La organizadora de bodas

5

En el confort que el silencio que vivía dentro de mi oficina pude pensar mejor lo que había sucedido.

No era tan difícil tampoco.

Algo típico.

Chico se va de su ciudad natal, estudia, consigue un buen trabajo, se enamora, y vuelve a sus orígenes para casarse con ella.

Pero aquí no se trataba de un chico común y corriente. Por lo menos no para mí.

Se trataba de Hunter. La persona que me había arrancado suspiros durante años, sin siquiera saberlo, o tal vez lo sabía y hacia de cuenta como si no para ahorrarme así el mal rato.

Bastante considerado de su parte.

El problema era que ahora sentía una sensación angustiante en mi pecho. Y no sabía como sacármela de encima.

Normalmente llamaba a mi madre para hacer que arreglara las cosas , pero no podía en esta ocasión. Me mataría si supiera que no había superado mi enamoramiento infantil por mi hermanastro.

Decidí que era una buena ocasión para llamar a Janice, mi querida compañera de secundaria y la única persona a la que le contaba todo sobre esto sin sentir vergüenza. La que además me alentaba a que fuera adelante con esta locura , sin importar las consecuencias.

Según ella “luego estaría ahí para recoger mis pedazos rotos”.

Y lo estuvo, por mi parte estaré eternamente agradecida por ello.

Tomé mi móvil y marqué su número.Estaba en el número 1 del marcador rápido, nos habíamos hecho la promesa de que nos tendríamos asi por casos de emergencia. Y para nosotras todo era una.

Un tono, dos tonos y al tercero escuché su alegre voz del otro lado.

-Buen día pajarito.

-Que te tiene tan feliz?-pregunté asombrada de su repentino buen humor.-Sabes que es casi medio día no?

-Para mi es la mañana aún, sobre todo por la noche que tuve.

-Quien tiene el placer de acompañarte hoy?

-Jason.

-Jason el artista sin talento?

-Ya sabes lo que dicen del arte, es subjetiva y la belleza está en los ojos de quien la mira.Además es bueno en otras cosas.Si sabes de lo que hablo.

-Se de lo que hablas y preferiría que te ahorres los detalles.

-Bien-resopló-Que ha hecho que llames?

-Adivina quien volvió?

No hizo falta que dijera nada más . Solo 3 palabras y ella entendió todo.

-El mismo.

-Y a que viene?

Un largo silencio inundó nuestra conversación.Uno bastante incómodo incluso para nosotras en el que intentaba buscar las palabras correctas para describir lo que sucedía.

-Se casará. Con alguien llamada Bailey.

-Cariño.

-Lo sé-dije enjuagándome una lágrima que se deslizaba por mi mejilla sin mi consentimiento.

-Y enterarte de esto en el día de tu cumpleaños? En serio? POR CIERTO, FELIZ CUMPLEAÑOS QUERIDA AMIGA, MEDIA NARANJA,SISTA FROM ANOTHER MISTA-gritó tan fuerte como pudo al punto que tuve que retirar el aparato de mi oído para evitar asi quedar sorda.

-Gracias. Saldremos a festejar?

-Pensé que no te gustaba festejar tu cumpleaños.

-Esta vez lo necesito. Creeme.

-Okay , déjame que me organize y podre idear un buen plan.

-No te preocupes, seguramente tenga que ir a casa de mi madre a cenar , asi que podremos salir mañana.Tienes tiempo más que suficiente para hacer algo.

-Si, mi capitán!-dijo antes de cortar.

 Miré mi teléfono luego de cortar con Jan y tenía decenas de mensajes de personas felicitándome por mi cumpleaños.

Y efectivamente tenía uno de mi madre.

-Barbacoa familiar para festejar a mi bebé- había puesto junto con una foto poco agradable de mí disfrazada de pollito.

Debieron tomar esa foto cuando tenía 1 año o menos.

Dejé el teléfono en el escritorio, rogando que no hubiese mandado ese mensaje a demasiadas personas.

No pude dejar el aparato de lado por mucho tiempo ya que segundos después volvió a sonar.

Un mensaje de un número desconocido.

-Feliz cumpleaños pollito!! Cada vez estas más cerca de los 30. Nos vemos esta noche. PD: Me alegró volver a verte.

Abrí la foto para ver de quien se trataba y mis sospechas se cumplieron al ver que se trataba de Hunter.

Genial tendría que soportar en mi cumpleaños a mi hermanastro y a su futura esposa hablar de sus planes de boda y de como yo los haría realidad. Nada podía ser mejor.

Decidí que lo mejor que podía hacer era dejar el trabajo de lado y tomar una siesta. Si iba a fingir que era feliz , debía hacerlo con un gran entusiasmo y eso requería demasiada energía,más de la que tenía en aquel momento.

Cinco horas después, luego de una siesta que se me fue de las manos desperté gracias al estruendoso sonido de mi alarma que hizo que cayera de bruces en el piso.

Vaya manera de despertar. Pero no podía dejar que eso me arruinara más esta noche. Decidí que era mejor ponerme manos a la obra y terminar con esto de una vez.

 

 

 

 

 

 

 

 

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.