La vista nos dejó a las tres estupefactas y hororizadas.
—¿Ese... Es Ezra?
Preguntó Rubí con dificultad.
—Es su cuerpo... Pero no creo que su mente...
Le contestó Amber.
Observé a Ezra con cuidado, definitivamente no parecía él, hasta su rostro era distinto, él siempre tenía una actitud graciosa y burlona, pero ahora esta daba una muy mala espina. Estaba vestido de una manera ridícula, con un traje de bufón en colores negro, rojo y morado, los cascabeles de su traje se escucharon por toda la habitación, aturdiendo, y solo hacia el ambiente peor. ¿Qué le habían hecho?
—Oh, supongo que nuestro nuevo bufón les parece conocido.
Comenzó Aris con una sonrisa burlona.
Aris tomó del brazo a Ezra, él cual parecía un pequeño perrito bien portado. Lo colocó en frente de ella haciendo agacharse frente a nosotras, como si lo quisiera presumir.
—¿Qué les parece... Mi nueva mascota?
—¡No lo toques!
Grito Amber ando un paso al frente con la intención de atacar a Aris.
Rubí y yo sostuvimos con toda nuestra nuestra fuerza a Amber para que no hiciera nada estúpido.
—No no...
Aris levantó la cabeza de Ezra desde su mandíbula y paso tus afiladas uñas por su cuello acariciandolo.
—No intentes nada... O él chico...
Rasguño el cuello de Ezra dejando que unas gotas de sangre bajen de cuello hasta por debajo de la ropa.
—Muere. ¿No es así, querido?
Preguntó Aris a Ezra.
—Si, lugii.
Respondió Ezra. Su voz era la de él, pero no se sentía como la de él.
—¡Eras hija de la re mil-!
Amber parecía furiosa, un poco más y mataría a Aris en frente de nosotras.
—¡Ya, Amber! Calmate.
Le ordenó Rubí con una voz severa.
—Tranquila chica, como dije si se calman, el chico no morirá.
—¿Qué es lo que quieres, Aris?
—Uy, muy simple... La Usagi...
—¡Jamás!
Gritó Amber antes que Aris tuviera la oportunidad de terminar su frase, se adelantó al frente mío colocando su brazo en frente de mí.
—Ahg, siempre tan maleducada. Lo único que quiero es que la Usagi tenga una conversación... Con Michael.
Finalizó con una sonrisa maligna.
—Estas loca si-...
—Amber...
Le interrumpí mientras me acercaba a ella por detrás. Sabía que tal vez esto sería un riesgo increíble, pero era por Ezra, y sabía que Amber le quería mucho, sería como un favor para devolverle lo que hizo por mí, salvarme la vida.
—Lo haré.
—¡¿Estas loca!? Jamás te dejaría ir con el loco de Michael.
—Amber, entiendo que puede ser peligroso, pero... Si eso nos hace recuperar a Ezra... Lo haré.
Antes de que Amber me detuviera o intentará hacerme arrepentirme de mi decisión, di unos pasos al frente para quedar frente a Aris.
—Quiero algo que me garantize que nos darás a Ezra cuando yo entre a hablar con él.
—Uhs, bien... ¿Qué tal un intercambio? Les doy el chico ahora, pero me llevo a la chica para hablar con Michael, si ella sale viva, se la pueden llevar con ustedes, ¿trato?
Amber junto a Rubí ambos se quedaron pensando la propuesta, yo ya había aceptado, técnicamente era mi decisión, ellas no debían decidir nada. Espero estar haciendo lo correcto.
—Trato.
Le dije a Aris.
—Sara... ¿Estas segura..?
Me preguntó Amber algo asustada.
—Lo estoy. Ella me va a ayudar.
—¡Perfecto!
Grito Aris.
Con eso tiró a Ezra de rodillas frente a Amber y Rubí, mientras a mi me agarraba del brazo.
—Ven conmigo.
Me ordenó con una voz espeluznante.
La obedecí, y la seguí por un pasillo cercano, voltee hacia atrás para ver a Amber arrodillada en el suelo abrazando y intentando comunicarse con Ezra, nuestros ojos se encontraron, le dedique una sonrisa gentil antes de desaparecer entre las sombras de este horrible castillo.
Después de un rato de caminar junto a Aris me ponía nerviosa cada vez más, el sonido de sus tacones resonaban con fuerza entraba por mis oídos y eso solo me hacia haberme arrepentido de mi decisión, pero sabía que Ezra me necesitaba, él me había ayudado, consolado y guiado, le debía muchas.
No sabía si saldría con vida de esta, pero lo intentaría... ¡Y más le valia a esa lerda carepicha voz aparecer a tiempo!
Mientras estaba sumida en mis pensamientos un estruendo me sacó de ellos, el gran ruido de unas pesadas puertas abriendose.
—¡Saludos, al rey Michael II, y al su hijo, el príncipe Zion I!
Vaya, ¿era necesario tanto escándalo? Y no sabía qué rayos estaba pasando. Mis ojos se toparon con un bello jardín inmenso, había diversas flores que jamás había visto antes al rededor, unas extrañas color rojo, unas moradas y otras blancas muy lindas. El rey y su hijo estaban sentados en una mesa en el centro del jardín aparentemente tomando el té.
—Camina, Usagi.
Aris me empujó por detrás para que me apurara a caminar.
—Mi nombre es Sara.
Recalque molesta.
—No es mi problema. Camina.
No dije nada más y seguí sus ordenes, a lado había una fila de guardias con un aspecto... Algo peculiar, pero no se veían para nada débiles, ¿Serían un problema? Camine unos pocos metros hasta llegar al frente de los chicos.
—Hasta que la conozco, ¿Señorita..?
Apenas escuche la voz de Michael casi me derrito, no porqué era linda, si no todo lo contrario, era tan gruesa y rasgada qué era incómoda de oír.
—Sara...
Consteste con inseguridad.
—He oído... Toda clase de cosas sobre ti, me gustaría... Aclarar unas cosas con usted, Señorita Sara. Por favor tome asiento, y permitame presentar a mi hijo, Zion Dark. Es una lastima que mis dos hijos mayores más no pudieran estar aquí también.
Gracias por que no pudieran venir, si lo hubieran hecho probablemente ya me hubiera desmayo apenas abrieron las puertas. Me senté en la silla que estaba más cerca, quedando al frente del padre y su hijo.
Editado: 21.10.2024