Entonces todos salieron, menos Carlos, él se quedó hasta el final en la sala de juntas y caminó hacia donde yo estaba.
—¿Así es que piensas ganarle la guerra a mi hermano? Actuando impulsivamente—lo miré sorprendida ante su reclamo. En todo el tiempo que pasé casada con Cristhofer las únicas palabras que había cruzado con Carlos eran el típico hola que tal, cómo está la familia y ya. Carlos casi siempre estaba estudiando y Cris y yo visitábamos poco la casa donde este vivía con su padre. Carlos siempre había sido el más callado de los tres, el menos sociable y digamos también que el más amargado como Cristhofer se solía burlar. Ellos dos eran completamente distintos. Cristhofer era idéntico a su padre y Carlos digamos que se parecía más a su madre , aunque también era muy apuesto, era alto, ojos café, y un físico atrayente pues cuando ni estaba estudiando estaba haciendo ejercicios. Lo miré sin responder.
—Si no hubiera hablado nadie habría votado por ti. Antes de prometer algo tienes que estudiar el mercado financiero y tener bases sólidas. —dijo negando con la cabeza y dio un paso para marcharse.
—Gracias—pronuncié—nunca pensé que enfrentarías a Cris para ayudarme.—Él se volteó, me miró como mira a todo el mundo, como si le cayese mal y no me soportara y entonces habló.
—No tienes que agradecerme. No lo hice para ayudarte.—enarqué ambas cejas— Tienes que dejar de creer que todo el mundo es bueno. En el mundo de los negocios no hay nadie bueno, nadie te va a ayudar tienes que hacerlo por ti misma. No puedes seguir confiando ciegamente en la gente aquí todos son lobos hambrientos de dinero y poder. —yo tragué en seco.
El teléfono que tenía en la mano comenzó a sonar.
—Qué sucede mamá—pronuncié, ese teléfono me lo había regalado mi madre cuando desperté
—Llamaron de la escuela al teléfono de la casa.
—¿Le pasó algo a los niños? —pregunté exaltada.
—No le hacen caso a nadie y tampoco han querido comer nada en la escuela.
—No puede ser iré a buscarlo
—Quieren a Aurora de regreso. Llamaré a Cris para que los busque él y librarte de un disgusto—colgó mi madre y me sentí sin entusiasmo poniendo ambas manos en mi rostro.
—¿Qué les pasó a los niños están enfermos? —preguntó Carlos que estaba allí aún, después de todos eran sus sobrinos también.
—No quieren comer ni hacen caso en las clases hasta que regrese Aurora a la casa, a mi casa ¿tengo que permitir también que regrese esa mujer a la casa? —me pregunté a mí misma. Carlos cerró los ojos y los abrió nuevamente enojado negando con la cabeza.
—Estás haciendo todo mal...
—Son mis hijos no los quiero perder.
—Son dos chiquillos malcriados y desobedientes y en este momento son el arma que Aurora lleva preparando cinco años contra ti. Te están jugando psicología dos pequeños de cinco años. Si los alejas de Aurora te verán como la mala, si te das cuenta ella ha criado a esos niños, probablemente ya los tenía preparados desde antes para si regresabas. Mientras Cris iba a reuniones, viajes de negocios y andaba por ahí con sus amantes Aurora cuidaba a tus hijos. Y no, no los ama. Solo los utiliza. Has que regrese a tu casa, seduce a Cris delante de sus narices y verás como su actitud con los niños cambien y cuando ella cambie y deje de ser la madre amorosa que ellos conocen, ahí entrarás tu—agregó mirando su reloj mientras yo procesaba todo lo que decía.
—Ahora tengo una cena, con mi padre y hermanos—pronunció —mañana te veré a las siete en tu oficina para prepararte—agregó marchándose sin decir nada más...
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Editado: 20.07.2025