Melissa;
Preparé la cena pues ya Cris había recogido a los niños en la escuela. Cuando la mesa estuvo cervida por mí, con los alimentos preferidos de mis hijos y sus postres preferidos pues me había encargado de hablar un rato con una de las empleadas que mejor qme llevaba sobre los gustos de mis pequeños entonces fui a su habitación para que cenaran. Teniendo la remota idea de que ver todas las cosas que les gustaba los hablandaría tan siquiera un poco y me daría la más mínima oportunidad de estar cerca de ellos.
—Hola mis niños—dije con una enorme sonrisa—la cena está servida bajen a cenar—agregué y ellos hicieron de cuenta que no me escucharon. Ni siquiera me miraron o hicieron ningún gesto, sin embargo continuaron mirando la televisión como si yo no existiera.
—Miguel, Mía deben comer o se enfermarán, yo solo quiero que estén bien mis niños—intenté hablar con ellos—los adoraba desde el mismo momento en el que nacieron, eran mi razón para vivir. Nunca los dejé solo quedé en coma debido a un terrible accidente de tránsito y es por eso que estuve ausente tanto tiempo pero solo quiero compartir tiempo con ustedes y que sean felices—les dije sin embargo mis palabras para ellos eran un puro bla bla bla me ignoraron completamente, se miraron, se encogieron de hombros y siguieron en lo suyo. En ese momento Cris se acercó, según escuché había ido a cenar con su padre y sus hermanos.
—Los niños no quieren cenar—expliqué suspirando decepcionada. Creo que no me había esforzado lo suficiente,o quizás había hecho algo mal además de quedar en coma tanto tiempo y perderme los primeros años de vida de mis hijos y su cariño.
—¡Me tienen harto ya! —habló Cristhofer en voz alta—¡Bajen y cenen ya! Y obedezcan a su madre o tendré que tomar medidas severas con ustedes—gritó y los niños corrieron abajo como si su palabra fuera ley, o quizás el tono que usó los había asustado, Cristhofer no era muy cariñoso con los pequeños.
—No le debes gritar—pronuncié.
—Son dos chiquillos malcriados, no lo ves. Meli—puso su mano en mi hombro y me miró a los ojos—perdón por la forma en la que me comporté hoy en la reunión. Pero llevo años a cargo de la empresa y sentí que me estabas rebajando. No quiero competir contigo, solo quiero que seamos aliados. Y mi hermano, él es un entrometido, yo mismo puedo ayudarte, no quiero que Carlos esté cerca de ti. —pronunció en un tono suave y sutíl.
—Gracias pero ya acepté la ayuda de Carlos y por favor Cristhofer ¿a qué me puedes ayudar tú? O es que quieres hundirme aún más. Ya me lo quitaste todo una vez o es que se te olvida... —su mirada se quedó fija en mí con algo de nostalgia.
—Quiero contarte por qué lo hice. Hay una razón de peso para eso—dijo y me crucé de brazos.
—Voy a cenar con los niños—agregué.—Guárdate tus razones para tu amante.
—Ya cené pero iré a acompañarlos—agregó y yo sabía bien cuales eran sus intenciones: verme nuevamente la cara de estúpida pero no pensaba darle ese gusto.
Al llegar abajo para nuestra sorpresa los niños estaban sentados sin probar bocado y el timbre sonó. La empleada abrió y sin dar tiempo de nada Aurora se coló dentro de la casa y fue hasta donde estábamos. Los niños corrieron a abrazarla.
—Mamá regresaste con nosotros—pronunció Miguel.
—No te vayas más por favor—habló Mía y ambos la abrazaron con cariño. Parecía el reencuentro más tierno de la historia el único problema es que se trataba de mis hijos, que estaban allí amando a la amante de mi esposo. Diciéndole mamá a la mujer que me quitó todo lo mío, a la mujer que tuvo oarte de culoa en que saliera desesperada y tuviera ese accidente. Ella era tan culpable de todo como Cris, porque le abrí las puertas de mi casa y la trataba comi a una hermana. No pude decir nada me quedé muda mirando la tierna escena.
—Aurora creo que esto ya lo habíamos hablado—pronunció Cristhofer interrumpiendo su momento..
—No eres bienvenida en esta casa —gritó mi madre poniéndose de pie. No tienes vergüenza. Eras amiga de mi hija, comías en su casa y a veces dormías allí, te hacía regalos caros y te robaste a su esposo y a sus hijos. Su madre es Melissa tú solo eres una oportunista.
—Ella es mi mamá—dijo el niño.
—Madre es quien cría—afirmó la niña.
—Queremos estar con Aurora...
—Ella es nuestra madre quien estuvo con nosotros cuando nos enfermamos...
Sus palabras quemaban, eran heridas con sal, pero entonces recordé lo que Carlos me dijo, Aurora llevaba cinco años preparando a esos niños para que fueran su arma en caso de que yo volviera y mientras yo los alejara de ella y ella se hiciera la víctima me seguirían viendo como la mala. Tal vez Carlos tenía razón y ella verdaderamente no amaba a mis niños solo los usaba para que Cris no la abandonara por eso tenía que seducir a Cris y hacer que ella perdiera la paciencia, a ver cómo actuaba cuando solo tuviera el amor de los niños y el rechazo de su padre, a ver si así quería seguir jugando a ser la mamá de mis hijos. Me puse de pie con total tranquilidad y hablé:
—Está bien, Auroraa puede quedarse—ella enarcó ambas cejas sorprendida y la copa que Cris había tomado se le cayó de la mano.
—¿Qué? ¿Dejarás que viva aquí? ¿Con nosotros?—Preguntó como si la idea no le gustara en lo más mínimo.
—Sí, los niños quieren que ella los cuide y ella quiere hacerse cargo de los niños. Yo no quiero tenerlos lejos de nuevo aunque no me quieran. Aurora puedes quedarte, llevar a los niños a la escuela y buscarlos, ayudarlos en su tarea y cervirles la cena. —ella se quedó helada—¿Es lo que quieres Aurora verdad? Cuidar de los niños—ellos se quedaron mirándola esperando su respuesta.
—Sí, si—dijo un sí dudoso después de pensarlo.
—Uf que bueno. Ahora todos felices. Ahora tendré mucho más tiempo para administrar mi empresa—agregué y Cris la miró con algo de rabia y frustración en sus planes estaba que yo siguiera cuidando de los niños mientras él administraba mi empresa. Yo me senté y cené tranquilamente, los niños estaban felices, mi madre me miró llena de duda y Cris no podía creerlo. A ver si Melissa continuaba siendo esa madre amorosa y espectacular cuando mientras ella cuidara a los niños yo me fuera a citas con su amado. Eso sí, tenía que pensar y actuar minuciosamente, sin dar ni un solo paso en falso
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Editado: 28.09.2025