La obscuridad de mi pasado

Capítulo 14

El estilo de sus padres se basa: en la maravillosa música y arte. Apreciando una vez más el color blanco y negro que utilizaban en la época de mi abuela, Adriana. Quien pudo aprovechar la década de los cincuenta, y las siguientes. Donde asistías a fiestas, tranquilamente, sin estarte involucrando en peleas masculinas o femeninas. Considerándose un tiempo de paz, que me hubiera encantado presenciar. A diferencia de este siglo que creemos conocer y entender, es una total farsa. 

 

¿Dónde quedaron las personas amables y detallistas? Se extinguieron, no. ¿Qué sucedió con el sereno mundo que conocíamos? ¿Por qué no somos felices cómo los niños? ¿Cuál es el motivo interponenté que no nos deja?   

 

—Bienvenida, Rachele, pasa —Hope me sonrió, abriendo la puerta. 

 

Adentrándome a su casa, se unieron cuyas voces fueron una gran dificultad acertante. 

 

—¡Vete a la mierda! —exclamó molesta.

 

—No están en sus mejores días —removió los ojos.

 

No tuve intención de opinar en algo familiar, ya que apenas la conocía fuera del colegio y el comentar. Me aterrorizaba bastante. 

 

—¡Quiero el divorcio! —exclama un señor, salido de una habitación.

 

—¡Hope, búscame un bolígrafo! —grita históricamente su madre.

 

Un rebotante suspiró, hizo levantarle los sobresalidos mechones del inamovible moño. 

 

—¡Déjate de locuras, mujer!  —giro la perilla para gritarle las cuatro palabras que surgieron, sin pensar.

 

—Estás castigada, señorita —le advirtió elevando su áspera voz.

 

Pateo la puerta, agobiada, por los recientes problemas que tenían sus padres. Haciéndome imaginarla con su familia las veinticuatro horas del día, huyendo y escondiéndose bajo sábanas o muebles improvisados. 

 

Alcanzó huir de los progenitores, y sus continuos conflictos que se embarcan en atención y honestidad. Las principales que en verdad importa en el vínculo familiar, sin importar los miles de rumores. Que llegan a los oídos del progenitor.

 

—¿Peleas familiares? —le pregunto un chico de cabello ceniza, ojos grises y estatura alta.

 

Rodó los ojos pesadamente, —Si, ya sabes pelean demasiado.

 

—¿Tú quién eres? —se me acerca una chica vestida con prendas oscuras. Pareciéndose a la gótica que trabajaba en el almacén de New Orldands.

 

—Déjala, alex, no es Esmeralda —anuncia Hope, acercándose a nosotras. Presintiendo la guerra que abriría ahora.

 

Los ojos de aquella muchacha, se detuvieron en mi acaparado rostro.

 

—Esa perra no es bienvenida aquí —rechisto la muchacha de cabello corto y rosado.

 

—Ya estoy cansado de las mismas peleas —se unió otro a la conversación, mientras caminaba, masajeandose la cíen. 

 

Definitivamente nadie la quiere por ser egoísta y maligna con sus reales amigos. No los falsos referentes que dicen ayudarle, y la visten como una golfa de mercado fino. Ocasionándole problemas de personalidad congénita.

 

Sinrazón inexplicable, la empujaron a el oscuro abismo. Que conocen algunas personas por el deprimente sufrimiento de ser distintos a los demás. 

 

—¿La odian? —eleve una ceja y ellos asintieron, excepto mi compañera. La cuál jamás le dejaría de hablar a su mejor amiga, aunque estuvieran en guerra, no contaría.

 

—¿Cómo no? —se miraron entre ellos—, si nos avergonzó frente el Bishop lynch High school, que nos tuvimos que trasladar a Bryan adams high school. 

 

Arrugando la frente, arquee las levantadas cejas.

 

—¡Basta! —vociferó Alex—; vinimos a ensayar, perros.

 

La interrumpe un muchacho sonriente, —Si, pero tenemos una invitada, no seas maleducada. 

 

—Está bien, preséntese —refunfuño, cruzándose de brazos. 

 

Concebirle los lentos movimientos, que expresan sus brazos en formas de un evidente desacuerdo. Inmutó que involucra a mi conocida amiga, Hope, la princesa blanca nieves. 

 

Estilada como la reina malvada, encubierta de amabilidad y sinceridad que hace confiar en ella, tus oscuros secretos jamás revelados. 

 

—Yo soy Jack —se señala—, él Ashton, Liam y Alexandra es mi insoportable hermana menor —se ríe abiertamente.

 

—¡Cállate, loro! —chillo, enfadada. 

 

Haciéndonos reír ante las rudas palabras de Alex.

 

—¿Estás en tus días? —preguntó  articulando un tono de voz preocupante.



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En el texto hay: novela juvenil, secreto, aventuras

Editado: 15.02.2019

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