La organizadora de bodas

3

Juro que no tengo idea de en que momento la hora de llegar cenó. Supongo que estaba demasiado enfrascada en mi trabajo que dejé que el tiempo corriera sin ser consciente de ello.

Siempre me pasaba,era una de las tantas cosas de las cuáles mi mamá y mi papá se quejaban a menudo. Para ellos era una adicta al trabajo que no sabía decir basta, ni decir no a las demás personas y no era capaz de apreciar los hermosos momentos que la vida me brindaba.

Era bueno ver que en algo coincidían.

Y por “los buenos momentos que la vida me brindaba” , ellos se referían a encontrar pareja, salir, sentar cabeza y organizar mi propia boda.

Ellos no entendían que yo estaba bien asi…por el momento.Tampoco era que me convertiría en monja. Era una mujer adulta , feliz, que disfutaba salir con hombres.

Me gustaba el ritual de la anticipación al día de la cita, los nervios previos, elegir un lugar al que ir, y el postre. Y por postre no me refería precisamente a comida.

Si mi cita se dignaba a besarme y marcaba en mi escala entre un 8 o 10 , lo invitaba a pasar a casa.

De eso no había duda alguna. Y solo lo había hecho un par de veces.

Ninguno se quedó demasiado tiempo.

Pero tampoco me arrepiento.

Había llegado a una etapa de mi vida en la que disfrutaba estar sola, sentarme en un café en mi propia compañía , con un buen libro y ser feliz asi.

No estaba desesperada, sabía como estar sola y sin embargo seguir pasándola bien.

Para mis padres, sin embargo, era una persona infeliz, que disfrazaba lo que sentía y que se excusaba con el trabajo. Antes decían lo mismo pero su argumento se centraba en  mis estudios.

Incluso Susan decidió emitir su opinión al respecto.Lo que hizo el asunto un poco más incómodo de lo que ya era.

Por que quien necesitaba a la nueva esposa de su papá, ergo mujer con la que engaño a su antigua esposa, jugando el papel de la madrastra perfecta?

Dejenme decirles…yo no.

No tenía nada en contra de ella, ese resentimiento ya había desaparecido y con el tiempo había sido capaz de ver lo buena mujer que era.

Si hacía feliz a mi padre, supongo que yo estaba bien con eso.

Y después de todo era la madre de Mia, sin ella , mi pequeña hermana no estaría aquí.

Y las cosas serían muy diferentes.

De eso no tenía duda alguna.

Lo que hacía las cosas más complicadas era que no sabía como hacer para decirle a mi papá y a Susan que estaba enamorada de su hijo, quien era de hecho … mi hermanastro.

Estaba segura de que si esas palabras salían de mi boca , me prohibirían la entrada a la casa o nos alejarían lo más posible el uno del otro.

Y mi madre tampoco lo aceptaría del todo. En especial porque sería la comidilla del pueblo.

No me mailinterpreten , amaba Millestown. Era un lugar perfecto para vivir, tranquilo, la gente era amable y nos conocíamos entre todos.

Y eso era lo malo por otro lado. Nos conocíamos entre todos. Y los secretos se sabían. De alguna manera sabía que mi madre sospechaba que algo pasaba entre Hunter y yo , pero lo ignoraba por mi bien y el de su salud mental.

Por suerte eso fue mucho tiempo atrás y había podido dejar esos sentimientos atrás. El hecho de que Hunter se mudara a Bekersheld ayudó y bastante , ya que no lo veo desde que armó las valijas y se fue.

Cuando mi estómago gruñó por tercera vez , metí un burrito que había sobrado de anoche en el microondas y destapé una botella de cerveza.

Una cena de campeones.Y como no podía ser de otra manera lo acompañaría con alguna serie cursi para matar el tiempo antes de irme a dormir.

                                                 …

A la mañana siguiente mi despertador sonó a las 6 de la mañana, dejándome poco margen de alegría matutina.

No era una persona que disfrutara de madrugar.

O por lo menos no tenía el mismo concepto de madrugar que el resto de las personas.

Mis mañanas comenzaban a las 9 no a las 6 pero hoy tenía una cita y debía estar lista.

Y lo mismo debía pasar con el lugar. Debía estar impecable, tanto mi cara como el aspecto del lugar determinaría si la novia se quedaba o se iba y realmente esperaba que Bailey se quedara ya que me caia bastante bien.

Podía notar que era una buena chica y por eso me esforcé tanto en planear hasta el último detalle su portfolio , quería que fuese feliz y amara cada detalle , tanto como ama a su novio y futuro esposo.

El timbre de la oficina sonó a las 10:55 y debo admitir que me gustó que hubiesen estado aquí antes de tiempo.

Me gustaba este tipo de personas, responsables y educadas.

Arreglé mi ropa y mi pelo y me acerqué a la puerta para abrirla.

Una morena de ojos azules , con un vestido rojo que daba envidia a cualquier mujer estaba parada frente a mí.Esto no era para nada lo que esperaba encontrar .

-Hola!-se acercó para abrazarme-Soy Bailey.

Era tan agradable en persona como por teléfono.Esto era un buen presagio.

-Hola! Yo soy Zara y soy la encargada de hacer realidad todos tus sueños. Puedes decirme “hada madrina” también.

-Lo tendré en cuenta-rió.

-Vienes sola?-pregunté al ver que no había indicio del novio.

-El príncipe azul viene en camino, está aparcando la carroza-agregó siguiendo el juego que había iniciado mencionando personajes de la “Cenicienta”.

-Bien será mejor que lo esperemos dentro.Pasa-la invité a seguirme con una mano.

Ella miró para atrás para asegurarse que su novio viniera detrás de ella.

-Ahí viene.

-Genial,yo entraré pero pueden encontrarme cruzando el pasillo-dije escuchando sonar el teléfono-Debo responder esa llamada.

-Claro , ve tranquila.

Ojalá hubiese corrido más rápido , porque cuando llegué al aparato, la persona que se encontraba del otro lado ya había colgado. Solo esperaba que no se tratara de una clienta.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.