La nueva yo

Capítulo 11: Siempre Melissa

Me levanté temprano en la mañana y preparé el desayuno, antes de llevar a los niños a la escuela. Le pedí consejos a quien siempre había sido mi ama de llaves y ella me contó los platillos preferidos de los niños, sus juegos, sus pasatiempos. Había perdido tanto tiempo con mis pequeños. Sonreí cuando los vi bajando a desayunar acompañados de su padres.

—Buenos días mis niños—le sonreí acercándome, ellos me miraban enojados y dieron un paso atrás para que evitara tener contacto físico con ellos. Aunque eso me desalentaba un poco no me acerqué más para no presionarlos demasiado.

—Esto huele delicioso—exclamó Cristhofer—vengan niños desayunen.

—No queremos desayunar—dijo el niño mientras la pequeña miraba todos los platillos con algo de hambre.

—Siéntense—ordenó Cris lanzándole una mirada regañadienta y ellos obedecieron, al parecer lo respetaban bastante.

—Un pajarito me dijo que este era su desayuno favorito—dije preparándole en un plato una empanada con jamón doble, queso y mantequilla. Extendí el plato hasta el pequeño primeramente—pruébalo. —El niño la tomó y la lanzó con rabia al suelo haciendo añicos el plato de cristal. Yo me quedé helada sin decir absolutamente nada.

—Queremos a nuestra madre. No queremos esas asquerosas empanadas—exclamó.

—¡Miguel disculpate inmediatamente! —ordenó Cristhofer dirigiéndose al niño.

—No lo haré—se cruzó de brazos el pequeño—queremos a nuestra madre..

—Melissa es su madre.

—Pero a ella no la queremos—agregó la niña. —¡Vete de aquí! Queremos a nuestras otra madre. Debías haberte quedado dormida donde estabas y no regresar nunca—me quedé sin decir absolutamente nada. Suspiré con tristeza y subí a mi habitación. Alguien empujó la puerta y era Cristhofer.

—Dales tiempo. Aurora es la madre que conocieron desde siempre.

—Todo esto es tu culpa—lo señalé con el dedo—no sirve de nada que ahora vengas a hacerte el bueno conmigo. Le hiciste creer a esos niños que tu amante era su madre.

—Melissa vamos a solucionar esto juntos, como siempre lo hacíamos.

—Por favor, mejor ve a llevar a los niños a la escuela—exclamé y el tiembre de la casa sonó. —Yo iré.

—¿Esperas a alguien? —preguntó y no respondí. La empleada estaba abriendo la puerta y allí estaba mi madre. Cris había bajado tras de mí y los pequeños también habían corrido a la puerta creyendo que se trataba de Melissa.

—Hola que bueno que nos visite—dijo Cris hipócritamente porque bastante malo había sido con mi madre cuando yo quedé en coma. Ella no dijo nada, yo la abracé.

—No viene de visita. Desde ahora mi madre vivirá con nosotros.

—No me dijiste nada. Los niños no están relacionados con ella. —intervino Cristhofer poniendo peros.

—No tengo por qué, esta casa es mía. No te preocupes Cris los días tuyos en esta casa están contados. Solo basta con que tengamos la audiencia de divorcio frente al juez.

—¿Divorcio? Mejor hablamos de ese tema cuando no estén presentes los niños—agregó.—Ya vamos a la escuela—dijo saliendo de allí con los niños que nos miraron a mi madre y a mí con cara de espanto como si fueramos unas brujas de telenovelas. Ambos entraronal auto de su padre y este arrancó.

—Papá cuando volverá nuestra madre—preguntó Mía.

—Niños, su verdadera madre es Melissa. Perdóneme, debí contarles la verdad. Pero pensé que ella nunca iba a despertar—afirmó.

—¿Cuándo se irá? ¿Cuándo volverá nuestra madre Aurora?

—Aurora no es su madre. Deben aprender a querer a Melissa. Ahora que ha regresado volveremos a ser una familia, como éramos antes cuando eran pequeños—dijo deteniendo el auto y sacando en su teléfono una foto de nosotros dos juntos con los gemelos cargados siendo dos bebés y luego se los mostró a los niños.

—Aquí estaban ustedes acabados de nacer, y su madre y yo sosteniéndolos. Melissa siempre los ha adorado, pasaba todo el día cuidando de ustedes, vigilando que nada malo les ocurriera. Tenía siempre todo listo, todo en orden, era cuidadosa con cada pequeño detalle. Teníamos una familia perfecta—agregó.

—Pero ahora estás casado con nuestra otra mamá o no—dijo la pequeña enojada cruzándose de brazos.

—No.aurora y yo solo éramos novios. Me he casado una sola vez con su madre, con Melissa y nunca más me volveré a casar.

—Pero queremos a Aurora, queremos vivir con ella—dijo Miguel.

—Deben aprender a querer a su madre verdadera, denles una oportunidad—ambos pequeños se miraron con disgusto—los llevaré al psicólogo y verán como su relación con Melissa mejora. —agregó y luego dejó a los niños en la escuela. Y fue hacia su empresa. Cuando llegó Aurora lo esperaba en la entrada.

—Ni siquiera me llamaste a noche, no hubo un mensaje de buenos días ¿ya regresaste con ella verdad? —reclamó ella enojada.

—No digas tontería. Todo está echo un desastre. Melissa me tiene un odio que no me puede ver y ahora llevó a la bruja de su madre a vivir a nuestra casa. Estoy colapsado de problemas y tú no me dejas siquiera respirar.

—Te amo Cris—ella lo abrazó.

—Si me amas déjame solucionar esto a mi manera—agregó

—Jefe llevo rato marcándole, hay una reunión de la junta directiva—dijo la secretaria de Cris corriendo a alcanzarla.

—¿Reunión de la junta directiva? Yo no he agendado ninguna reunión—dijo Cris sorprendido.

—Usted no pero la señora Melissa sí lo hizo, ya la reunión a de haber comenzado. —respondió la chica que traía muchos papeles en la casa.

—Melissa, Melissa, Melissa, Melissa en la casa, Melissa en el trabajo esta maldita mujer me va a volver loco—dijo Cristhofer caminando con rapidez hacia la sala de juntas...




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