Tras el suicidio de Camila, una adolescente de 16 años de edad, su familia y las personas del pueblo en el que vivía quedaron horrorizadas, no solo por la manera en que fue encontrada muerta, sino también por un libro que había dejado la misma dando a conocer los motivos de su suicidio. Aunque muchas personas lamentaban lo sucedido, otras solo criticaban a Camila por acabar con su vida, consideraban que merecía el infierno y aseguraban que esto era lo que le esperaba.
-No termino de entender porqué ha hecho esto… ¿Acaso no ha pensado en el dolor que le causaría a su madre y demás familia?
-Pues, no lo sé. Solo sé que está muy mal lo que hizo.
-Bueno tienes razón, debe estar ardiendo en el infierno. Jajaja!
-Jaja, disimula, estamos en casa de la difunta. Si te escucha alguien estarás en serio problemas.
-No es que me importe mucho, Camila no era una mala persona, siempre estaba para ayudar a los demás y era muy alegre. Pero por alguna extraña razón, no me caía bien… Es más, hasta me alegra que este muerta.
-No digas eso, pueden estar escuchándonos.
-Jajajajaja. ¿Esperas que deje de hablar por eso?
-Solo si quieres hacerlo.
-Bueno, pues te informo que no lo haré, espero que este ardiendo en el infierno.
-Tu actitud me asusta.
-Pues que bueno.
-Mamá, he tenido pesadillas nuevamente.- Dijo Camila mientras buscaba algo para tomar.
-Ah sí, ¿Qué soñaste esta vez?
-Pues, que estaba muerta de una manera horrible y todos estaban en mi funeral, las personas lamentaban lo sucedido, otras solo comentaban que era una desgraciada y merecía estar en el infierno.
-Cam, que horrible sueño.
-Pues yo pienso que ha sido de mis mejores pesadillas.
-Necesitas tratamiento psicológico.