La Orden de los Vigías

PARTE 13

Al leer el título en letras doradas sobre aquella cubierta negra, los ojos del viejo se dilataron al máximo:

            —¿De dónde...?

            —De la Morada— respondió Art, aún antes de que Janus terminara de formular la pregunta.

            —Este libro... es grandioso que lo hayas conseguido, es muy valioso.

            —¿Más valioso que Shakespeare?— preguntó Art ingenuamente.

            Janus rió de buena gana:

            —¡Mucho más importante!

            Carla tomó el libro en sus manos y leyó la tapa en voz alta:

            —“Enciclopedia Universal Abreviada”, ¿qué contiene?

            —Contiene el conocimiento perdido de nuestra civilización, nuestra historia, nuestra ciencia…— declaró Janus.

            —Sabía que te gustaría ese libro. En los tiempos de mi entrenamiento en la Hermandad de los Vigías, mis hermanos lo mencionaron muchas veces como algo muy importante que debía ser incluso reverenciado.

            —Y así es— confirmó Janus—. El texto de este libro no debe perderse nunca. Si no puede estar escrito, debe estar al menos en la memoria de todos los que quieran formar una nueva comunidad, una nueva sociedad.

            Art sonrió, orgulloso de haber seleccionado aquel libro de entre tantos otros.

            Janus lo abrió muy despacio, como si estuviera tocando algo sagrado, y al leer aquellas palabras, los ojos se le llenaron de lágrimas. Apretó el libro contra su pecho, cerró los ojos, y estuvo así un buen rato, como meditando. Art y Carla guardaron un respetuoso silencio. Cuando al fin Janus pareció volver al mundo real, Art anunció:

            —Tengo algo más. No sé si es de valor, pero una vez vi a uno de mis hermanos guardando uno de éstos con gran celo— dijo, entregando a Janus los papeles doblados que habían robado del cajón de la biblioteca—. Espero que tú puedas decirnos qué son.

            Janus los tomó entre sus manos y los desplegó con sumo cuidado. Al ver lo que los papeles contenían, abrió la boca incrédulo, y aunque intentó decir algo, nada se pudo entender de su balbuceo.

            —¿Te sientes bien Janus?

            —¿Qué si me siento bien me preguntas?— logró articular al fin el viejo—. ¡Por el cielo y la tierra! ¿Tienes idea de lo que contienen estos papeles?

            —No— dijo Art tímidamente—. Esperaba que tú los descifraras.

            Janus comenzó a reír y a reír sin parar.

            —Tal vez no debiste mostrárselo todo tan de golpe— comentó Carla al oído de Art.   

            —¡Oh Art! ¡Mi querido Art!— exclamó Janus—. Para no saber lo que hacías, lo hiciste muy bien.

            —¿Pero qué son esos papeles, Janus?

            —Son mapas— anunció Janus al fin.

            —¿Qué?

            —Estos papeles indican lugares. De esta manera, guiándote por ellos, no vagarás eternamente por el desierto. Esta— dijo Janus, señalando los mapas con vehemencia— es la clave para salir de este desierto, para ir más allá de lo que conoces. Esta es la clave para comenzar de nuevo, pero esta vez, haciendo las cosas bien.



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En el texto hay: historiacorta, postapocaliptico

Editado: 10.08.2018

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