La obsesión de un Slytherin (fanfic Drarry)

Lo tengo.

Cuando vio como Draco huía lejos de él, con el orgullo maltrecho, sintió una satisfacción bailar por su cuerpo.

A veces les decía a los demás que tenían que madurar y dejar ese tipo de cosas en el pasado, pero se sentía bien devolverle el favor, aunque fuese una vez. 

Hermione le diría que no había que cantar victoria antes de tiempo y seguramente Ron no entendería la referencia. Él aceptaría las palabras de su amiga más que por crearlas, por no hacerle un desaire, pero solo unos segundos después de que la puerta de la enfermería se cerró su estómago empezó a molestarlo. 

Algo muy pesado se apoyó en sus hombros y no podía quedarse quieto. Sus manos empezaron a sudar y no resistió ni cinco minutos antes de salir corriendo tras él. 

Era un idiota, uno muy, muy grande. Pensó mientras corría buscando a Draco por todas las aulas que había a su paso. Solo a él se le ocurría que era una buena idea humillar a Draco.

Quizás después de todo, todos esos golpes que le había dado Dudley si le habían dañado el cerebro. Frenó después de haber recorrido medio castillo a la carrera. Se apoyó en una de las paredes y la golpeó con el puño frustrado. 

Era eso lo que Draco le hacía. Sacaba todo lo Slytherin que había en él. Cuando se dio cuenta que Draco intentaba manipularlo salió lo peor de él y decidió humillarlo. Idiota. No había más que hacer, no encontraba a Draco y si bien podía usar el mapa se sentía terriblemente mal violar de esa forma la intimidad de Draco. Se había ganado el derecho a mantenerse lejos de él.

Pansy y Blaise.

Necesitaba a Pansy y Blaise. Ellos iban a poder decirle donde podría esconderse Draco.

Accio Mapa del Merodeador.

Se quedó quieto esperando a que el mapa volara hasta él. Con los años había aprendido que cuando llamas algo desde tan lejos era mejor correrse unos pasos si no querías una contusión. Cuando el mapa chocó con fuerza contra la pared y cayó al piso lo agarró con cuidado.

»Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas —murmuró contra el viejo pergamino.

Leyó con una sonrisa el nombre de su padre y sus amigos. Con los años había aprendido a no sentir nada por Peter. No lo valía. Había sido el peor error de su padre y su padrino confiar en él, pero él mismo había sido un idiota y desconfió de quien no debía.

Buscó apresurado por todo el mapa hasta que dio con Blaise. Suspiró temeroso. Los nombres de Pansy, Ron y Hermione lo rodeaban. Aquello iba a ser tan desagradable que casi se sintió tentado de buscar el nombre de Draco y terminar con eso. Cuadró los hombros y se obligó a ser fuerte. Había metido la pata y ahora le tocaba hacerse cargo de sus estúpidos errores.

 

 

Cuando entró en el aula en desuso le sorprendió encontrar a los cuatro sentados. No sólo no peleaban, sino que Ron y Blaise se reían divertidos y tanto Hermione como Pansy intentaban contener serias sus posturas.

 

—Potter —dijo Blaise al verlo entrar.

Todos volvieron sus cabezas a la puerta en la que se había congelado. Hermione y Ron le sonrieron mientras que Blaise solo miró a su espalda y Pansy se paró muy rígida.

—¿Dónde está? —murmuró ella desbordando odio.

Blaise la sujetó del brazo cuando empezó a caminar en su dirección y si bien nunca lo admitirá en voz alta, estaba agradecido, puede que se enfrentara a magos muy fuertes a lo largo de los años, pero las facciones de Pansy habían adquirido un tinte más tenebroso que el de la misma Umbridge. Intercambiaron una mirada entre los cuatro y automáticamente Ron se paró a su lado mirando con los ojos entornados en dirección a Pansy.

—Potter... —empezó Blaise después de intercambiar una rápida mirada con su amiga—. ¿Dónde está Draco?

No necesitaba que le dijera que se estaba conteniendo, lo notaba. Sus rígidos hombros y su boca firmemente apretada eran un claro indicio, pero fue la mirada que le lanzó Pansy de «deja que primero averigüe qué pasó después te dejo ir a por él» lo que terminó de ponerlo en guardia.

—Creo que la cague —admitió removiéndose incómodo en su lugar.

Ron a su lado suspiró derrotado y Hermione se paró y caminó hasta él. Podía ver que a su amiga aquello no le agradaba más que a Ron, pero lo iba a ayudar, como siempre.

—Bien, si lo crees, es que lo hiciste y mucho —reconoció ella empujándolo suavemente hasta que lo sentó en el sillón.

Le hubiera gustado ofenderse, pero la muy educada Pansy no le dio tiempo.

—¡¿Qué le hiciste?! —explotó Pansy.

—Yo... No creo que haya necesidad de contar todo con lujo de detalles…

—Si no nos dices que hiciste nunca podremos decirte que hacer. Draco no es un chico estándar, cada cosa en su vida desencadena algo distinto —le explicó Blaise que, cada pocas palabras, se detenía para respirar hondo buscando calmarse.

—Yo, creo que... Bueno, me di cuenta que ustedes, los tres —agregó envenenado mirando a los dos morenos frente a él—. Me intentaban manipular.

Hermione cerró la boca en una fina línea.




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