde del llanto y el pánico. Sus manos se posicionaron en su cabeza, agarrando su cabello tan fuerte que parecía que casi se lo agarrancaria de un tirón.
—Oye, Amber... Debes calmarte...
Murmuré con la intención de intentar ayudar a Amber.
—¿Calmarme..? Ja... ¡Ja ja ja! ¡Claro que me calmare!
Amber me enfrentó con unos ojos tan brillantes como esmeraldas, colnillos tan filosos como la oja de una espada, unas escamas qué juraría no haber visto que eran tan grandes.
—¡Ezra esta esta perdido! ¿¡Y se supone que me debo calmar!? ¡Mi...! Mi... Mejor amigo... No está...
Editado: 21.10.2024