Cuando me quedé sola en la habitación un repentino escalofrío estremeció mi cuerpo, instintivamente miré hacia el techo, junto al lugar donde ví mi doble pero no había nadie allí. Sentía la extraña sensación de que alguien me estaba observando, era algo parecido a cuando estaba recién llegada en la mansión, pero el doble de incómodo y de inquietante, porque podía sentir una vibra dañina. Quizás estaba exagerado y solo me encontraba fatigada y exhausta debido a tantos acontecimientos. Fui directo a mi cama y me acosté, pensé que no iba a poder dormir; pero estaba equivocada, tantas cosas me pasaron factura, estaba agotada y los párpados los sentía muy pesados, tanto que se me cerraban solos.
De repente sentí un calor insoportable en todo mi cuerpo, no podía respirar, por más que lo intentaba todo era en vano. Me desperté de golpe con estas horribles sensaciones y al abrir los ojos quedé totalmente aterrada. Mi doble estaba encima de mí, como flotando en el aire, mirándome con una mirada espeluznante. Había escuchado hablar sobre la parálisis del sueño, pero nunca la había experimentado en carne propia, quizás era esto que me estaba pasando y en realidad no estaba despierta. Escuché que algunos creían que el alma salía del cuerpo y las personas afectadas eran capaces de ver flotar encima de ellos sus almas, mientras estaban completamente paralizados sin poder moverse, hablar o gritar e incluso sin poder respirar, aterrador; pero lo que me estaba pasando era mucho peor, porque además de todo eso, ¡me estaba quemando! La verdad es que yo no sabía si mi parálisis era por la parálisis del sueño o por el terrible miedo que sentía. Si esa era mi alma, ¡era muy malvada! Esa mirada cargada de odio y maldad y esa risa torcida insensible, saturada de desprecio, era totalmente aterradora.
—Mi querida, Layla, ¿qué tienes de especial?, tu cuerpo es tan frágil, podría acabar con tu vida en un segundo.
¡Incluso me hablaba!, era increíble, ¡y me estaba amenazado abiertamente!
—¿Quién eres? —logré preguntar con el poco aliento que me quedaba.
—¿Qué quién soy? —sonrió brevemente con malicia— Yo soy tú.
Fue toda su respuesta y después rió a todo pulmón, como una maniaca.
Todo el tiempo me retorcía desesperada, en busca de una bocanada de aire que no llegaba a mis pulmones, el corazón parecía que se saldría del pecho en cualquier momento y este fuego antros me lastimaba profundamente. Estaba convencida de que moría quemada o afixiada en cualquier momento. Estaba disminuyendo mi lucha por mantener mi vida, me estaba quedando sin fuerzas. De pronto dejó de reír la desquiciada y me miró muy seria.
—Tienes suerte, insecto. Me tengo que ir, pero volveré.
Se movió tan veloz que apenas pude ver una figura difusa saliendo por el balcón. Al fin pude respirar, tosi desesperada, el aire que respiraba quemaba mis pulmones. Prendí la luz con dificultad y miré mis brazos con temor, estaba convencida de que estarían quemados, pero estaban bien.
¡Qué demonios había sido eso?
¿Era la llamada parálisis del sueño o una horrible pesadilla?
No podía continuar así, era demasiado, no quería creer que hubiera un demonio igual a mí, ¡no podía tener un doppelgänger!, era lo último que me faltaba. El sonido que provino del balcón me asustó, me hice un ovillo sobre la cama, pero a pesar del miedo miré en esa dirección y cuando estaba a punto de gritar me contuve.
—Owen —. El alivio que sentí era indescriptible.
Había regresado, pensé que no lo haría, no hoy y menos tan pronto; pero aquí estaba. Él era capaz de cambiar mis emociones instantáneamente, hacía un momento estaba asustada y ahora feliz, creo que estaba algo trastornada, pero si Owen estaba cerca de mí nada más me importaba. Caminó hasta donde estaba y me abrazó con cuidado.
—Lo siento, de verdad lo siento tanto, estoy tan arrepentido y avergonzado de haberme ido así—, todo su cuerpo temblaba, me quedé aturdida, sintiendo todas sus emociones a flor de piel y en sus sentidas palabras— ¿Cómo está tu herida?—. Me separó de su cuerpo para ver con sus propios ojos; pero con mi ropa puesta no podía hacerlo aunque quiera, a no ser que tuviera mirada de Lacer, de él nada me sorprendería.
—Estoy bien, Nefilim. William me atendió —quería borrarle esa preocupación y el tremendo pesar que veía en su rostro—. ¿Cómo estás tú?
—A pesar de ser tú la que estás lastimada te preocupas por mí. Eres increíble.
—Siempre me preocuparé por tí.
—Lo sé, rockera—. Me abrazó de nuevo—. No volveré a dejarte sola cuando me necesites, ¡me comporté como una basura!
—No te llames así, no lo eres, estabas traumado, no fue tu intención.
—No defiendas lo indefendible. Debo cuidarte, sin importar lo que me pase tú tienes que ser primero.
Estaba siendo tan apasionado, expresaba cada palabra con tanto sentimiento. Me había preocupado tanto por él, estaba tan agradecida de que hubiera regresado a mí. En ese momento olvidé la aterradora experiencia que viví y luego, después de dormir en sus brazos, decidí no contarle nada. Lo único que me importaba era que había regresado y que durmió a mi lado. Toda pareja tiene problemas, unas más que otras, lo que no debe pasar es distanciarse demasiado, porque los malentendidos que no se arreglan, en casa o en la cama, pueden conllevar a la separación definitiva; si amas a tu pareja no puedes dejar que eso pase. Nos quedaban mucho por hablar para saber si realmente estábamos bien, pero preferimos guardar silencio y abrazarnos como única forma de comunicación. Mañana sería otro día. Quizás todo se viera diferente desde otra perspectiva. En este momento, de lo único que estaba segura, que para sentirme completa, lo único que necesito era tener a este demonio a mi lado.
El sueño me fue dominado y mis ojos se cerraron sin poder evitarlo. Me removí inquieta por culpa de una claridad molesta, que traspasaba mis párpados cerrados. Abrí los ojos y me sorprendió ver a Owen a mi lado, aún dormido. Sé que Nefilim y Owen son el mismo, pero era la primera vez que me acostaba con su forma de nefilim y amanecía con el humano, me pareció increíble y maravilloso. Lo observé sin repartos.
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Editado: 02.07.2022