La nueva luz

Capítulo 18 - Manipulación

La atmósfera en la pequeña reunión nuestra estaba cargada de una tensión palpable. Yo aún no podía sacudirme el dolor del corte ni el aturdimiento de lo que había sucedido con Félix. Amber, por otro lado, caminaba de un lado a otro, cada paso acompañado de un golpe sordo contra el suelo de nieve. Oliver permanecía apoyado en un árbol cercano, su semblante grave y la mirada fija en la distancia, mientras Rubí y Shey discutían en voz baja un plan para rastrear a Ezra.

—Tenemos que ir por él.

Declaró Amber, finalmente deteniéndose y enfrentándose al grupo con los ojos enrojecidos por la preocupación.

—No podemos esperar más.

Yo, aún débil pero determinada, me levanté del tronco en donde descansaba. Sentía la conexión con Ezra, una amistad que se había fortalecido a pesar de que no nos conocimos hace mucho y no podía soportar la idea de que estuviera en peligro.

—Estoy de acuerdo.

Declaré con voz firme.

—No sabemos lo que le ha pasado, pero no podemos dejarlo solo más tiempo.

Oliver asintió, acercándose lentamente hacia Amber. El toque de sus manos en la cintura de Amber fue suficiente para calmarla un poco.

—Lo encontraremos.

Prometió Oliver con una sonrisa inocente qué ocultaba su preocupación y miedo.

—Pero tenemos que ser inteligentes. Si Aris está involucrado, no será un simple rescate.

Habló Rubí.

—Lo siento, Sara. Pero no podemos continuar nuestra misión al reino del agua sin Ezra. Necesitamos ir por él.

Le dedique una sonrisa amistosa y de aprobación a Amber.

Shey se adelantó, extendiendo un mapa en la mesa. Marcó varios puntos en él, delineando el límite entre su territorio y el Reino Oscuro, un lugar que incluso los más valientes temían.

—Aris lo habrá llevado aquí.

Dijo, señalando una zona en el borde del mapa que estaba envuelta en sombras.

—El Reino Oscuro es un laberinto de túneles y calabozos. Si está allí, será difícil sacarlo... y más aún si Ezra no puede usar sus poderes de luna.

Trago en seco, recordando las palabras de Félix. Sabía que el grupo estaba en peligro, pero no había esperado que las cosas se desmoronaran tan rápido.

—No importa lo difícil que sea, tenemos que intentarlo.

Afirmó Shey, levantándose con dificultad.

—Ezra es parte de nuestra familia, y no lo dejaremos atrás.

—Eso lo sabemos.

Respondió Rubí, con su habitual tono cortante.

—Pero debemos estar preparados para lo peor. Aris no juega limpio, y sabemos que no somos sus únicos enemigos.

—Y eso es lo que me preocupa.

Añadió Amber, finalmente tomando asiento, con las manos temblorosa.

—Si no lo encontramos a tiempo... Ezra podría no ser el mismo. Esa maldita es capaz de todo por obtener lo que quiere... Yo lo sé bien.

La gravedad de esas palabras quedó suspendida en el aire, un recordatorio de lo que estaba en juego. Con un rápido intercambio de miradas, el grupo entendió lo que debían hacer. Prepararon sus armas, empaquetaron provisiones y delinearon un plan, aunque sabían que nada los prepararía completamente para lo que encontrarían en el Reino Oscuro.

—Para llegar al reino oscuro tendremos que reproceder... Será un viaje largo... Prepárense.

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EZRA

En las profundidades del Reino Oscuro, luchaba por mantener mi mente intacta. El calabozo en el que estaba encerrado era un agujero húmedo y oscuro, donde los rayos de la luna jamás llegaban. Sin mi poder lunar, me sentía debilitado, casi humano, una sensación que me aterraba algo.

Mis manos estaban encadenadas a la pared de piedra, y cada movimiento me causaba un dolor insoportable. A lo largo de los días o lo que se suponía que eran días, ya que en aquel lugar el tiempo parecía no existir, me habían torturado física y mentalmente. La magia oscura impregnaba el aire, debilitando aún más mi propia voluntad.

Una risa fría resonó desde la oscuridad del corredor, y supe inmediatamente quién era, le dedique una mirada de odio al verla.

—Ah, nuestro querido prisionero ha despertado.

La voz de Aris resonó en el espacio pequeño, como un veneno que se filtraba en mi mente.

—¿Cómo te sientes hoy, Ezra? ¿Acaso extrañas tu precioso poder lunar?

Levanté la cabeza con dificultad. Aunque mi cuerpo estaba al borde de la ruptura, mi espíritu seguía luchando. No le daría a Aris la satisfacción de verme completamente derrotado.

—No vas a ganarme...

Gruñí con la voz quebrada.

—No puedes...

Aris soltó una carcajada mientras avanzaba hacia mí, sus ojos morado brillante destilando crueldad. Con un simple movimiento de su mano, la oscuridad qué me rodeaba pareció intensificarse, ahogando cualquier esperanza que pudiera quedarme.

—Oh, pero ya lo he hecho.

Respondió, acercándose lo suficiente como para que pudiera ver el brillo siniestro en sus ojos.

—Ya te he roto, aunque aún no lo sabes.

Con un gesto despreciativo, Aris agitó su mano, y una nueva ola de dolor recorrió en mi cuerpo. Grité, pero mí grito fue sofocado por la risa de Aris.

—Eres solo una pieza más en este juego, Ezra. Pero no te preocupes, tu sufrimiento tiene un propósito. Mi diversión es solo una parte... Quiero que me digas todo lo que sabes sobre tus amigos. Y sobre la humana.

Apreté los dientes, la rabia se mezclaba con la impotencia. No podía traicionar a mi grupo, mi familia, no importaba lo que le hicieran.

—No... te diré... nada...

Aris se inclinó hacia mí, una sonrisa maliciosa estirando sus labios.

—Oh, lo harás. A su debido tiempo, lo harás.

Y con esas palabras, una vez más lo dejó solo, sumido en la oscuridad y el dolor.

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El grupo avanzaba con rapidez por el bosque. La preocupación por Ezra era el combustible que los mantenía en movimiento, a pesar de la extenuación que comenzaba a hacerse evidente en cada uno de ellos. Amber lideraba el grupo, sus sentidos agudizados, rastreando cualquier señal que pudiera llevarlos a su amigo.




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