La Orden De Ónofre - El Despertar

CAPITULO 15

Para la hora del almuerzo, Luna y Asli me esperaban en una mesa junto a Leo y Lenny, que recién los veo, y Rafael con el molesto de Jared.

Los chicos se pusieron a discutir sobre los planes para hacer luego de clases, algo de ir a la casa de campo o ir a la casa de alguno de ellos. Honestamente, no estaba prestando atención por dos simples razones.

La primera de todas, era que la noticia de que Salvador estuviera en este Instituto y los mensajes que me ha enviado no me dejan con tranquilidad.

Y la segunda, era que en estos momentos estaba viendo pasearse por una de las mesas, no sin antes mirarme con una pisca de veneno, para sentarse junto a Becca y el Evan, así se llamaba mi compañero en literatura.

El pedazo de comida que estaba masticando, se hace una bola difícil de tragar, al ver como Salvador le comenta algo a éstos, que luego se dan vuelta a mirarme los tres, para volver a hablar sobre algo que no puedo escuchar por la distancia.

Una mano pasa frente a mis ojos repetidas veces, hasta que logro fijarme en la responsable.

- ¿Estas bien Emma? – la cara de Luna me veía con preocupación – Estas como ida…

- Desanimada – aporta Lenny. - ¿Qué te pasa? – pregunta y se gira hacia donde vuelvo la mirada. Los demás imitan su gesto hacia la mesa donde está Salvador.

- No es nada – miento. – Solo me duele un poco la panza. Mejor voy a la enfermería – me excuso y me retiro.

Pasé el resto del almuerzo encerrada en un cubículo en el baño. La única manera de que no me encuentre. Le tenía pánico, peor que a las sombras.

La puerta del baño se abrió, y pude ver dos pares de pies caminando hacia el espejo. Instintivamente, subo los pies para que no puedan notar mi presencia e intento calmar mi respiración, para que no puedan oírla.

- ¿Viste la chica nueva? – pregunta una voz chillona.

- Si, realmente un monstruo. ¡Engañar a su amiga y encima después matarla! – escucho a otra con una fingida preocupación.

Las lágrimas estaban amenazando con salir. Estaba haciendo un gran esfuerzo para no respirar fuerte.

Aguanté lo más que pude, hasta que el timbre de clases sonó y las chicas abandonaron el lugar.

Me seco con el puño de mi campera unas lágrimas que habían empezado a salir y justo cuando salgo del baño, una mano me agarra fuerte del brazo, estrujándome en contra de la pared.

- ¿Te estabas escondiendo de mí? – pregunta entre dientes con un notable enfado

- Salvador, ¡suéltame! – pero él seguía apretando más fuerte – me estas lastimando – y las lágrimas que estuve aguantando todo este tiempo en el baño empezaron a caer desconsoladamente.

- Deja de llorar – me sacude nuevamente en contra de la pared amarrándome – No tienes el derecho de hacerlo – escupe con odio.

Yo solo lloraba, mirando para un costado, intentando zafarme de su agarre, pero él seguía apretando fuerte y sacudiéndome una y otra vez contra la pared

- ¿A dónde piensas que vas? No te vas a librar tan fácil de mí. Voy a encargarme que todo el mundo…

- ¿Pasa algo aquí? – Una voz seria, imponente se hace presente ante la escena, interrumpiendo el violento evento. Jamás había estado tan contenta de que apareciera Jared.

- Solo le preguntaba si estaba bien, se la ve un poco pálida – cambio la voz de demonio a una totalmente angelical. Él era el verdadero monstruo, no yo.

- Emma ¿Eso es verdad? – inquiere mirando a Salvador de mala manera.

-Si. Solo estoy descompuesta. Gracias – mi voz se quiebra. Jared intenta mirarme a los ojos, como intentando descubrir la verdad, pero yo solo esquivo la mirada de ambos.

- En ese caso, me quedo tranquilo. Nos vemos en el salón – nuevamente, con una voz totalmente falsa, actúa con normalidad.

Apenas se va, largo un suspiro de lamento que tenía guardando. Tenía terror. Si no hubiese llegado Jared, no sé lo que hubiese hecho conmigo.

Voy cayendo de rodillas al suelo, llorando silenciosamente, cuando Jared viene hacia mí y me abraza.

Sus brazos se sienten cálidos, siento que estoy protegida, segura. Que nadie puede hacerme nada estando en ellos. Es una sensación reconfortante, así que solo me aferro a él para seguir llorando.

Jared me guía hasta estar ambos en el piso, meciéndome, mientras me acariciaba el cabello para consolarme. Luego de unos minutos, me separo de él, con la cara empapada, buscando en uno de mis bolsillos un pañuelo.

- Te ensucie la campera de mocos – me quejo avergonzada.

- Eres una mocosa Emma – y me regala una sonrisa sincera, de esas que contagian. – No te rías que te ves fea – intenta levantarme el ánimo buscándome pelea.

Le pego un pequeño codazo en su costilla – Nos perdimos la clase. No nos van a dejar entrar – le hago una cara de disculpas.

- No pasa nada, de todos modos, es la última. Ven, vamos a mi auto, tengo un par de chucherías para comer mientras esperamos a los demás. – se levanta y me extiende su mano para ayudarme.

Le sigo hasta su auto y nos subimos a esperar a los demás, mientras escuchábamos música en silencio, mirando hacia fuera.



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En el texto hay: fantasia, misterio, romance

Editado: 30.01.2020

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