La Orden De Los Ocultos

El desmayo.

Tres semanas pasan y me veo envuelta en una nube nebulosa de tiempo.
La rutina es la misma: despertarme, soportar las sonrisas extrañas de Cam, las platicas tontas sobre chicos con Lisa, Baltazar con su autoridad y luego esta Peter.

Peter el que no hace nada.

Me doy la vuelta en la cama, tratando de conciliar el sueño una vez mas en toda la noche. Tomo mi celular de la mesita junto a mi cama.
2:16 am.
Perfecto.
Me levanto enojada con el plan de un bocadillo nocturno.
Eso siempre ayuda.
Salgo de mi habitación hacia el pasillo y camino despacio tratando de no despertar a los demás.
Bajo escalón por escalón, hasta que escucho la voz fuerte y clara de Baltazar desde el primer piso, inconscientemente mi cabeza se inclino para observarlo mejor entre los barrotes del barandal.
Camina seguro de un lado a otro con el teléfono pegado a su oreja. Doy media vuelta lentamente, para regresar hacia la planta de arriba pero su voz detiene mi cuerpo.
"Si ella esta aquí"— dice Baltazar al teléfono.

¿Esta hablando de mi?

"No, no hemos tenido complicaciones" agrega el hombre y la curiosidad crece en mi solo en segundos.

"Si, Cameron y Peter se están haciendo cargo de ella" —añade de nuevo.

Sorprendida aprieto la madera del barandal de la escalera ocasionando un pequeño rechinido, el hombre deja de hablar solo para girar imperceptiblemente la cabeza buscando el sonido provocado por mi torpeza, entonces mi cuerpo reacciona primero que mi mente, escabulléndose cobardemente hacia la planta de arriba.
Caminó con paso rapido hacia el fondo de el pasillo en dirección a mi habitación mirando a cada instante sobre mi hombro en busca de la figura imponente de Baltazar, mientras trato de acompasar la respiración agitada por la adrenalina.

Hasta que mi cuerpo choca con alguien, y todo ocurre muy deprisa.
Antes de que llegue al suelo, alguien me toma por los brazos y me pega a su cuerpo.

Peter.

Levante la vista hacia su rostro débilmente iluminado por la luz del pasillo.
Su piel pálida hace un contraste con el cabello azabache junto con esos ojos esmeralda que lo hacen ver totalmente... sublime.
Su rostro angelical no me dice nada, pero sus ojos verdes dejan ver un montón de emociones que no llego a entender.
Por cierto, huele bien.
De repente, Peter me suelta como si su cuerpo que me había atrapado en el aire, hubieran actuado sin la aprobación de su cerebro.

—No deberías estar despierta —dice el.

Su voz suave suena fría, distante.

—No podía dormir —respondí sin dejar de verlo.

El suspiro para después mirarme con sus ojos esmeralda que no parecían ser de este mundo, haciéndome sentir un tirón extraño en el estomago y un vuelco en el corazón.
Su cuerpo giro un poco y cuando me di cuenta que se iba a ir, la necesidad de hablar con el me ganó.

—¿Escribes?—pregunte con rapidez.

El detuvo su andar. Y sus ojos nostálgicos me miraron ahora con curiosidad.

—¿Como lo sabes? —inquirió el, achicando los ojos.

— te he oído un par de veces, antes de dormir — confese, y los dos apartamos la mirada al mismo tiempo — Y-yo...— vacile nerviosa —creo que eres muy bueno —sus ojos subieron a los mios y mi corazón latió frenético —deberías mostrarlos alguna vez —añadi.

Sus ojos se desvían de los mios, parece perdido en sus pensamientos.

—No.—su voz me heló la piel.

Me estremeci retrocediendo un paso y el me observo con un brillo extraño en los ojos.
Volteo la cabeza hacia un lado casi como si estuviera avergonzado y se dirigió hacia la puerta de su habitación dando un portazo, dejandome sola en el pasillo.

¡Que amable!

—¡Buenas noches para ti también!—exclame molesta después de un rato.
Camine hacia mi habitación, azotando la puerta con violencia contagiada.

...

Ese mismo día en la mañana me levante tarde, un hueco había quedado en mi desde mi conversación con Peter, y ni hablar sobre lo que había dicho Baltazar al teléfono.
Simplemente estaba de mal humor.

Me dirigí hacia el comedor presintiendo obviamente que todos ya habían desayunado, como siempre.

Llegue sin decir una palabra.
Tome un cuenco que serví con cereales y me puse a comer tratando de no prestar atención a nada.
Hasta que me di cuenta que Peter no estaba.
Extrañamente me sentí mal.
Anduve hacia la escuela en el auto de Cam, me sorprendí al darme cuenta que no planeaba burlarse de mi. De hecho ni siquiera había tratado hablar conmigo, limitándose a verme solo cuando yo estaba distraída.
Tal vez mi cara lo decía todo.




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