Las palabras de Asli se repetían una y otra vez en mi cabeza. Onofre era mi abuelo y fundó una… ¿Orden? No sabía bien de que se trataba esta, y a pesar de las ganas que tenía de preguntarles por más, un pequeño accidente nos hizo desviar la atención del tema y ocuparnos del percance llamado Jared.
Mientras Lenny conversaba con la colorada y conmigo, y Leo atendía a Rafel, quien de la nada, vuelve a tener su cabello; Jared sale corriendo a toda velocidad, y Luna lo siguió.
¿Cuál era el problema?
Bueno, exactamente que Luna se transformó nuevamente al momento en que Jared lo hizo y se perdieron por el bosque, y ambos estaban malheridos y no habían sido curados todavía.
Todos, incluida, nos adentramos entre la arboleda, separándonos para facilitar la búsqueda. Los demás parecían conocer bien el lugar, a diferencia mía, que estaba un tanto asustada. Soy mala en cuanto a orientación, en otras palabras, suelo perderme demasiado rápido; por lo que caminaba no solo prestando atención de donde pisaba, sino que también del camino que estaba recorriendo.
Un par de hojas secas y ramas caídas se escuchan a unos pocos centímetros de distancia. Dirijo la mirada hacia donde provenían estos ruidos, pero no había nadie. Sigo caminando, pero en menos de cinco pasos freno en seco. Una cosa gigante cae por arriba de los árboles, desplomándose en el piso.
Un grito de horror desgarra mi garganta al ver que se trataba de Luna, quien estaba gravemente lastimada, con heridas por todos sus brazos y moretones que rodeaban su cuello y tobillos.
Los chicos se hicieron presente apenas dejo de gritar, siendo Rafael quien la carga en sus brazos, llevándola en dirección a la casa.
– ¿Quién le hizo esto? – pregunto aterrada.
– Lo sabremos cuando nos cuente – Rafael sonaba muy preocupado, a la vez que parecía enojado.
– Encontramos a Jared – aparece Asli a mi lado – Leo necesita ayuda para moverlo, aún no se transformó, pero está inconsciente.
– Rafa – Lenny lo hace detener – Llévate a Emma junto. – y luego dirige su punto a mi – Me sentiré más segura sabiendo que estas a salvo con ellos. No sé lo que haya sido eso, pero puede que aún siga rondando por aquí.
Una vez todos dentro de la casa, dejando a Luna tendida en el sillón de la sala y a Jared en el piso de ésta, Leo comienza a poner sus manos por arriba del pecho de Luna, y cierra los ojos, como si estuviera buscando algo e intentando verlo. Unos segundos más tardes, su ceño se frunce.
–Algo no está bien – se dirige a nosotros. – Sea lo que fuera que los haya atacado, además de ser demasiado fuerte, no estaba solo.
– Había más – confirma Rafael. Leo mueve su cabeza, afirmando lo que éste había sentenciado.
– Entonces… ¿van a despertar, ¿verdad? – pregunta Asli con suma preocupación.
– Es mucha energía, no podré curarlos a los dos por completo. – y vuelve a posicionarse igual que con la rubia, sobre Jared. – No hay signos de amordazas, pero… – y sigue buscando con sus ojos cerrados sobre él – la energía es igual que la de Luna.
Se retira de él y nos ordena moverlos a distintas habitaciones.
– Es demasiado, debemos llamar a los adultos – Leo avisa, mientras toma el celular y sale de la casa para hacer unas llamadas.
– ¿A quien va a llamar? Quizá yo deba llamar a Beth, así pueda ayudarnos con Dante, aunque no sepa bien que hace él, estoy seguro que un par de manos más no nos vendrían mal.
– NO – Rafael sonó muy contundente. –Leo llamará a su padre y a Letty, ellos podrán ayudar.
– ¿Letty? – Era la primera vez que escuchaba de ella.
– La hermana mayor de los chicos – me explica Asli dando una sonrisa tímida.
– Pero igualmente – y esta vez giré hacia Rafael – necesito avisarle Beth que estamos aquí. Ninguno sabe cuánto tiempo puede llevar esto, fue Leo quien dijo que en un día no podría sanarlo – le recuerdo.
– Solo dile que nos quedaremos a comer aquí, no le des más detalles. Cuantas menos personas sepan de esto, mejor – Lenny apoya su mano sobre mi hombro.
– Pero mi madre no es cualquier persona, salvo que no confíen en ella, lo que significa que tampoco confíen en mi – comienzo a molestarme. No somos las malas aquí.
– Lo decimos por Dante – Rafael vuelve a hablar, poniéndose frente a mi – No confiamos en él.