Empezaba la segunda semana para mi y ya me hallaba lo suficiente agotada, debe de ser por lo de ayer, no fue una estupenda idea en ir a la piscina con Hope. Admito que la fiesta estuvo sensacional, incluso conocí a los chicos que juegan en el campus, uno de ellos me va a enseñar a jugar futbol americano, no me consideró sociable en los primeros días de escuela, más bien me obligaron hablarles. Por casi olvido que hoy hay escuela, ya que me adentré a el baño con mínima duración de diez minutos. El uniforme está listo excepto mi cabello que no me lo he mirado aún. Cierro los ojos y me tejó con las manos una trenza de medio lado para solucionar el problema que no me peine, en conclusión no lo hice. Me di una última mirada en el espejo queria comprobar el peinado, luche con esos cabellos que se salían pero resulta que no me crece el mechón que me corto mi primo. Recuerdo que fue cuando estaba alisando mi cabello con un cepillo de color celeste pastel en cuanto me miré el peine, por casi me da algo, tenía una bola de cabello delante de mis ojos, nunca olvidaré ese terrible día que me sentí calva por un mal tiempo. —¿Te llevó, Rachele? —Pregunta mi padre recargado en el marco de la puerta de la cocina. Asentí, mientras devoraba la manzana que hace poco tome de la bandeja de frutas. —Voy por las llaves y nos vamos —entonó. Demoré cinco minutos más, con tal de que terminara de desayunar perfectamente, capté que dejó las llaves en la mesita de la sala con sutileza las tome y las guardé en el bolsillo de mi falda. Regresa mi padre con una enorme sonrisa y mejillas sonrojadas de placer, esto me huele que tiene una cita, se escuchó « te esperó a las 9» , de una mujer. Apreté los puños furiosa de lo que acabó de oír, trató de asimilar las cosas pero no funciona, la mitad de mi padre está sumergida en "amorlandia" y la otra aquí, con ganas de irse, esto es un vínculo familiar de hija a padre. Me fulminó con la mirada y le frunci el ceño, porque estoy pensando en esa mujer con la cuál el señor Jace va a salir. Mi padre paso una mano por mi cuello, —Rachele, ¡tengo una cita! —Se nota que está emocionado, no puedo sabotear su cita, no está para nada bien, en absoluto. Le sonrió forzadamente, quizás se de cuenta o tal vez no, pero quiero dejar en claro todo. —Sr. Jace, no quiero sonar exagerada pero aún no estoy lista para una nueva mamá —me inclinó mirándole sus ojos oscuros de noche y él asiente. Él bufó, —No querida, ella no va ocupar el puesto de tú madre, eso jamás solamente saldré para despejarme de asuntos sin resolver. ¿Qué clase de asuntos serán? Tarde o temprano me enteraré, no olvidaré a nadie decirme sus problemas, que se acerque y me cuente lo que está sucediendo con su vida de padre solterón, acaso necesita una mujer a su lado, evidentemente no. Creó que estoy siendo mala con él, supongo que quiere seguir con su vida conociendo personas para volver a creer en el amor, sé que no la olvidará pero temo que si se enamora profundamente de alguien, hay posibilidades que la olvidemos. * * * Por culpa del señor Jace tuve algunos problemas con algunos profesores debido a la hora de llegar, primer lunes que llegó tarde y ya me están dando un sermón junto a mi padre, luego de haber estado una hora en la dirección, me libre de la directora enfadada, mi padre la pudo convencer para que no me enviara a sala de detención. La siguiente clase que sigue es literatura, mi asignatura odiada desde primer ciclo, no es el profesor o profesora, es lo muy aburrida que en mi escuela anterior reprobé y mi madre se enojo conmigo que me consiguió una tutora privada, inclusive mejore mis calificaciones pero nada a cambiado. Al entrar a el aula del profesor lo salude con amabilidad y me presente ante el señor de los ojos azules, cabello rubio ceniza y una estatura alta de perfección que le gusta a las señoras y que me intimida con su tamaño, mientras que estoy mirando hacia arriba. Me miró y luego se coloco los anteojos que había puesto en el escritorio, cuando se lo puso me extendió la mano y yo la estreche para que tuviera una excelente impresión de mi. Camine por las sillas vacías de adelante hasta llegar a los últimos asientos que quedan, me observó Paul con una sonrisa ladeada y yo le devolví el gesto con ironía. —Continuamos. Mis ojos se desviaron del profesor en ver la publicación de Hope sobre « The Vamps» , le arrebató el celular para leerlo más cerca y ella entrecejo el ceño y yo me reí de su patética actuación de estar molesta, ya que es una persona alegre y entusiasta con lo que realiza y sus propósitos no son malos, es su amiga que le lava el cerebro. Le devuelvo el celular sin que el profesor nos presté atención y justamente llamó a Hope cuando en está aula somos treinta en total, se giró y éste la observaba con los brazos cruzados. Se limitó a reír y Hope bajo la cabeza. —¿Alguna duda, señorita Hope? —Inquirió. Negó con la cabeza y los chicos que se sientan más atrás murmuraron el nombre de Hope diciendo; «la gótica no es nerd, es la unión de una rara» , «falta que pinten el instituto de negro» , —se rieron en unísono. —Mañana tendremos prueba formativa del libro que estamos leyendo —avisó señalando la portada. Me volteé hacia el profesor y éste nos da la espalda para guardar los libros en su maleta negra con diseño de empresario, nosotros nos levantamos de los asientos para dirigir nos a la siguiente clase que sino me equivocó es Ciencias combinadas, me gusta más está asignatura que la anterior. Guardé el libro de literatura en el casillero y después saque el de biología, Hope me practicaba sobre su nueva idea que tiene y quiere que esté en ella, no es lo mío que le respondí con un no, sin darle tantas vueltas al tema, prefiero ser directa a que no lo entienda como indirecta. —¿Por qué no, Rachele? —Pregunta Hope mientras subíamos el transcurso de las escaleras. —Hope eres una buena compañera y sobre todo, te agradezco que seas la única pero no me gusta cantar —confesé poniendo una mano en su hombro. Me gusta escuchar música pero no cantarla, no tiene que ver con el pánico escénico y mucho menos que no sepa cantar, si lo realizó ya corre por mis cuentas pero seguiré insistiendo. Te puedo pasar absolutamente todo pero cantar y comer carne es un motivo que te diré; no lo haré porqué soy muy decidida con mis decisiones, aunque sean justas e injustas. Es mi don y mi maldición que aleja a las personas y ese es una de las razones por las que nunca tuve amigos en la preparatoria, sino en primaria que era la chica más sociable del aula hasta que me traicionaron. —De acuerdo —suspiro—, ¿vendrás este viernes a verme? —Me pregunta con una de sus típicas sonrisas con vencedoras. Aplaste los labios en verla tan vulnerable, odio que me hagan caras extrañas y arruguen la nariz como un perro, la miró sin sentido y se da la vuelta para quedar enfrente de mi. Me cruzó de brazos decidida y la volteó de un lado para caminar hacia la puerta del aula de biología, pude ver como actuaba queria que me sintiera mal por ella. Tal vez se está haciendo la víctima conmigo. Cuando realmente quiere que vaya para que cante juntos a sus amigos, que ni siquiera conozco. —Hope, voy a ir pero no voy a cantar —replicó. —Está bien, comprendo que no te guste la idea de cantar frente a desconocidos... —insiste. La fulmine con los ojos y antes de que pudiera hablar soy interrumpida por más y menos que Paul Bostick, el chico con el cuál me voy en la salida. Lo saludó con una sonrisa estable y éste se da la vuelta para sentarse en los puestos de adelante, lo seguí con la mirada hasta que tomará asiento. La clase de ciencia está interesante el tema de hoy, ya que el profesor es muy bueno explicando lo que teníamos que hacer en la libreta, algunos chicos tomaban apuntes y otros molestaban a los estudiosos lanzándoles papelitos con insultos inclusive el profesor los cacho con la mirada y éstos se limitaron a darle la cara. Y él profesor prosiguió contando que el reino animal es el grupo de seres vivos que se mueven y son heterótrofos, pluricelulares, eucariotas que poseen un desarrollo embrionario. —Chicos, recuerden que los invertebrados no tienen columna vertebral y los vertebrados si tienen columna vertebral, ¿de acuerdo? Quiero un ensayó de lo que expliqué pero resumido con sus propias palabras —avisó guardando en su maletín la libreta. * * * Otro día más por terminar el horario escolar, el sol de la tarde es más proporcionado que del atardecer y cuesta caminar por los senderos sin que te pegué los rayos espeluznante que salen de la superficie. Y este clima ni siquiera te ayuda, en las noticias salieron que estamos a 31° eso quiere decir que la señora que explicaba por la mañana sobre la inexplicable rara naturaleza. Recuerdo ésta fecha como si fuera ayer, a los once años solía jugar con mis primas antes que se hubieran vuelto glamurosas comprábamos paletas de distintos sabores al final del juego. «¿Por qué cambiamos en el transcurso de la adolescencia? Habré cambiado y no lo se aún», pensé con culpabilidad y arrepentimiento. —¿Vamos a el parque? —preguntó. —Bueno... tenía que estudiar para el test del profesor —me excuse. Suspiro con felicidad y no logró que comprendiera su sonrisa en breve silenció. —Te puedo ayudar, si tú deseas —manifestó contento—. He leído el libro y sé que conmigo entenderás en cuanto con el profesor Arthuro que no sabe explicarse del todo bien —y se incorporó en su antigua posición, metiendo las manos en el bolsillo de adelante. Conmigo tiene esa gran confianza de hablarme sin estar cortando las palabras cada vez que abre la boca, incluso su tono de voz es relajado y amigable que va con su personalidad de chico bueno aunque no lo admita en persona. Tiene la razón por doquiera sin embargó el único motivo de responderle que no necesitó su ayuda, es por la humillación que estoy sintiendo en mi interior y soy realista para rechazarle su propuesta generosa con un tono airoso y caudaloso sin sonar mala educada con él, evitando calamidades de agobios que tendrá que aguantarse de parte de mi.
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Editado: 15.02.2019